La cleptomanía o el robo patológico es un trastorno que, aunque poco estudiado, puede afectar la vida de quien lo padece, incluyendo sus relaciones personales.
Descrito en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 como un fracaso recurrente para resistir el impulso de robar objetos innecesarios, la cleptomanía está asociada a adicciones conductuales como las compras impulsivas o la adicción al trabajo.
Es Mental conversó con expertos en salud mental para conocer cómo se manifiesta este trastorno, sus efectos y cómo tratarlo.
En conversación con la doctora Wignie Torres, especialista en psicología, primordialmente diferenció lo que es la cleptomanía de lo que sería un robo común. En estos casos, las personas roban objetos de valor para algún tipo de ganancia o beneficio personal.
Sin embargo, al hablar de personas con cleptomanía se trata de un impulso incontrolable de robar algo que, por lo general, no cuenta con alguna ganancia secundaria, ni sacar algún valor monetario. Sino que lo roban para poder satisfacer el impulso que tienen de robar.
El diagnóstico de la cleptomanía se encuentra dentro de los conocidos como “trastornos de control de impulso”, que, por lo general, se caracterizan porque afectan la habilidad de las personas para regular sus emociones, conductas o impulsos.
Este trastorno puede manifestarse en los individuos que comienzan a experimentar una tensión que aumenta gradualmente el deseo de robar, y una vez, llega al extremo de no poder resistir el impulso, la persona toma el objeto y siente un alivio momentáneo. Luego, este alivio,de un momento a otro, se ve transformado en sentimientos de culpabilidad y vergüenza.
Precisamente por estos sentimientos, Torres explicó que, además de verse afectadas sus emociones, también se afectan sus relaciones.
Por su parte, la doctora Melanie Acevedo concordó al explicar que este trastorno envuelve una dificultad en poder resistir el impulso de tomar posesión de objetos.
Según Acevedo, con este trastorno la persona puede caer en un estigma y, en el día a día, vivir con vergüenza, en secreto, e incluso a buscar ayuda profesional por el temor a las consecuencias.
“También, pueden recaer en un ciclo, que pueden sentir la ansiedad antes del impulso, satisfacción durante el acto y remordimiento después de haberlo hecho”, explicó.
Acevedo reconoció que si este comportamiento comienza desde la niñez, puede hasta normalizarse. Sin embargo, dijo que esta acción debe ser detenida desde esos comienzos, aunque, como familiar, le dé vergüenza devolver el artículo o dar la cara.
En concordancia, la especialista en psicología, la licenciada Samarie López Burgos, indicó que el individuo que padece de cleptomanía muestra gran dificultad para generar un autocontrol tanto conductual como emocional.
Además, agregó que una de sus características observables es que actúan de forma espontánea, sin planificación y sin colaboración de terceros y en muchas ocasiones los artículos robados son devueltos secretamente, son escondidos o donados por el individuo.
“Estadísticamente dos tercios de las personas con este trastorno mental son mujeres. El mismo puede comenzar en la adolescencia o adultez temprana”, explicó López Burgos.
Según Torres, las personas que experimentan la cleptomanía están conscientes de las implicaciones morales y sociales del acto de robar. O sea que están conscientes de lo que pueden ser las consecuencias a nivel legal o personal tomar un objeto que no es suyo.
En el caso de las relaciones interpersonales, las personas con cleptomanía pueden llegar a experimentar culpa y vergüenza, pues no se atreven a decir que padecen de este trastorno.
Quienes experimentan este diagnóstico, que es mucho menos prevalente y, mucho menos conocido, tienen unas implicaciones morales distintas a alguien que, por ejemplo, presenta depresión. Por esto, por lo general, las personas que presentan la cleptomanía tienden a vivir en silencio, ya que sienten vergüenza de compartir a sus familiares dicho impulso, lo cual es una de las áreas más afectadas en sus relaciones.
Torres explicó que el tratamiento más utilizado es la terapia cognitivo conductual, puesto que se busca primordialmente identificar los pensamientos que ocurren al momento del impulso y las emociones que generan dichos pensamientos.
“Así que una persona con cleptomanía puede identificar ‘qué pensamientos están ocurriendo ahora en mi mente, que yo estoy sintiendo a la hora de robar, y por qué pensamientos yo puedo sustituirlo’”, ejemplificó.
Según Torres, además de la psicoterapia es importante que se considere el tratamiento psiquiátrico con farmacoterapia, pues existen unos tipos de trastornos dentro de lo que es la cleptomanía, unos relacionados con la ansiedad y otros con los trastornos obsesivos compulsivos.
Acevedo también mencionó que suele trabajarse con la psicoterapia, combinado con la farmacología e incluso grupos de apoyo.
En la terapia en específico, Acevedo explicó que puede ir dirigida a poder identificar esas creencias o comportamientos que puedan ser poco saludables, así como la inclusión de técnicas para ayudar a identificar los impulsos y tener control sobre ellos.
Entre tanto, López Burgos señaló que actualmente no existe el tratamiento ideal o único para tratar la cleptomanía. Sin embargo, se recomienda la combinación de un tratamiento farmacológico como a su vez de la psicoterapia.
Sostuvo que el enfoque principal en su tratamiento será brindar herramientas que le permitan controlar sus impulsos conductuales y emocionales paras así crear relaciones saludables dentro de su sociedad, y algunas técnicas utilizadas son:
- Técnica de desensibilización sistemática donde se le enseña al paciente a cómo controlar y manejar sus impulsos y relajarse durante circunstancias extremas.
- Desensibilización sistemática-Identificar creencias y conductas desadaptativas para así reemplazarlas por unas saludables.
Torres hizo hincapié en la importancia de que la persona reconozca lo que está sintiendo y qué sepa que existen tratamientos.
Asimismo, Acevedo hizo eco a las palabras de Torres al afirmar que el primer paso es sincerarse y reconocer que se están teniendo dichas conductas.
También, aconsejó buscar ayuda profesional y familiar, y que con ello, haya consistencia para poder eliminar esos impulsos.