La educación sexual debe ser atendida desde la temprana infancia. A medida que los hijos crecen, los temas de sexualidad cambian. Cada etapa de desarrollo implica una conversación distinta. Por eso, la educación sexual no debe ser vista como una sola conversación que se tiene durante la adolescencia, sino como una serie de conversaciones. Es importante estar preparados para sostener distintas conversaciones con los hijos desde la infancia hasta la juventud, según la etapa de desarrollo en la que se encuentren.
A veces se piensa que la educación sexual se trata mayormente de prevención de embarazos no planificados e infecciones de transmisión sexual. Sin embargo, esta abarca muchos más temas, como, por ejemplo, la intimidad, la privacidad, el consentimiento, los límites, los afectos y el apego. La educación sexual en todas las etapas de la vida no solo ayuda a prevenir embarazos no planificados e infecciones de transmisión sexual, también ayuda a disminuir el riesgo de que un hijo o hija sean víctimas potenciales de agresión sexual.
Organizaciones del tercer sector en conjunto con la Universidad Albizu han unido sus conocimientos y experiencias para implementar un proyecto de educación en salud que busca atender este reto, promover la salud óptima y reducir los embarazos y las infecciones de transmisión sexual entre adolescentes y jóvenes. El proyecto se conoce como Puerto Rico en Óptima Salud (PROSa) y está enfocado en ofrecer servicios en comunidades donde se han identificado mayores necesidades y disparidades en los pueblos de Canóvanas, Loíza, Morovis y Orocovis.

A continuación, compartimos algunas herramientas desarrolladas por PROSa para mejorar el diálogo sobre sexualidad entre padres, madres o cuidadores con sus hijos e hijas adolescentes.
- Aproveche momentos claves para dialogar sobre el tema. Cuando experimentan cambios físicos, cuando ocurre alguna situación en la escuela o comunidad, cuando comparten viendo películas, series, noticias, escuchando música, noticias de interés, entre otros momentos. Haga preguntas como: ¿qué opinas de lo sucedido?, ¿cuáles podían ser otras formas en la que se pudo reaccionar o actuar?, ¿cómo fueron los roles de género en la situación?, ¿se reconocieron las emociones en la situación?, ¿cuál fue el efecto de las decisiones tomadas?
- Considere el punto de vista del joven. Valide, pregunte y escuche la postura de sus hijos/as, aunque sean diametralmente opuestas a las suyas. Aprender a tener criterio propio es importante sin olvidar la responsabilidad de esos actos, y a su vez aprender a diferir sin ofender o atacar a quien trae el punto de vista diferente es una destreza de vida importante. Con su ejemplo de escuchar activamente y validar lo diferente, estará enseñando a través de su ejemplo más allá de la palabra.
- Pregúntele qué conoce del tema. Esto es importante mientras menor edad tiene el joven. De esta manera ofrecemos información de acuerdo con la edad y al conocimiento previo que tenga. Además, ayuda a corroborar si se está hablando o entendiendo lo mismo del tema. Por ejemplo, puede haber diferencias entre lo que implica para un joven y un adulto estar activo/a sexualmente.
- Reconozca que no tendrá todas las respuestas. No invente lo que no sabe. Si le miente a su hijo, es probable que se de cuenta y podría afectar su confianza. Sea honesto/a si no conoce en detalle de un tema particular y motive al joven a que juntos/as identifiquen recursos confiables que puedan ayudarles a encontrar respuestas certeras, actualizadas y libres de prejuicios.
- Explique más allá de los hechos. Es importante compartir los hechos, pero también es de gran importancia ayudar a sus hijos/as a reflexionar sobre las situaciones. Puede hacerlo con estas preguntas: ¿Cuáles son los efectos emocionales o psicológicos de algunas decisiones sexuales? ¿Dónde puede acudir a buscar servicios y más información? ¿Cómo pensamos o nos sentimos si fuéramos las partes involucradas de la situación?
- Practique la confidencialidad. Cuide con quién comparte la información, dudas o preguntas que le dice su hijo/a. Si comenta abiertamente las dudas o inquietudes de su hijo/a y este se entera, cortará la comunicación, confianza y credibilidad.
- Identifique lugares que ofrezcan servicios educativos en sexualidad. Esto le ayudará a complementar el tema y que sus hijos/as puedan recurrir a otras fuentes de información. De esta forma, las respuestas que no tenga y servicios adicionales pueden ser canalizados por dichas fuentes.
- Agradezca a sus hijos/as la oportunidad de hablar del tema juntos. Aunque sea una conversación simple o corta que tenga con su hijo/a, agradezca que tuvo la confianza para dialogarlo. Dígale que estará disponible para conversaciones futuras.
Lista de cotejo: temas a dialogar proactivamente con sus hijos
- Qué esperar y cómo enfrentarse a los cambios de la pubertad (incluyendo la menstruación y los sueños mojados)
- Información básica sobre la reproducción, el embarazo y el parto
- Riesgos asociados con la actividad sexual (embarazo, enfermedades transmitidas sexualmente)
- Información básica sobre métodos anticonceptivos y su acceso
- La masturbación como un asunto común, no está asociada con problemas a largo plazo, pero que debe hacerse en privado
Las investigaciones han demostrado que cuando los padres, madres y/o encargados proveen a sus adolescentes educación sexual adecuada redunda en múltiples beneficios. Aquí algunos de estos beneficios:
- Reduce las agresiones sexuales.
- Se respetan los acuerdos y el consentimiento.
- Toma de decisiones planificadas sobre reproducción.
- Mayor disfrute de la sexualidad.
- Mayor probabilidad de tener hijos/as saludables al nacer.
- Se fortalecen destrezas en la toma de decisiones.
- Acceso a servicios de prevención y tratamiento.
- Reducción de riesgo de enfermedades de transmisión sexual.
Las organizaciones participantes de PROSa son Universidad Albizu, Centros Sor Isolina Ferré, Inc., Oficina para la Promoción y el Desarrollo Humano, Inc. y Urban Strategies, LLC. Para más información, pueden acceder a su página de Instagram: @adoles.ciencia. Exhortamos a los padres, madres y encargados a poner en práctica estas recomendaciones.
*La autora es educadora sexual certificada del proyecto Puerto Rico en Óptima Salud (PROSa).