La madurez emocional en los seres humanos tiene un vínculo directo con el constructo sociocultural, biológico y psicológico de cada individuo y cómo este afronta diversas situaciones, coincidieron los trabajadores sociales clínicos Luis Ibrahyn Casiano y Aracelis Ortiz Rodríguez.
Y aunque no se desarrolla exclusivamente en un género, Es Mental indagó sobre la madurez emocional del hombre y cuáles acciones podrían poner en manifiesto que ha logrado experimentar esto.
Según Casiano, por mucho tiempo se ha hablado de la madurez como un elemento que estrictamente se asocia a factores biológicos, pero los ambientes sociales y culturales tienen mucha importancia en el tema.
“Antes de decir que el hombre o la persona es madura cuando llega, por ejemplo, a los 20 o 40 años, tenemos que ver cómo ese ser humano ha tenido esa cercanía con su núcleo familiar en los primeros meses de vida, es sumamente significativo porque de ahí nace la confianza versus la desconfianza, que es un proceso importantísimo para crear autonomía o independencia en el individuo”, explicó.
De tal manera, cada etapa del desarrollo de los seres humanos tiene impacto en el nivel de madurez.
“A eso hay que sumarle también la situaciones o padecimientos que posea el individuo, que pueda limitar en los procesos de madurez, como situaciones cognitivas, discapacidades mentales o aspectos como la pobreza, que afectan ese desenvolvimiento en la autonomía del individuo”, aclaró.
Ortiz Rodríguez, por su parte, señaló que la madurez emocional pone en manifiesto el cómo se gestiona una eventualidad.
“Alcanzamos esa madurez cuando nos enfrentamos a la vida con una mejor gestión de las emociones, con conciencia plena y paz interior. La madurez emocional no tiene nada que ver con la edad. Una persona consigue su madurez emocional a través de las lecciones que aprende de las situaciones que vive, diría que no hay otra forma de madurar. Sin embargo, a diferencia de la madurez biológica que tiene sus edades, la madurez emocional no tiene una edad o momento de la vida para manifestarse, sino que depende de cada persona, ya que está influenciada por el contexto familiar, social, económico y psicológico”, sostuvo.
Añadió que, en la actualidad, la sociedad influye en la madurez del hombre, a través de valores morales o éticos, conceptos familiares, educación y hasta la imagen que cada uno forma de sí. “La maduración va en cada uno, en los propósitos, ambiciones, sueños, independencia, gustos y compresión que exista de parte de los seres humanos”, enfatizó.
Conductas que reflejan madurez emocional en un hombre
Según la trabajadora social clínica, el hombre maduro emocionalmente logra:
- Reconocer sus emociones. Son capaces de validar, expresar y gestionar sus sentimientos en el momento oportuno.
- Tener compromiso y responsabilidad y de esta forma tomar decisiones sabias e inteligentes.
- Comportarse de manera asertiva ante diferentes situaciones.
- Utilizar el tiempo para invertirlo en sentirse realizado o dedicarlo a trabajar activamente para trabajar sus metas.
- Definir bien sus valores, límites y sana autoestima.
- Abrirse a aprender y crecer, para así salir de su zona de confort.
- Ser compasivo y empático.
- Respetar y manejar disgustos o enfados.
- Resolver una situación a través de la comunicación y/o diálogo.
- Tener claro sus objetivos y metas, pues conoce lo que quieren y cómo lo quieren, de acuerdo con lo que ha aprendido de sus experiencias.
De igual forma, Casiano agregó que la madurez emocional, independientemente del género, se puede ver en aspectos como las relaciones familiares y/o de pareja.
“Dentro de una relación que ambas personas entiendan que no hay posesión. Que una relación es un acompañamiento desde la libertad del individuo en conjunto a la aspiración de una vida con el otro. Es un pacto que se da libremente entre dos personas. Cuando uno puede comprender que no hay posesividad y establecer relaciones con un criterio de libertad, ahí hay un punto de madurez”, dijo.
Dijo también que, en el plano familiar, laboral y de pareja, suceden muchas situaciones y la reacción a las emociones puede determinar el grado de madurez.
“Muchas veces tomamos determinaciones en momentos de enfado y eso no necesariamente es un grado de madurez o en el caso de la felicidad, que nos dejamos llevar por lo que representa la satisfacción y no podemos ser analíticos. Cuando podemos controlar más allá de lo que sentimos, entonces sí mostramos un grado amplio de madurez”, precisó.
Finalmente destacó que el entendimiento de la diversidad en los seres humanos, puede ser clave en el proceso. Especialmente, para que se fomente el diálogo, respeto y la empatía.
“Como trabajador social clínico he tenido la discusión con colegas en que las etapas de desarrollo se quedan en la academia, esto no lo estudia Juan, María o Pedro, no se enseña en las escuelas. Creo que, en cada espacio que podamos hacer visible las etapas de desarrollo, es importante, porque las personas no van a poder entender esas crisis de cada etapa ni cómo sobrepasarlas si no saben que existen”, concluyó.