El Parkinson es una condición neurodegenerativa donde hay una degradación progresiva en el cerebro, particularmente en áreas relacionadas al movimiento y, aunque no hay cura, es importante reconocer las señales y obtener un diagnóstico certero para poder acceder a tratamientos que mejoren la calidad de vida de los pacientes.
La condición afecta mayormente a varones mayores de 50 años, pero también afecta a pacientes jóvenes, y en Puerto Rico hay unos 25,000 pacientes que padecen la enfermedad, según estima la organización Ciencia Puerto Rico.
El Parkinson es una pérdida de las células encargadas de producir dopamina, que implica una reducción en la producción de este neurotransmisor, debilitando diversas partes del cerebro y afectando la interconectividad entre ellas, explicó a Es Mental el neurólogo Juan Cuevas Torres.
Expresó que las personas con esta enfermedad tienden a caminar con la postura hacia al frente para no perder balance, el hablar a menudo se convierte en una comunicación de un solo tono, sufren de problemas de presión, estreñimiento, retención o exceso de orina, y trastorno de conducta de movimiento ocular rápido (conocido también como REM), entre otros problemas de salud.
Atentos a las señales del Parkinson
Algunas de las señales más características del Parkinson son los temblores, específicamente en las extremidades, como manos, brazos, y piernas. También, puede resultar en rigidez corporal o en los músculos, aspecto que le causa mucho dolor a los pacientes, según el neuropsicólogo Héctor M. Gómez Martínez. El experto aclaró que este tipo de síntoma también puede ser provocado por un medicamento antipsicótico y suele ser confundido con la enfermedad, fenómeno conocido como “parkinsonismo”. Sin embargo, contrario al Parkinson, en estos casos los temblores cesan una vez se detiene el uso del medicamento.
Indicó que el Parkinson también puede provocar el movimiento lento de las extremidades.
Por su parte, el psiquiatra Víctor Lladó Díaz, sostuvo que, a pesar de que el Parkinson es mayormente conocido como una condición presente en personas mayores de edad, un 10% de sus pacientes son menores de 50 años.
Sin embargo, el experto en ámbitos forenses argumentó que en tales casos se debe estar pendiente a si hubo un historial de salud mental y si se ha medicado por causa de este. Incluso, advirtió que se debe velar por si hubo algún tipo de abuso de sustancias o intoxicación, pues tales fármacos pueden también resultar en síntomas similares.
A su vez, Lladó Díaz especificó que suele ser más común en varones con historial de ingerir medicamentos para tratar la salud mental.
El impacto en la vida cotidiana
Otros síntomas que pueden presentarse, según el Dr. Lladó Díaz, son problemas de coordinación que dificultan actividades físicas, tales como subir y bajar escaleras,cargar objetos o guiar, y escribir, entre otras.
“Estás teniendo problemas escribiendo y te cuestionan la firma del banco. Usas mucho tus brazos para trabajar y empiezas a tener dificultades. Sufres caídas fuertes o recurrentes. Te dices: ‘No sé qué me pasa, se me caen las cosas, no tengo la misma habilidad»’, ejemplificó.
La condición también puede provocar dependencia del paciente en terceros para hacer tareas cotidianas y puede afectar la capacidad para realizar análisis críticos, sostuvo el psiquiatra.
Entre estas tareas están el hacer compra, preparar e ingerir alimentos, y lograr sostener una vida sexual, según el Dr.Gómez Martínez.
“Tener dificultades más allá de los temblores sí pudiese afectar la vida sexual del paciente. No obstante, lo que más pudiese impactar la intimidad de la persona es la rigidez, pues causa mucho dolor”, explicó.
Por su parte, Gómez Martínez destacó que cuando se trabajan con fenómenos neurodegenerativos hay muchos factores individuales como la dieta, el ejercicio y el estilo de vida, que pueden tanto ayudar como afectar a la persona dentro de su condición y la progresión de la misma.
Sin embargo, se lamentó de que la literatura no es aún clara respecto a los detalles causales de la condición y su etimología, aspectos que describió como antagonistas para el estudio de ella.
La demencia y la depresión en el Parkinson
De acuerdo con el también especialista en medicina de sueños, Cuevas Torres, el Parkinson tiene diversas variantes, cada una con sus respectivas características. No obstante, lo que denominó como “Parkinson puro” puede causar otras complicaciones de salud, como la demencia.
En consonancia con su afirmación, Lladó Díaz y Gómez Martínez también puntualizaron en que la demencia es uno de los factores más comunes en el desarrollo de la enfermedad, específicamente en aquellos pacientes más jóvenes. No obstante, consideró que su surgimiento depende de la severidad de la condición.
Explicaron que la misma acentúa los problemas de la condición y las dificultades que provoca, como: déficit en el manejo del espacio y entorno.
Por su parte, Lladó Díaz hizo hincapié en que la demencia que produce la prolongación o la falta de atención y tratamiento es irreversible.
De manera similar, ambos especialistas determinaron que una de las mayores preocupaciones entre los profesionales de salud que tratan el Parkinson es la depresión.
Incluso, han clasificado dos fases iniciales de la depresión provocada por el Parkinson: una por sus dificultades, y otra caracterizada por la naturaleza de la condición que recae en la producción de dopamina.
Más aún, según Gómez Martínez, la literatura indica que tal depresión es un factor de riesgo a que las personas resulten con demencia, pues limita el cerebro.
“Tienes un cerebro que ya está débil porque tienes una condición neurocognitiva y sobre eso tienes depresión que debilita aún más”, agregó.
Además, confesó que, por los posibles efectos del mismo tratamiento del Parkinson, algunos pacientes pueden resultar en psicosis, si la cantidad de dopamina que se le otorga a la persona es incorrecta. Este factor lo categorizó también como incitador de la etapa demencial.
Detección y tratamiento
Recordó que los tratamientos del Parkinson no son para curar la condición, sino para amortiguar sus síntomas y la rapidez de su progreso. Destacó que el medicamento es un reemplazo de dopamina.
“Se puede manifestar diferentemente, dependiendo la genética de la persona. De la misma manera, pudiese variar como surge”, estableció.
Detalló que existen otros tratamientos como la inyección de electrodos en áreas específicas del cerebro para cambiar las frecuencias de los estímulos a la área. Sin embargo, clasificó la elegibilidad a estos tratamientos como muy selectiva y exclusiva para pacientes que tienen problemas con otros tratamientos.
Por su parte, Gómez Martínez especificó que el medicamento va a funcionar siempre y cuando la dopamina tenga dónde alojarse en el cerebro, sino pues no va a funcionar, pero estos son casos más extremos y severos.
Otro tratamiento que presentó fue la estimulación eléctrica, fijada en crear más control sobre los movimientos. No obstante, lo catalogó como sumamente invasiva y explicó que no funciona para todos.
Cuevas Torres sostuvo que, a pesar de que se habla de opciones preventivas como la vitamina D, el consumo de cafeína y otros suplementos, no hay prueba científica que pruebe empíricamente su utilidad y eficacia. Por esto, determinó que lo mejor que una persona puede hacer para evitar cualquier tipo de enfermedad neurodegenerativa sería controlar los factores de riesgo de derrames cerebrales o enfermedades del corazón: no fumar cigarrillo, velar por el colesterol, por la hipertensión y por el diabetes,y mantenerse activos físicamente.
Gómez Martínez recalcó que hay muchos grupos de apoyo alrededor de la isla como: la Fundación Puertorriqueña del Parkinson, Club Parkinson y la Fundación Parkinson Puerto Rico. Además, hay una línea de apoyo y ayuda gratis mediante el Parkinson Foundation (1-800- 473-4636).
De manera similar, la presidenta de la Fundación Puertorriqueña del Parkinson, Luz Parrilla Pérez, recordó que sus servicios están disponibles de manera virtual los lunes, miércoles y viernes.
Subrayó que la organización sin fines de lucro que preside dedica sus esfuerzos a proveer una mejor calidad de vida para los pacientes de la condición y sus familias.
Incluso, ofrecen talleres educativos, terapias multidisciplinarias, servicios de ejercicios físicos, apoyo al paciente mediante charlas y tertulias, seminarios motivacionales, y terapias de consejería psicológicas, entre otros.
“Nuestra misión es demostrarle a todo paciente que con fe, dedicación y valentía, la vida continúa”, concluyó.