El calendario marcaba el 31 diciembre del 2019 y desde una ciudad llamada Wuhan en China se reportaban 27 casos de una extraña enfermedad. Un mes más tarde el panorama dio un giro inesperado con un número de casos nunca antes visto en aquel lugar y a nivel mundial, además de una Organización Mundial de la Salud (OMS, por sus siglas) declarando públicamente una pandemia global por causa del llamado SARS-CoV-2 o COVID-19.
Hoy, dos años después, el COVID-19 tiene relevancia en todas las naciones del mundo y sus variantes mantienen a la sociedad en constante preocupación. La pregunta de muchos sigue siendo si habrá o no un final de la enfermedad o de la pandemia. Sobre esta interrogante, Es Mental conversó con Héctor J. Meléndez González, médico subespecialista en infectología y miembro de la clínica Vive Clinic, y la científica y bióloga molecular, Marieli González Cotto.
De acuerdo con el infectólogo, aunque la respuesta más acertada podría ser “el tiempo dirá”, actualmente existen dos escenarios importantes que los profesionales continúan estudiando.
“El primero es en donde el virus ‘desaparece’ y quizá veamos casos esporádicos. El otro escenario y más probable es que permanezca, pero a menor escala. Si permanece la variante ómicron o una similar, entonces, tendríamos un escenario positivo. Esto se debe a que todo apunta a que esta variante es menos agresiva, aunque será necesario seguir protegiendo a las personas más vulnerables”, explicó el doctor.
González Cotto coincidió en que las vacunas y otros tratamientos han logrado avances significativos con el objetivo de mitigar la crisis. Y aunque el fin de la pandemia “es difícil de predecir”, según la científica, el trabajo colectivo entre ciudadanos y gobiernos, así como el empleo de mecanismos para evitar la propagación, representan un buen camino para lograrlo.
“Si vemos para atrás en la historia hay pandemias que han durado dos, tres y hasta cuatro años, va a depender de nuestra conducta y de cuán prestos estén los gobiernos en controlar esta pandemia”, dijo.
Agregó que una combinación de factores como vacunación, medidas preventivas y manejo de la situación, podría significar que el final de la pandemia “esté más cerca de lo que pensamos”.
Asegura que la desigualdad tiene efecto negativo ante un posible fin de la pandemia
En días recientes, el director general de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, manifestó que el fin de la pandemia podría ser posible si la desigualdad entre naciones y el acceso a las vacunas finaliza.
“Si acabamos con la desigualdad, acabamos con la pandemia. […] El nacionalismo cerril y el acaparamiento de vacunas por parte de algunos países han socavado la equidad y han creado las condiciones ideales para la aparición de la variante ómicron. Y cuanto más tiempo continúe la desigualdad, mayor será el riesgo de que este virus evolucione de formas que no podemos prevenir ni predecir’’, escribió en un artículo de la OMS.
“Al entrar en el tercer año de esta pandemia, confío en que este será el año en que le pongamos fin, pero solo será posible si lo hacemos juntos”, puntualizó el doctor.
Por otro lado, en cuanto al surgimiento de variantes del COVID-19, Meléndez González aseguró que se trata de un proceso “natural y continuo”. “Muy similar a cómo los humanos maduramos y nos modificamos para poder convivir con la sociedad”, sostuvo.
“Creo que hemos llegado a un punto en donde hay sistemas de vigilancia robustos que nos van a alertar con antelación para poder protegernos’’, señaló.
No obstante, apuntó a la cooperación ciudadana para también evitar la fatiga laboral entre los profesionales de la salud.
“Por mucho tiempo la sociedad le ha tenido una alta estima a los profesionales de la salud, aunque en ocasiones llega a un extremo en el que nos visualizan como personas que no se enferman, no necesitan descanso y que pueden afrontar cualquier situación. Por el contrario, los trabajadores de la salud enfrentamos las mismas necesidades, preocupaciones y situaciones personales o familiares. A los que atendemos pacientes de COVID-19 en los hospitales se nos suma el cansancio y la fatiga”, sostuvo.
El infectólogo dijo que, además, es importante el manejo de la información en un momento en el que se filtran noticias falsas. De tal forma, se evita transmitir un mensaje alarmista y que pueda tener repercusiones en la salud mental y física de las personas.
“Es esencial, aunque parezca trillado, seguir educando continuamente por todos los medios posibles. Quizá debamos enfatizar en proveer opciones sobre qué se puede hacer de manera segura ante esta emergencia de salud”, concluyó.
*La periodista Jeniffer Wiscovitch colaboró en esta historia.