El salario mínimo y las condiciones laborales en Puerto Rico han exacerbado la falta de mano de obra en ciertos sectores económicos, en especial, durante la pandemia del COVID-19.
A esta carencia se han sumado los incentivos económicos que el gobierno estatal y federal ha otorgado para atender las repercusiones económicas provocadas por la emergencia de salud.
Expertos entrevistados por Es Mental coincidieron en la necesidad de que haya un balance entre las necesidades de los patronos y de los empleados, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas, para evitar la escasez de mano de obra que afecta actualmente a la Isla.
Sin embargo, la desazón en torno al salario mínimo y las condiciones laborales en la Isla trascienden la pandemia. La última ocasión en la que se incrementó el salario mínimo fue de manera escalonada. Esto ocurrió del 2007 al 2009, y el aumento fue de $5.85 hasta llegar a $7.25. Recientemente se ha traído a la discusión la necesidad de evaluar un nuevo incremento.
Randiel J. Negrón Torres lo experimentó mientras trabajaba como mesero en un restaurante en Puerto Rico.
El estudiante de la Universidad de Oviedo en España, donde cursa una maestría en protección jurídica-social de personas y de colectivos vulnerables, vivió como mesero todo lo que escuchó a diario durante su bachillerato de relaciones laborales en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, debido a sus nulos derechos laborales.
“A las empresas se les exige poco a cambio de lo mucho que producimos las personas trabajadoras”, opinó Negrón Torres.
“El tema del salario está muy relacionado con la abolición de la esclavitud”, comparó.
Para la economista y presidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico, Alba J. Brugueras-Fabre, el salario mínimo se debe revisar para atender la falta de mano de obra.
La pandemia y la crisis económica han impactado particularmente los empleos relacionados con educación, oficina, servicios profesionales y bienes, explicó. Mientras, las industrias de manufactura, turismo, infraestructura y ventas al detal en Puerto Rico no tan solo se han mantenido estables, sino que crecerán.
Para ajustar el salario mínimo, a su juicio, es necesario atender a las pequeñas y medianas empresas.
“El salario mínimo en estos momentos se tiene que dar en el País, pero no se puede dar solo”, expresó. “Hemos estado viendo como las pequeñas y medianas empresas están siendo golpeadas durante este periodo de pandemia”.
El secretario del Departamento de Desarrollo Económico y de Comercio de Puerto Rico, Manolo Cidre Miranda, se expresó a favor de revisar el salario mínimo por sectores debido a que la capacidad de sostener la carga salarial variará según los recursos de la empresa. Este incremento se implementaría en conjunto con una reducción en el costo de vida.
El secretario advirtió que el aumento del salario mínimo redundaría en cerca de 70,000 empleos menos.
La psicóloga industrial, Wanda Izquierdo Valle, opinó que el sector laboral en Puerto Rico no tan solo debe revisar el salario mínimo, sino educar sobre la importancia de los trabajadores, promover una cultura de trabajo y fomentar el sentido de pertenencia.
La psicóloga industrial también destacó que se debe mejorar la comunicación entre el patrono y el empleado.
La tirantez entre los empleadores y los empleados durante este último año, ejemplificó, no aporta a revitalizar los sectores afectados durante la pandemia de COVID-19.
Esta situación ha surgido porque cada sector se encuentra en búsqueda de sus propios intereses, explicó.
“El que sea tu cumpleaños y recibas una felicitación, el que reconozcan tu trabajo son detalles que no deben faltar en una cultura organizacional”, ejemplificó la psicóloga industrial. “Todavía hay muchos patronos que solamente ven en sus empleados pura producción”, dijo.
Los estímulos económicos por la pandemia
La psicóloga industrial opinó que los estímulos económicos otorgados a los trabajadores durante la pandemia también han mermado la mano de obra en ciertos sectores laborales.
Estos incentivos sirvieron de colofón para que los padres y las madres cuidaran de sus niños durante el cierre de escuelas. Esto los ha mantenido cautivos en sus hogares.
El secretario del Departamento de Trabajo, Carlos Rivera Santiago, alertó acerca de la falta de empleados en Puerto Rico, no tan solo por los estímulos económicos del Departamento de Hacienda y del Servicio de Impuestos Internos (IRS por sus siglas en inglés), sino de la Asistencia de Desempleo Pandémico (PUA).
El secretario del Trabajo igual pronosticó que, una vez terminaran los estímulos económicos y el PUA en septiembre, las personas en búsqueda de empleo incrementarían.
La falta de mano de obra, advirtió, propiciará el cierre de pequeñas y medianas empresas.
Mirada desde el cooperativismo
El director del Instituto de Cooperativismo del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, Rubén Colón Morales, mencionó que una posible solución a este mal es incorporar a los empleados en la toma de decisiones e incrementar sus ganancias de acuerdo con las riquezas que acumulen colectivamente.
A diferencia del capitalismo, en el cooperativismo los empleados no reciben un sueldo, sino que se distribuyen las ganancias que genera la empresa durante una cierta cantidad de tiempo.
El cooperativismo no compra el trabajo, mencionó, lo aporta en búsqueda de un proyecto común.
Indicó que el modelo cooperativista se puede adaptar a cualquier modelo de emprendimiento.
“La falta de personas para trabajar en Puerto Rico tiene que ver con un modelo empresarial donde el trabajo es altamente explotador, que no tienen ningún tipo de participación en la empresa y los jefes se benefician de los resultados de las operaciones de las empresas”, puntualizó.