Por más de diez años Meralis, una mujer de 38 años hizo su carrera en uno de los bancos principales del país. En junio de 2017 comenzó a laborar en análisis de riesgo y se incorporó a un equipo de trabajo en el que los empleados se encargaban de dar continuidad al negocio en caso de que sucediera alguna emergencia o interrupción en los servicios.
Al principio estaba “enamorada” de su trabajo, pero todo cambió cuando comenzaron unos ajustes en la estructura del departamento. Por un tiempo el equipo estuvo sin supervisión o gerencia. De momento llegó una persona a dirigir que venía con estrategias muy distantes a las formas de trabajar de la unidad. Al mismo tiempo hubo salidas de empleados y los que quedaban absorbían las tareas de las personas que se fueron.
“Cuando se comenzaron a ir empleados muchos procesos se estaban perdiendo. Comencé a sentirme agobiada porque no me daba tiempo de hacer todas mis tareas, además de las que recayeron en mí. Yo siempre he estado bien comprometida con mi trabajo, pero sentía que no tenía tiempo y un día me dio un breakdown”, narró.
Ese tocar fondo ocurrió a finales del 2018. Estaba haciendo una tarea, sintió una presión en el pecho muy grande. Experimentó falta de aire y una sensación como si el mundo se le estuviera cayendo encima. Este episodio sucedió luego de sufrir múltiples dolores de espalda por espasmos. De inmediato Meralis fue a la enfermería donde le dijeron que sufrió un ataque de pánico o de ansiedad. La acostaron y le recomendaron que tomara unos días de descanso. También tomó agua de azahar. Decidió beneficiarse del Programa de Asistencia al Empleado y comenzó a asistir a un naturópata que le recetó pastillas naturales para el estrés.
“La tensión era mucha. Se me iba el sueño a mitad de la noche. Me ponía a hacer listas de las cosas que tenía que hacer. Mi vida personal se afectó porque traía los problemas a casa. Me pasaba llorando de noche. Estoy casada y tengo un niño de 11 años. Me desconocía. Me decía ‘esta no soy yo, soy una persona feliz, alegre, optimista’”, contó.
Empezó a hacer ejercicio para sentirse mejor. No obstante a principios de este año hubo una situación en el colegio de su hijo que le hizo ver que necesitaba darle más atención al menor. Se sentó con su esposo, saldaron deudas y comenzó a fortalecer un pasatiempo que tenía como asesora financiera online. No fue la única en su departamento en sentirse así. Muchos de sus compañeros de trabajo estaban acudiendo a expertos de salud mental en búsqueda de ayuda.
En mayo renunció pero su supervisor no aceptó la renuncia. Se quedó un poco más de tiempo. En junio presentó la renuncia y puso sus condiciones para quedarse. Estas condiciones eran bajar el horario de trabajo y tener la flexibilidad de trabajar de la casa, ambas cosas para poder atender a su hijo. Pero, le dijeron que no.
En junio, tras su renuncia su vida dio un giro hacia lo positivo. Ahora hace “homeschooling” y lleva a su hijo varias horas al día a una escuela especializada. Está feliz de poder compartir más con su familia, padres y amigos.
“Siempre he sido de levantarme temprano. Me levanto y disfruto desayunar con calma. Soy cristiana y le doy gracias a Dios cada vez que me recuerdo que no tengo que coger el tapón”, celebró. Aparte de eso, Meralis está encinta y ha comenzado a devengar un ingreso por su negocio en línea como asesora financiera personal. Su nueva vida le permite estar más pendiente de su alimentación y la de su familia.
“Ayudar a los demás siempre me ha llenado y con mi escuela de finanzas online ayudo a las personas a saldar deudas, a hacer un presupuesto y a organizarse”, concluyó.
¿Qué genera estrés en el ámbito laboral?
Katherine Gómez, psicóloga industrial organizacional, explicó que hay muchas razones por las cuales un empleado puede tener estrés en el lugar de trabajo. Estas pueden incluir sobrecarga de trabajo, sentirse que no tiene el conocimiento la habilidad o la destreza para realizar las tareas que se le han asignado. También el empleado puede tener estresores en términos de las relaciones interpersonales, dificultad con el manejo de tiempo, el establecimiento de prioridades, sumado a situaciones familiares.
El estrés laboral genera un proceso de rumiación que es cuando la persona tiene pensamientos y preocupaciones constantes en la cabeza, que representan una carga y que no se pueden soltar.
“Es en este momento que comenzamos a ver los casos de insomnio y cómo hasta los patrones de alimentación se afectan. Una persona que comía mucho deja de comer y a la inversa. Hay personas que se les cierra el estómago”, detalló la experta.
También sucede que estas personas se llevan el trabajo a la casa y ese estrés se suma al que puede tener en el plano personal como por ejemplo en su relación de pareja o en la crianza de algún menor con alguna necesidad.
Un dato interesante que mencionó la psicóloga es que cuando el empleado tiene una vida plena en familia o tiene actividades que le alimentan el espíritu usualmente eso lo fortalece y le permite manejar mejor las situaciones que ocurren en el trabajo.
Las señales rojas
Es importante reconocer las señales rojas de que pudieras estar “quemado” por el trabajo, según establece un artículo sobre la posible incompatibilidad del trabajo y la salud. Estas incluyen el insomnio, dolores corporales, dolores de cabeza, enfermedades recurrentes, baja motivación, baja autoestima y cansancio constante.
Gómez hizo varias recomendaciones para lograr un balance adecuado entre el trabajo y la vida personal de modo que la salud no se vea afectada.
- Busque de cosas fuera del trabajo que le den propósito a la vida.
- Coloque en su espacio de trabajo una foto que le provoque buenos recuerdos.
- Practique técnicas de relajación.
- Si nota que su rutina cambia, que sus patrones de sueño y alimentación se ven afectados busque ayuda de un psicólogo o experto en salud mental.
- En el lugar de trabajo tomar minutos de descanso para estiramientos, visualización y meditación breve.
- Aprenda ejercicios de respiración.
- Reconozca la diversidad de pensamiento y aprenda a escuchar.
- Compre un libro de pintar de adultos, así como bolas para soltar el estrés.
“Tenemos que romper el estigma de que buscar ayuda de un psicólogo es algo de locos. Busquemos ayuda si algo anda mal”, advirtió.