El proceso de transición de la escuela superior a la universidad conlleva cambios significativos en la vida de los jóvenes. En ocasiones, estos cambios pueden representar retos para completar el grado académico satisfactoriamente, así como suscitar emociones y preocupaciones que dificulten el proceso.
Expertos consultados por Es Mental recomiendan que los jóvenes lleguen informados a la universidad, donde se enfrentarán a una nueva realidad, cargada de cambios que van desde sus hábitos de organización, ya que no tendrán el mismo horario que en la escuela, hasta tener que cocinar o comprar su propia comida, en el caso de que vivan en algún hospedaje.
“Es importante decir que los primeros dos años en la universidad son vitales en cuestión de retención porque hay muchos factores que van a estar ocurriendo en ese periodo. Se espera que a nivel social y a nivel de organización, ellos (los jóvenes) sean más independientes. Hay ocasiones en las que esto no ocurre y ahí es que comienzan las dificultades porque tienen problemas organizando su horario, su alimentación”, aseguró Héctor Hernández, coordinador de práctica y facultativo del Programa de Psicología Escolar de la Universidad Carlos Albizu.
Los jóvenes se enfrentarán a responsabilidades nuevas, las que a su vez les generarán preocupaciones sobre su nueva vida. Entre estas se puede mencionar el autocuidado.
“Definitivamente hay cambios emocionales y preocupaciones de qué le depara con esa nueva experiencia que puede ser conflictiva y que requiere de una voluntad de organizarse, de cuáles son las necesidades y las demandas, para uno poder suplir las demandas que va a tener una vida distinta en un momento de mayor libertad”, coincidió Mabel López, presidenta del Colegio de Profesionales del Trabajo Social de Puerto Rico.
La experta añadió que hoy día se les dificulta aún más a los jóvenes enfrentar los nuevos retos por la crisis económica que se vive en Puerto Rico, lo que causa un sentimiento de incertidumbre ante lo que les espera luego de graduarse.
“Se debe establecer la realidad de una juventud que no sabe cuál es el futuro que le depara, la desesperanza de un país que no tiene ofrecimientos laborales después que se gradúan”, dijo López.
Recomendaciones para el estudiante
Ante una realidad que no puede evitarse, los estudiantes deben llegar a las universidades orientados e informados lo mayor posible sobre los procesos académicos, así como sobre su nuevo estilo de vida.
Acá algunas recomendaciones del psicólogo para que la transición sea menos dificultosa.
- “Que tengan la oportunidad de poder dialogar con otro universitario que lo oriente”, según Hernández, pero buscar a alguien que no le infunda miedo por el cambio, sino que le aconseje “como yo me organicé para que tú aprendas a organizarte”.
- Evitar las personas que le hablen al universitario sobre que la universidad es demasiado difícil, porque puede detonar el estrés y la ansiedad hasta alcanzar niveles no saludables. En cambio, apoyarse de persona que digan: “van a haber unas nuevas responsabilidades que requieren de ti una mayor organización, pero eso no quiere decir que no lo puedes hacer”, según Hernández, de modo que el universitario vea el asunto desde otra perspectiva.
- Antes de elegir una carrera, se debe llevar a cabo un proceso de introspección entre las áreas de interés y las áreas de fortaleza para minimizar que se dé baja o que cambie de concentración continuamente.
Entre estas recomendaciones, indicó el profesor, no se debe olvidar que los estudiantes de educación especial continuarán necesitando ayuda, por lo que se debe orientar sobre la rehabilitación vocacional o sobre cómo solicitar acomodo razonable.
“Hay que reconocer que hay unos acomodos que se pueden hacer en el ambiente universitario para que ese adolescente, que tenga X o Y condición, pueda culminar su carrera universitaria”, enfatizó.
Recomendaciones a los padres
El rol de los padres en que los jóvenes puedan enfrentar la universidad con las mejores herramientas a la mano, es esencial, según Hernández y López.
“Hay estudiantes que desde bien jovencitos están bien definidos, pero hay otros que no, por lo que los padres deben tener conversaciones profundas con ellos para poderlos orientar, y si yo no tengo las herramientas como orientador o padre, pues debo buscar los servicios antes de que el joven entre al ambiente universitario para que esté seguro de qué es lo que va hacer y qué es lo que quiere”, aseguró el psicólogo.
Además de hablar sobre el tema a cabalidad, los padres deben identificar cuán preparado está el hijo para entrar la universidad. Este proceso debe comenzar desde el inicio de la escuela superior para asegurarse que tienen el tiempo suficiente de que los jóvenes asimilen que vendrán cambios y que se debe actuar ante ellos.
“Ese proceso, si tú lo haces con tiempo, va a hacer uno menos duro porque entonces tú le planteas al adolescente distintas posibilidades. En ese proceso el joven comienza a apodarse de su destino, de su futuro y a nivel familiar comienzan a tomarse unas decisiones porque también el padre y la madre tienen que ayudar económicamente. Ese análisis debe surgir desde el comienzo de la escuela superior”, recomendó Hernández.
Durante ese tiempo, se pueden realizar actividades como visitar el campus de preferencia con el hijo para que este se sienta mejor orientado respecto a la organización de estructuras.
Sin embargo, el proceso no es tan sencillo para todas las familias. López aconsejó que antes de llegar a conclusiones sobre si un padre cumplió o no con preparar a su hijo para la universidad, se debe mirar la cultura familiar y cuál es el significado de la educación para esa familia. En ocasiones, según ejemplificó, se dan situaciones fuera de control, como que muchas familias necesitan que los hijos recién graduados de escuela superior se vayan a trabajar a tiempo completo para ayudar económicamente en un momento de crisis. De ahí que no todos los estudiantes cuenten con las mismas circunstancias para lograr sus metas.
“No todos pueden hacerlo solos y solas, por lo que es bien importante el sistema de apoyo, y la universidad, la consejería, el trabajo social, la psicología tienen formas de apoyar a esta población universitaria para enfrentar esta nueva vida”, puntualizó la trabajadora social.
Ayuda de las universidades
La mayoría de las universidades reconocen que la transición de escuela a la educación superior puede ser un proceso complejo y, por ello, ofrecen servicios de orientación a los estudiantes de nuevo ingreso para asegurarse que el proceso sea más informado, según los dos expertos que se desempeñan como profesores en distintas universidades.
“Las universidades están muy alertas porque intentan retener al estudiantado. Hay unos ofrecimientos de apoyo al estudiante que se dan durante los primeros años que trabajan temas como hábitos de estudio, el poder evaluar la selección de carrera, entre otros”, mencionó López.
Durante estos programas de intervención, las universidades buscan atender la inseguridad de los estudiantes ofreciendo consejería, trabajo social, intervenciones psicológicas, entre muchos otros.
“Es bien importante que la persona se dé la oportunidad (de recibir servicios de orientación para estudiantes de nuevo ingreso), para que tú tengas una impresión menos dura porque la universidades tienen una estructura muy diferente a las escuelas”, coincidió Hernández, quien aseguró que se trata de un proceso en que la persona va acostumbrándose a nuevos estilos de vida, pero que como todo cambio, trae resistencia y dificultades sin no se preparan con anticipación.
La mayoría de las universidades en la Isla cuentan con programas de orientación previos o cónsonos a la entrada de los estudiantes de nuevo ingreso. Para más información pueden visitar el portal cibernético de la institución de interés, como la Universidad de Puerto Rico con sus distintos recintos, la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Universidad del Sagrado Corazón, Universidad Ana G. Méndez, Universidad Carlos Albizu, entre otras.