La supervisión es la clave para proteger el bienestar emocional de los menores en un momento prolongado de ocio, como el verano, dijo la licenciada en psicología Jocelyn Morell Casellas. 

La experta en salud mental escolar sostuvo que durante este periodo muchos cuidadores principales dejan a sus niños y niñas bajo el cuidado de un hermano o hermana mayor que sigue siendo menor de edad. 

“Los encargados van a  reconocer los síntomas de ansiedad, depresión, entre otros trastornos de salud mental con mayor facilidad”, advirtió.

Según la psicóloga del Departamento de Educación que, además tiene práctica privada, luego del huracán María, los temblores y la pandemia, aparte de quedar con lagunas académicas, muchos menores desarrollaron ansiedad social y depresión. Esto es por la ausencia de educación presencial y por la falta de planificación para evitar el deterioro de su bienestar emocional, afirmó. Otro factor de riesgo es el acceso a dispositivos electrónicos, agregó. 

En este marco, un estudio publicado por la una especialista en psiquiatría y neurociencia conductual, Khrista Boylan, encontró que el verano y la ausencia de rutinas diarias ponen en riesgo a la salud mental de los niños.

Sin la debida supervisión, detalle que se debe de tomar en cuenta para todo niño o niña menor de los 16 años, los menores se ven expuestos a cuentas falsas, adicciones a contenidos como la pornografía, pocas horas de sueño y a personas que buscan aprovecharse precisamente de menores a través de las redes sociales. Por este motivo, Morell Casellas dijo que es necesario recoger los dispositivos electrónicos, a las nueve o diez de la noche, y permitir que los menores descansen. 

Por su parte, la también licenciada en psicología, Jaclyn Pérez Traverso subrayó que la falta de higiene de sueño hace a los menores menos productivos durante el día y los hace más vulnerables a síntomas de trastornos de salud mental. Insistió en que el uso de estos dispositivos provoca una reducción de la interacción social presencial y genera adicción.

De manera similar a Morell Casellas, Pérez Traverso reafirmó que es necesario enseñarle a los jóvenes a descansar del uso de la tecnología. 

“No le hemos enseñado a nuestros niños a estar aburridos”, destacó al detallar que la importancia de los juegos al aire libre para el desarrollo de destrezas cognitivas y comunicativas. 

Asimismo, de acuerdo con su experiencia como profesional, Pérez Traverso comentó que la ansiedad y la depresión son otro problema común en los menores durante este periodo. Estos factores, específicamente en la adolescencia, suelen estar relacionados con los problemas hormonales, los pobres hábitos de alimentación y el escaso contacto presencial, comentó.

“No todo puede girar en torno de WhatsApp y las redes sociales.”, criticó al establecer que es crucial mantener a los menores en movimiento y activos. 

Pérez Traverso lamentó que, para los menores, hay muchas opciones de ocio para el verano, pero para los adolescentes no. Recomendó insertar a los jóvenes en programas como los recientemente generados por el Departamento de Salud como ProSalud. Igualmente señaló que el Departamento de Seguridad Pública tiene otro programa enfocado en el manejo de emergencias y desastres. También dijo que existen los programas de empleo de verano o involucrarlos con organizaciones sin fines de lucro que estén relacionadas a sus intereses.

En esta misma línea, invitó a los padres, madres y encargados a dedicar de su tiempo a descubrir y conocer los intereses de los adolescentes para saber qué actividades o destrezas pudiesen desarrollar durante el verano. Sugirió integrarlos en deportes, clases de manualidades, artesanías, u otras actividades que los motiven a salir de sus hogares y hacer actividades más constructivas. 

Morell Casellas también mencionó que, si un joven no va a estar reponiendo lagunas académicas, es ideal aprovechar el verano para reforzar sus capacidades y talentos a través de actividades como las anteriormente mencionadas. Expresó que estas son oportunidades para crear destrezas de trabajo en equipo y responsabilidad y, más que nada, evitar que se vea afectada la salud mental de los menores.

Apuntó a velar por la autoestima y salud mental de los menores que estén tomando cursos de verano. 

“Muchas veces se cae en castigarlos y hacerlos sentir mal”, indicó al comentar que, luego de estas clases, es esencial involucrarlo o involucrarla en actividades que lo o la hagan sentir bien, haciéndolo reforzar otros talentos y destrezas, donde puedan sobresalir y crear o mantener una autoestima saludable.

Mientras, Pérez Traverso apuntó que los cuidadores principales también tienen que recordar que son el ejemplo a seguir para los menores y que crear esos vínculos con ellos es esencial para los menores. 

“Un problema que veo siempre en mi práctica es que llevan a los menores a terapia y capacitaciones, pero no promueven las relaciones personales saludables”, se lamentó. 

En muchas instancias, los cuidadores les exigen a los niños y niñas limitar el uso del móvil, pero ellos mismos están constantemente bombardeados por estos estímulos. A veces los encargados no se dan cuenta de la importancia de escuchar atentamente, darle total atención al menor y mostrarle que ellos y ellas son su prioridad. En instancias como estas, la sensación de abandono en los niños puede ser enorme, alertó.

¿Cómo identificar si un menor está afectado emocionalmente? A esto Morell Casellas contestó que algunas señales de alerta son si es un joven está aislado, comiendo mucho o poco, no disfruta de las actividades que antes gozaba, y falta de contacto con sus amistades, entre otras conductas atípicas.

Resaltó que es importante aprovechar los momentos de cenas o comidas (en los que estén juntos) para hablar con los jóvenes, velar por quiénes son sus amistades y saber dónde y cómo están eligiendo pasar su tiempo.