“Una agresión sexual de la que no se habla”. Así describió la psicóloga y terapeuta sexual Karen Vázquez Chévere a las agresiones sexuales ocurridas mientras la víctima duerme.

Vázquez Chévere subrayó que este tipo de agresión sexual, según su experiencia clínica, se da mayormente entre parejas formalizadas, ya sea por la religión o por la ley.

Mencionó que, aunque la sociedad le da mayor énfasis a los casos de violencia en los que la persona es agredida por un desconocido, en el hogar se han normalizado las violencias.

Mientras, la especialista en coordinación de programas de la organización Coordinadora de la Paz para la Mujer, Nereida Valentín Marquez, concordó con la experta al añadir que este tipo de agresión sexual tiene un “área gris” que impide que sea registrada de manera correcta. 

Explicó que, como este tipo de agresión sexual sucede mayormente en contextos de confianza, las personas, en su mayoría, no desean hacer una querella. 

Agregó que, como la querella es un acto necesario para recibir algunos servicios, validar el safety kit y registrar el acto como uno de agresión, de no hacerse, la violencia sexual no queda registrada. Apuntó que este es un problema que afecta las estadísticas de todo tipo de agresión sexual. 

Por esto, aunque aseguró la existencia de casos de este tipo de agresión sexual, señaló que se desconoce la frecuencia con la que sucede en Puerto Rico.  

Sin embargo, en un estudio realizado en Inglaterra reveló que el 51% de las participantes habían sido sobrevivientes de este tipo de agresión.

Mientras, Vázquez Chévere apuntó que las agresiones sexuales durante las horas de sueño de la persona agredida, según los pacientes que ha atendido, surgen mayormente durante los efectos de medicamentos psicotrópicos, fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central, específicamente usados en el campo de la salud mental.

En concordancia con lo establecido por la especialista, Valentín Marquez habló sobre su experiencia con algunas sobrevivientes a través del ente. 

Discutió un caso en particular en el que una mujer, luego de años consumiendo un medicamento que le daba sueño, descubrió que mientras ella estaba reposando bajo los efectos de este fármaco, su esposo la agredía sexualmente todas las noches. 

¿Por qué ocurren estos actos?

Según Valentín Marquez la incidencia de estos actos responde directamente a la falta de educación, y recordó que las relaciones no se pueden basar en poder y control. Explicó que estos aspectos facilitan crear interacciones patriarcales y de machismo. 

Alertó sobre la importancia de entender que, si la persona no tiene la capacidad para consentir, cualquier acto sexual realizado es considerado no consensual.

Mientras, Vázquez Chévere estableció que este tipo de patrones de violencia sexual son normalizados pues se entiende que, en lugar de una relación sexual consentida, se está teniendo sexo sin deseo por complacer a la pareja. 

“Tuvimos relaciones aunque no tenía deseo porque me están contando los días”, “Si no lo hacía se busca a otra”, “Si no lo hago se molesta y no me habla”, ejemplificó al discutir algunos casos de agresión sexual entre parejas.

A su vez, aprovechó para explicar que, aunque la persona esté dormida durante el acto, sufre de los mismos efectos psicológicos de cualquier víctima de agresión sexual.

Mientras, criticó el intento de algunos expertos de salud por intentar categorizar a las personas agredidas como personas que padecen de somnofilia, fenómeno que apunta a cuando la persona puede excitarse sexualmente y hasta obtener el orgasmo mientras duerme. Igualmente, se lamentó de casos en los que expertos clasifican a los agresores como personas con condiciones como la sexsomnia, condición en la que una persona tiene relaciones sexuales mientras duerme.

De hecho, en un caso jurídico en Suecia un hombre escapó de ser imputado por abusar sexualmente de su pareja durante sus horas de sueño porque la jueza aceptó a la sexsomnia como justificante.

Vázquez Chévere determinó que no se puede justificar un acto de agresión sexual ni a la violencia de género con otro aspecto que no sea al patrón de poder y control. Alertó que las personas no se deben refugiar en este diagnóstico para buscarle razón a estos actos.