Permitirle a los niños ver televisión o usar dispositivos electrónicos antes de dormir puede impactar sus hábitos de sueño, entre otras múltiples consecuencias, coincidieron expertos entrevistados por Es Mental.

La luz que emiten estos aparatos emula la luz del sol, lo que puede afectar la producción de melatonina, según explicó la psicóloga escolar María Bravo Saavedra.

La melatonina es la hormona que regula los ciclos de vigilia y sueño. Cuando disminuye la producción de melatonina, los patrones del sueño pueden verse afectados. De esto suceder,  disminuyen las horas necesarias para dormir, que para los niños y adolescentes deben ser mínimo 8 horas de sueño, explicó.

Como consecuencia de tener malos hábitos de sueño, se afectan áreas relacionadas a la regulación emocional, la atención, la concentración y la adquisición del aprendizaje, entre otros aspectos esenciales para la vida de los seres humanos. 

Esto se debe al contenido de excitación y la supresión de la melatonina endógena de la luz azul emitida por el monitor, de acuerdo a la Asociación Americana de Pediatría (APP). Cantidades más largas de visualización diaria de televisión en niños de 3 a 5 años también se relaciona a menor capacidad de crianza de parte de los progenitores, dice además la APP.

Durante las horas de sueño el cerebro clasifica y almacena información, y ayuda a procesos químicos y neurológicos para un buen desenvolvimiento a nivel cognitivo, dijo por su parte el psicólogo escolar Héctor Hernández Loubriel. Precisó que para lograr un descanso efectivo es importante reforzar la rutina al momento de dormir de nuestros niños. 

A consecuencia de estar viendo un programa de televisión o un juego electrónico, el menor se mantiene activo y con altos niveles de estrés, lo que pudiese deteriorar el proceso de relajamiento necesario para descansar a profundidad. 

Sin embargo, el contenido de lo visto también puede impactar las horas de descanso del menor. Por ejemplo, un programa que muestre mucha violencia puede poner al cerebro en un estado de defensa durante estas horas, lo que afectará el periodo de sueño y complicará el reposo.

Según la APP, el tiempo de pantalla, particularmente en la tarde, se asocia con varios problemas del sueño, incluyendo retrasos en la hora de dormir y la duración del sueño más corta

Por su parte, la Academia Americana de la Medicina del Sueño (AASM) reportó que los bebés entre los 7 a 36 meses de edad que ven televisión como parte de su rutina antes de dormir pueden presentar problemas de atención y conducta agresiva seis meses después. Este estudio tuvo una muestra de 405 madres, y sus bebés; 206 infantes de 7 a 18 meses y 199, de 18 a 36 meses.

Todos los niños incluidos en la investigación tenían un problema de sueño descrito como pequeño o grave, identificado por la madre. Las consecuencias incluyeron despertarse más de tres veces en la noche, despertar durante más de 60 minutos por noche o tener una duración total diaria de sueño de menos de nueve horas.

Ambos expertos coincidieron en que la rutina de ver televisión todas las noches antes de dormir también puede tener un impacto en el desarrollo del menor. 

Por un lado, Hernández Loubriel dijo que una mala rutina de sueño puede afectar en todos los aspectos a un niño, desde su desempeño académico, su estado anímico y su conducta. Los problemas de sueño se asocian con dificultad para pensar, razonar y realizar tareas habituales. Especificó que el impacto podría variar dependiendo la edad, pues se espera que los niños más pequeños, o con condiciones de salud particulares, necesiten un mayor periodo de tiempo de descanso para recuperarse y mejorar su rendimiento en el día a día.

Mientras, Bravo Saavedra explicó que, durante las horas de sueño, ocurren procesos importantes que permiten al cuerpo y a la mente funcionar de manera adecuada diariamente. Apuntó a diferentes investigaciones en las que se ha establecido que el dormir es importante para procesos relacionados al desarrollo físico y de la consolidación de la información aprendida en la memoria. 

Apuntó que los niños de 6 años en adelante diariamente deben hacer un balance entre el tiempo que pasan en actividades recreativas como ver televisión y aquellas actividades productivas como practicar algún deporte, estudiar, entre otros, según la AAP. Mientras, aquellos menores de 6 años no deben pasar más de una hora diaria viendo televisión. 

Hernández Loubriel señaló que la clave está en desarrollar una rutina diaria donde se establezcan periodos saludables para ver televisión, jugar electrónicos, comer, hacer tareas y aseo. Con la integración de esta rutina, se le enseña al menor a desarrollar un balance adecuado para vivir un estilo de vida saludable.

Señales de alerta y límites 

Según Bravo Saavedra, los padres o cuidadores deben estar pendientes a cambios drásticos en el comportamiento de los menores, en sus relaciones sociales y familiares, además de en su rendimiento y ejecución académica. 

Recordó la importancia de observar cambios en los intereses de los menores que provoquen cambios de rutina o un mayor interés en los aparatos electrónicos, por ejemplo, dejar de realizar actividades que le gustaban por preferir quedarse viendo televisión o pasando tiempo en otros dispositivos. 

Asimismo, subrayó que los padres deben de estar pendientes a que el contenido sea apropiado para la etapa de desarrollo del menor. De no ser el material adecuado, pueden surgir pesadillas que afecten el patrón de dormir o dificultades emocionales, lo que a la vez impacta el procesamiento adecuado de la información.

Hernández Loubriel destacó que algunas señales de alerta son conductas asociadas a rabietas, actividad excesiva o “tantrum”. Sin embargo, comentó que estos comportamientos pueden depender de la edad. “Si el niño al momento de levantarse en la mañana presenta demasiada dificultad para levantarse, y se observa muy soñoliento y malhumorado, es probable que requiera un mayor periodo de descanso para recuperarse”, sugirió.

¿Cómo cambiar una rutina de horas de pantalla ya establecida?

La rutina de pantalla puede ser sustituida por un diálogo asertivo entre los menores y los padres o cuidadores sobre los eventos importantes o preocupaciones que se puedan tener, de acuerdo con Bravo Saavedra. Este momento incrementa el diálogo y la comunicación entre los menores y los padres o cuidadores.

La experta comentó que se puede aprovechar el tiempo para dialogar sobre los aspectos importantes que ocurrieron durante el día o para jugar un juego de mesa u otra actividad que también incrementa el tiempo en familia. Los padres pueden sustituir el televisor por leer un cuento, ejemplificó Hernández Loubriel. 

Sin embargo, opinó que para los adolescentes, hay que ser mucho más creativos en cuanto a qué actividades se debe introducir al momento de la rutina de sueño. Propuso fomentar una rutina de autocuidado que ayude a relajarse antes del periodo de sueño.