Se caracterizan por no respetar los límites establecidos por los padres, intentar quitar la autoridad frente a los niños, manipular y criticar la crianza de los nietos. Se trata de los abuelos tóxicos y Es Mental conversó con dos trabajadoras sociales clínicas con la intención de saber cómo se pueden identificar y las repercusiones que sus acciones pueden tener en la salud física y emocional de los menores.
Aunque el término “tóxico” se utiliza erróneamente en estos días, la palabra en función de adjetivo describe a la persona que busca hacer daño directo o indirectamente a otros y entre las categorías de individuos tóxicos, existen los abuelos, de acuerdo con la trabajadora social clínica, Jenismarie Martínez Cabán.
Este tipo de abuelo tiene como particularidad el criticar constantemente la relación de los padres, pretender ser el centro de atención de sus nietos, controlarlos, jugar al papel de víctima, dar opiniones que pueden resultar negativas para la salud mental de los niños e incluso intentar complacerlos en todo.
“Muchos abuelos usan la frase: ‘Así te crié yo y funcionó’ y esto no es del todo cierto. Tenemos adultos con traumas y cuando se ausculta; viene de la niñez”, sostuvo.
La también trabajadora social clínica, Maritza Ocasio Vázquez, añadió que estas personas, asimismo, buscan ir por encima de instrucciones o límites establecidos por los padres y por esto surgen conflictos y disputas familiares.
“Por ejemplo, instrucciones como: ‘No le des refresco o trata de no darle dulce’ y como quiera los abuelos lo hacen. En el proceso de la crianza no todo es lineal, pero en este caso, hay consciencia de cuáles son las instrucciones, pero no respetan los límites establecidos”, explicó.
Sus acciones pueden tener efectos en la crianza, ya que aseguró que estos niños pueden desarrollar inseguridades y actitudes irrespetuosas, desafiantes y, en otros casos, las conductas de sus abuelos pueden lacerar su autoestima.
“Ese tipo de comentario de que estás muy gordito, comes mucho o no te pareces a este otro nieto. Ese tipo de comentario es negativo y hace que los niños vayan creciendo con una autoestima bien bajita”, sostuvo.
En relación con esto, Martínez Cabán apuntó a que puede vincularse a trastornos de la salud mental como problemas de la conducta alimentaria, social u otro.
“Un niño criado con límites en el hogar y un abuelo que sea permisivo y violente los límites, puede ocasionar trastornos de la salud mental e influir de forma negativa en el crecimiento del niño”, manifestó.
Ocasio Vázquez agregó por su parte que podría ser más destructivo si se trata de un niño entrando en la adolescencia.
“Cuando están entrando a la etapa de la adolescencia o preadolescencia ya el pensamiento es distinto. Tener esa crítica negativa de alguien que es importante, puede llevarlos a desarrollar trastornos alimenticios”, subrayó.
Ambas profesionales coincidieron en la importancia de detectar a tiempo las acciones y corregirlas.
“Mi mayor consejo es hablar del tema en familia y sobre todo buscar ayuda de un profesional de la conducta humana. No hay nada que no se pueda resolver en la vida, sobre todo teniendo los abuelos, quienes son una pieza importante en las familias. Muchos de ellos tienen una historia, un por qué se comportan de cierta forma, si nos damos a la tarea de escuchar, las cosas mejoran. Buscar ayuda e ir a terapia como familia es de valientes”, recomendó Ocasio Vázquez.
Por su parte, Ocasio Vázquez, señaló que también el abuelo debe tener las ganas de reconocer lo que está ocurriendo y querer hacer el cambio.
“Cuando el abuelo o abuela está consciente, ahí se puede trabajar. Para que puedan entender que su rol dentro de la crianza es diferente, que están para ayudar y educar, pero la mayor responsabilidad es de los padres y ellos deben respetar esas reglas del hogar”, reiteró.
“No es limitar a que los abuelos puedan participar de esa crianza, pero sí que tengan claro cuáles son sus límites, para que sean de apoyo en el proceso”, concluyó.