El colonialismo no solo afecta a los ciudadanos que permanecen en Puerto Rico, sino también a los que deciden emigrar en la búsqueda de mejores oportunidades y que, ante su realidad, viven una serie de situaciones que, en algún momento, pueden impactar su salud física y emocional.
Esta fue una de las conclusiones de un reciente estudio académico de psicología compartido por la doctora Cristalis Capielo Rosario, como parte del simposio Acercamientos y reflexiones hacia una psicología crítica de la Asociación de Psicología de Puerto Rico.
En la conferencia magistral Ejes de colonialidad y resistencias en Puerto Rico y sus diásporas, la profesora del Departamento de Consejería y Psicología de Universidad Estatal de Arizona compartió los hallazgos de investigaciones que apuntan a que la migración de puertorriqueños a los Estados Unidos y la forma en la que son segregados racial, política y económicamente son también consecuencia del colonialismo.
“Vemos que estos ejes de opresión no solo se quedan en Puerto Rico, nos siguen cuando venimos acá a los Estados Unidos […] Estas desigualdades se relacionan con un mayor riesgo de que se puedan sufrir mayores trastornos psiquiátricos, enfermedades cardiovasculares, respiratorias y diabetes”, sostuvo.
Agregó que “hay varios estudios que demuestran que la salud mental y física de los puertorriqueños, que viven en Estados Unidos, se compara con las desigualdades que enfrentan los afroamericanos que viven en Estados Unidos”.
Tras realizar su propia investigación sobre migración colonial y las vivencias postmigratorias, con participantes de Arizona y Florida, quienes nacieron en la Isla y en su adultez decidieron emigrar, la doctora descubrió nuevas dinámicas psicosociales por parte de psicológicos con el fin de promover una buena salud mental en estas comunidades y esfuerzos de justicia para los boricuas de la diáspora.
Además, la investigación reveló que existe una contradicción marcada sobre las expectativas que tenían los boricuas sobre el trato, igualitario y de base socioeconómica ante la relación de la Isla con Estados Unidos.
“Esta lógica de ver al colonizador como fuente de avance se ve en la migración y como entendemos nuestra ciudadanía estadounidense. Vemos que, aunque emigrar significa para los participantes una mejor calidad de vida y acceso a mejor economía, esta expectativa basada en la ciudadanía, no se cumple”, aseguró.
Dio como ejemplo el caso de una participante llamada Luisa, quien apuntó a lo difícil que fue encontrarse con una realidad muy diferente a lo que tenía como expectativa de lo que sería su vida al comenzar un nuevo capítulo de vida fuera de Puerto Rico.
“Fue muy duro, tuve que trabajar en el servicio de limpieza y descubrí que la mayoría eran latinas y puertorriqueñas. Creo que estar aquí es una esclavitud”, citó.
La doctora dijo también que otros participantes se expusieron a maltrato racial, cuyas experiencias provocaron entornos laborales y comunitarios hostiles para estos y sus familias.
Capielo Rosario clasificó esta situación como el racismo inesperado y la negación de las oportunidades, que pone en manifiesto cómo la colonialidad del “no ser” persigue a los boricuas que viven en Estados Unidos, y que provoca, de igual forma, que se cree una necesidad de demostrar constantemente que sí son y pertenecen.
“Algunos participantes, incluso, creían que los comportamientos y características culturales son las culpables del trato que tienen en los Estados Unidos”, dijo.
Finalmente, Capielo Rosario explicó que, otro eje de colonialidad, abarca la división que se crea entre los mismos boricuas y sus diferencias, lo cual provoca, incluso, rechazo entre ellos.
“Las personas de otras nacionalidades se apoyan, y entre puertorriqueños, contrariamente, existe rechazo. El participante Alberto comparte: ‘Veo que ocurre frecuentemente aquí, los puertorriqueños del trabajo, con mejor posición, me miran por encima del hombro’. Vemos cómo se lleva un conflicto al no querernos apoyar, creando nociones de inferioridad entre los puertorriqueños y fragmentación física y mental”, concluyó.
El simposio Acercamientos y reflexiones hacia una psicología crítica de la Asociación de Psicología de Puerto Rico reunió de forma virtual y simultáneamente a profesionales de la conducta humana tanto de la Isla, como Estados Unidos y algunos países de América Latina.