La dermatitis atópica afecta significativamente la calidad de vida de los pacientes, tanto por sus implicaciones físicas, que incluyen el desarrollo de otras condiciones como alergias, picazón e insomnio, pero también por el impacto a la salud mental. 

De acuerdo con el dermatólogo, el doctor José González Chávez, la tasa de incidencia de la dermatitis atópica, una enfermedad crónica y autoinmune y con una severidad significativa por afectar el bienestar de quienes la padecen, sigue impactando, como mínimo, entre el 10 al 12 por ciento de la población de la la Isla.

No hay duda de que nosotros, en el mundo, estamos situados entre los países con más altas incidencias”, dijo en entrevista con Es Mental

Factores ambientales, como la exposición a diversos alérgenos y las altas temperaturas, amenazan el bienestar de las personas con dermatitis atópica.  

Estudios han sugerido que, en la población de niños, por ejemplo, 1 de cada 5 puede tener dermatitis atópica, tanto en su forma más leve como severa, dijo el especialista en alergia, asma e inmunología, el doctor Wilfredo Cosme Blanco

Explicó que para entender la dermatitis atópica hay que tener como comparación una pared con ladrillos separados. Es decir, una piel normal tiene una pared de ladrillos alineados, mientras un paciente con dermatitis atópica es lo contrario, y dado a esa “separación de ladrillos” pueden entrar y salir diversas alergias o infecciones en piel.  

Yo siempre digo que la dermatitis atópica es la puerta al desarrollo de otras condiciones alérgicas, como asma, alergias alimentarias y recientemente se añadió la esofagitis eosinofílica (una enfermedad crónica que involucra el estómago”, detalló el doctor Es Mental.

El alergista aseguró que ser paciente de dermatitis atópica en Puerto Rico es todo un reto, ya que no solo las consecuencias físicas y emocionales trastocan su diario vivir, sino que se le suma la falta de acceso a tratamiento y la escasez de especialistas.

En concordancia, González Chávez señaló que son los periodos de exacerbación la característica inherente del grado de severidad de esta enfermedad, pues es contrario a otras condiciones en las que las recaídas no son súbitas. 

“La dermatitis atópica se presenta de un día para otro. Hoy estás bien, mañana estás grave. Esas recaídas súbitas, lo que conocemos como tormenta atópica, es muy particular de la condición”, afirmó el dermatólogo. 

Y si las llamadas recaídas ocurren constantemente, también viene el impacto a la economía, la vida profesional, personal y la salud mental. 

González Chávez contó de un caso en el que uno de sus pacientes llegó a aislarse en su cuarto, por un tiempo prolongado, luego de sufrir acoso escolar por su condición. 

“Es una enfermedad que no solamente la padeces; la tienes que enseñar. No hay manera que puedas esconder una dermatitis atópica”, sostuvo. 

Sobre el impacto a la autoestima y otras situaciones salud emocional, que incluyen la aparición de pensamientos suicidas, la doctora Nelmit Tollinchi-Natali, psicóloga clínica del grupo profesional Psicólogas del Cuidado Primario, dijo que, por tratarse de una enfermedad crónica, un paciente puede experimentar diversos síntomas ligados a la salud emocional y desarrollar diagnósticos de salud mental. 

“Cuando hablamos de enfermedad crónica entendemos que es una enfermedad que probablemente no tiene cura. Esto trae consigo mucho estrés y pensamientos que llevan al estrés. La literatura nos dice que la dermatitis puede traer consigo síntomas asociados a la ansiedad, depresión, insomnio, rumiación de pensamientos y pensamientos suicidas”, contó la doctora Tollinchi-Natali. 

Además, puede afectar el ánimo, la concentración, procesamiento de la memoria, retención de información y el desempeño laboral y del día a día. 

En los niños puede haber problemas cuando se ven en el espejo y con esto autolesionarse”, agregó la psicóloga clínica.

Por su parte, la psicóloga Sheily Alverio Rivera reiteró la importancia de entender que hay condiciones a nivel físico que pueden impactar la parte mental del ser humano, como lo es la dermatitis atópica. 

“Especialmente condiciones cuyo tratamiento pueda ser a largo plazo o de por vida, como el caso de las condiciones de la piel. Es ahí en donde es fundamental ofrecer servicios psicológicos”, reiteró Alverio Rivera.

Para la paciente Lined Oquendo, a quien se le diagnosticó la condición en los primeros meses de su infancia y cuyos síntomas se intensificaron a partir de los 5 años, la incomodidad no solo ha sido físicamente. 

Al intenso dolor y picor que experimenta en zonas como los párpados, codos, los dedos y las piernas, se le sumó un golpe a su autoestima.

Las personas miran a uno diferente y creen que uno tiene una enfermedad contagiosa, cuando no es así. La dermatitis atópica impacta también la apariencia física, porque no es bonito ponerse un pantalón corto y tener la piel lacerada”, contó la joven de 29 años. 

La joven reconoce que, gracias al tratamiento y al aprendizaje de todos estos años, ha visto cómo su calidad de vida ha seguido mejorando. 

“A veces tenemos que ponernos en el lugar de otros y ser empáticos. A veces miramos a otros por tener algo diferente en su cuerpo y juzgamos, pero hay que pensar en la salud mental de esas personas”, compartió como mensaje de educación y empatía a los ciudadanos. 

La doctora Tollinchi-Natali recordó que la dermatitis puede detonar pensamientos pesimistas, como “esto nunca se me va a curar” o “esto nunca va acabar”, lo que agrava la tristeza, la frustración y la desesperación. 

“Ahí es que viene atado con pensamientos de hacerse daño o  pensamientos de acabar con el dolor físico, que genera también un dolor emocional”, puntualizó. 

Ambas profesionales coincidieron en la importancia de ver el tratamiento desde una mirada integral, que involucre la asistencia de profesionales de la salud mental. 

Es fundamental ofrecer los servicios psicológicos para que el paciente encuentre ambos beneficios: mi tratamiento y seguimiento médico, y el tener la oportunidad de hablar con un profesional de la salud mental sobre cómo me siento al respecto de mi condición de salud”, concluyó Alverio Rivera.

Finalmente, el doctor Cosme Blanco apuntó a que por tratarse un archipiélago con una tasa alta en la prevalencia de alergias, la limitación de acceso a especialistas es un factor que debe trabajarse con celeridad. 

Dijo que en Puerto Rico solo hay 20 alergistas para atender a la población.

De otra parte, el dermatólogo González Chávez explicó que en los últimos años han desarrollado diversos medicamentos para un tratamiento efectivo. 

Fue el 2017 cuando apareció en el mercado el primer medicamento que daba mejoría en cuestión de horas. 

Luego de estos años se fueron aprobando medicamentos para edades más tempranas, ahora mismo tenemos medicamentos para niños de seis meses en adelante”, detalló. 

Al momento existen sobre cinco medicamentos disponibles en el mercado, pero, según el doctor, se vislumbra muchas opciones más.