Desde el 2019 la sociedad puertorriqueña es testigo del recrudecimiento de la violencia hacia la mujer, los feminicidios y transfeminicidios, pero además, de la falta de seguimiento de los casos de desapariciones de niñas y mujeres, según el Análisis de la Emergencia de Violencia de Género, llevado a cabo esta semana en la Universidad Albizu y en el cual participó un panel de profesionales sobre el tema.
Y es que contrario a los datos oficiales del Negociado de la Policía de que se han registrado 13 feminicidios hasta octubre de este año, el Observatorio de Equidad de Género documenta este año 70 feminicidios y transfeminicidios, 17 más que para la misma fecha, entre ellos 14 casos íntimos, 9 indirectos, 45 bajo investigación y 2 familiares.
Según los datos comparativos, en el 2019 ocurrieron 43 casos de feminicidios y 15 desapariciones, en el 2020, 60 feminicidios y 16 desapariciones, mientras que en el 2021 fueron 53 feminicidios y el mismo número de reportes de desaparición. En este año suman 20 los perfiles de mujeres y jóvenes sin encontrar.
Según la doctora Irma Lugo Nazario, coordinadora del Observatorio de Equidad de Género, al hablar de violencia de género urge reconocer que no se trata de una exclusivamente, sino de diferentes manifestaciones que pueden tener como desenlace una muerte.
“Son diferentes manifestaciones de violencia, y según la analizamos, las respuestas tienen que ser diferentes. Es bien importante traerlo a la mesa, porque vemos cómo en muchas conversaciones se dice: ‘Pero en Puerto Rico mueren más hombres que mujeres’, y es cierto, pero el contexto en el que mueren los hombres es bien diferente en el que mueren las mujeres y, por lo tanto, la respuesta debe tener una mirada interdisciplinaria”, apuntó Lugo Nazario.
Por su parte, la profesora Janice Soliván Roig, directora ejecutiva de la Casa Juana Colón Apoyo y Orientación a la Mujer, Inc., relató las experiencias que viven las organizaciones que apoyan a víctimas y sobrevivientes tras agudizarse el trabajo que hacen por eventos de carácter económico, la Ley 7, los huracanes Irma y María, así como los terremotos que ocurrieron en el sur de la Isla.
“Han sido eventos en los que las organizaciones hemos tenido que duplicar esfuerzos para satisfacer necesidades y no solo de las participantes, sino también de las comunidades donde nos ubicamos. Para nosotras ha sido muy fuerte tener que atender temas atados a la seguridad alimentaria, apoyo legal relacionado a vivienda, acceso a educación, salud, empleo, entre otras situaciones”, detalló la Directora ejecutiva de la Casa Juana Colón Apoyo.
Y mientras se vive todo esto, la situación de violencia de género no disminuye, más bien aumenta hasta llevar a Puerto Rico a un estado de emergencia, dijo.
“La negación por años en reconocer que era necesario declarar un estado de emergencia y la negación de establecer de una carta circular que priorice una educación con perspectiva de género nos traen hoy a momentos difíciles a mujeres y organizaciones. Solo pensemos que de haberse puesto en práctica la carta circular en el 2008 o 2016 la niñez que está hoy en sexto grado hubiese sido impactada por siete años, los graduados de cuarto año en el 2021 por seis años, estoy convencida de que hubiésemos avanzado más de lo que tenemos ahora”, sostuvo.
Mencionó los retos que enfrentan las entidades que ayudan a las mujeres que viven la violencia de género, como lo son la invisibilización de estas organizaciones, que a su entender parecen estar fuera del radar de los municipios y el Estado, la agonía que experimentan al intentar solicitar subvenciones estatales y, además, la desconexión existente entre estas y la Oficina de la Procuradora de las Mujeres en Puerto Rico y la reciente creación de la Oficina de Cumplimiento del Comité PARE.
“El andamiaje burocrático para la canalización de servicios hace que se revictimice una y otra vez a la sobreviviente de violencia de género”, puntualizó.
La moderadora del panel, la doctora Migna Rivera García, presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico y directora del programa graduado de Consejería Psicológica de la universidad, comentó que la Universidad Albizu se ha unido a los esfuerzos del Mes contra la Violencia de Género o también llamado 25N con 16 días de activismo en el cual se crean actividades, conferencias y talleres para visibilizar la situación y centrarse en la intervención y análisis.
“Hemos estado trabajando con nuestros estudiantes el manejo de casos de violencia de género en la comunidad LGBTI+, el impacto de la violencia de género en tiempos de pandemia y trabajando con los agresores. También hemos trabajado con el acoso sexual y hostigamiento laboral’’, contó.
Dijo, también, que algunos de los y las practicantes de la universidad han colaborado con la Oficina de la Procuradora de las Mujeres.
Finalmente la licenciada Ileana Espada Martínez, oficial de cumplimiento del Comité PARE, recordó que, aunque falta camino por hacer, la Isla ha avanzado en diversos temas vinculados a erradicar la violencia hacia la mujer, como el reconocimiento ante la ley y/o tipificación de un feminicidio y transfeminicidio y que los procesos policiales y judiciales hoy tengan mejores resultados.