Prestar atención a tus pensamientos y tu comunicación, puede ayudarte a mantener tus relaciones
El momento que vivimos está poniendo a prueba nuestras destrezas de comunicación y manejo de emociones. La falta de servicios esenciales o la incertidumbre acerca de su confiabilidad, sumado al estado en el que ha quedado buena parte del País tras el embate del huracán Fiona pueden provocar tristeza, frustración y coraje, entre otros sentimientos. Es preciso crear conciencia de cómo nos afecta todo lo que está pasando para proteger, no solamente la salud mental, sino las relaciones interpersonales con familiares, amigos y vecinos.
Profesionales de la salud mental entrevistadas coincidieron en que las complicaciones que ha traído el embate de Fiona desembocan en que muchos tengan su paciencia al límite.
“Hemos estado en supervivencia durante 5 años. Emocionalmente, estamos comprometidos”, indicó la psicóloga Marilyn Rodríguez González. Detalló que el impacto de la situación actual en cada persona no solamente depende de cuán directamente haya sido afectada, sino que la conciencia de uno mismo.
“Muchas personas siguen en estado de supervivencia. Pocos se detienen a preguntarse: ¿cómo me siento hoy?, ¿estoy siendo efectivo en mi comunicación?, ¿esta es la conducta que quiero tener? Volvemos tan automáticos que escala la ansiedad y el estrés”, apunta Rodríguez González.
Por su parte, Jomary Marrero Miranda, consejera en salud mental, dijo que los pensamientos catastróficos son otra tendencia en momentos de mucha tensión. Quien los tiene, anticipa todas las consecuencias negativas que podría tener determinado evento. Por ejemplo, alguien que va a abordar un avión puede pensar que lo van a secuestrar, que se va a estrellar o cualquier otro escenario desgraciado que realmente tiene posibilidades mínimas de ocurrir.
En otros casos, el pensamiento negativo impera y esto tiene como consecuencia cambios en el estado de ánimo que no contribuyen a la búsqueda de soluciones sino, por el contrario, desgastan y crean una especie de círculo vicioso en el que es muy cuesta arriba encontrar salida. Es en esta coyuntura que pueden ocurrir los choques en las relaciones con familiares, amistades o vecinos con mayor facilidad.
Para mantener tu bienestar y tus relaciones en medio de todo lo que está ocurriendo, Marrero hizo las siguientes recomendaciones:
- Emplea estrategias de afrontamiento – Estas son formas de manejar situaciones que demandan mucho esfuerzo y, puestas en marcha, te ayudan a sentirte mejor y a “mantener la calma dentro del caos”. Por ejemplo, llevar a cabo estiramientos, visualizaciones positivas, ejercicios de respiración profunda o ejercicio físico para distraerte y liberar endorfinas.
- Mantén la rutina– Dependiendo de la circunstancia esto puede ser complicado. Sin embargo, siempre hay cosas que puedes hacer para proteger algo de tu cotidianidad. Los horarios de comer y dormir, el tiempo dedicado al trabajo, un rato para hacer ejercicio o leer. Todo lo que contribuya a darte una sensación de bienestar y orden vale la pena mantenerlo integrado en tu día a día.
- Escuchar sin juzgar – Lo más fácil es hacer lo contrario, pero si en lugar de pasar juicio rápido sobre las opiniones o acciones de los demás le dedicas un momento a escuchar o a ponerte en su lugar, seguramente podrás ampliar tu perspectiva para evaluar elementos que no habías tomado en cuenta. Todos somos distintos y tenemos contextos y situaciones diferentes. Piensa en esto antes de valorar el punto de vista del otro.
- Mantén una comunicación asertiva – Se trata de hablar o escribir poniendo en práctica la introspección y el autocontrol. Cuando te comunicas con otra persona bajo el efecto del coraje o la irritabilidad muy probablemente el resultado no será el que deseas. Especialmente si deseas resolver un conflicto, debemos pensar en la manera de expresarnos. A menudo, sacamos conclusiones acerca del otro, pero es mejor tratar de ser empático. Usa oraciones completas, no asumas y escucha al otro. Además, exprésate con respeto.
- Cuida tus pensamientos – Cada pensamiento genera una emoción. Procura tener esto en cuenta y evalúa si mucho de tu tiempo está dedicado a la queja y el lamento. Claro que todos necesitamos desahogarnos y que sentirse frustrado es natural, pero mantenerte en ese estado demasiado tiempo simplemente no es productivo y te inmoviliza.