A Carmen- cuyo nombre es ficticio para proteger su identidad- le fueron infiel por primera vez al inicio de su relación, con la expareja de su pareja, y luego a los dos años de estar juntos. En ambas ocasiones el acto quedó evidenciado en vídeos que ella encontró y vio.

Por un lado, sus amistades y familiares veían mal la infidelidad, pero también su relación, en su caso más porque su expareja era abusiva y la manipulaba. Por el otro, había personas que normalizaron las infidelidades como si fuera algo normal, especialmente por tratarse de un hombre.

“La gente siempre juzga cuando decides continuar una relación en la cual te han sido infiel”, dijo la mujer.

Confesó que el disgusto de su círculo cercano hacia su situación provocó que su ansiedad y autoestima estuviesen inmanejables. Hasta cierto punto, sentía que era su culpa la infidelidad.

“Me sentía deprimida y estancada, mi cerebro sabía que lo correcto era salir de ahí, pero me sentía inmóvil e incapaz de dejar la relación después de tanto”, admitió al añadir que su recuperación fue más liberadora que dolorosa. 

El impacto de una infidelidad es devastador, sostuvo la psicóloga clínica Jennifer Castro Cruz. Los describió como daños que, a veces, perduran por mucho tiempo y pudiesen generar trastornos psicológicos como la depresión y ansiedad

Describió que cuando una persona descubre que le han sido infiel su pareja se cae del “pedestal” y la víctima muchas veces no se esperaba ese golpe. Por esto, se puede generar un efecto postraumático y arrastran el daño. Uno de los daños más comunes es llevar estos miedos, frustraciones e inseguridades a sus próximas relaciones. Empieza la hipervigilancia y se evidencian los efectos, agregó.

A su vez, la psicóloga Frances Fernández Lugo dijo que, en el caso de que la persona dependa económicamente de su pareja, la decisión de abandonar la relación o no puede convertirse en más confusa todavía.

En el caso de Carmen, en las dos ocasiones en la que fue víctima de infidelidad ella dejó a su expareja y se tomó un tiempo sin hablarle. Sin embargo, luego de la primera vez, retomó la relación. Describió que, a partir de esto, la desconfianza siguió escalando hasta que la relación se convirtió tóxica y abusiva, verbalmente y físicamente. 

Comentó que,según su experiencia, luego de una infidelidad, especialmente en una relación tóxica, no se vuelve a ser la misma persona. Destacó que, a raíz de este suceso, se crea una inseguridad y un miedo a confiar en los demás. 

“Increíblemente, ya no es solo que estás confundida sobre lo que tienes que hacer y quieres hacer, sino que tienes a distintas personas diciéndote qué hacer. ¿Si tenías un poco de confianza es peor?”, expresó.

Fernández Lugo opinó que, en general, los seres humanos tienden a valorar en exceso las opiniones y apreciaciones de otras personas. Esto puede generar angustia psicológica, la que se pudiera convertir en un cuadro de sintomatología clínica.

Específicamente en términos familiares, comentó que es muy común que se cultiven actitudes de falta de límites que incluyan el inmiscuirse en la vida y la toma de decisiones de los miembros de ese círculo. 

En el caso de la infidelidad, comentó que es un hecho emocionalmente muy estresante para la víctima, ya que pudiera vivir múltiples presiones por cómo las amistades y familiares opinan.

Por esto, Castro Cruz invitó a las personas a hablar sobre lo que significa ser infiel antes de comenzar una relación de parejas, pues muchas veces la falta de esta conversación se presta para muchas confusiones. 

De hecho, un estudio publicado por Deseret News encontró respuestas contradictorias cuando 1,000 personas fueron encuestadas sobre lo que constituye una infidelidad. Aunque un 70% lo definió como tener contacto sexual físico con alguien fuera de la relación, el 63% lo describió como mantener un perfil de citas en línea y un 51% destacó el enviar mensajes coquetos a otra persona.

Las líneas sobre si seguir a un ex en las redes sociales constituía una traición eran aún más ambiguas: el 16% dijo que siempre era una infidelidad, el 45% pensó que, a veces, lo era y el 39% respondió que nunca lo es.

Reforzando el amor propio

Tras su experiencia, la joven entrevistada aprendió que a veces la razón por la cual una persona decide quedarse con otra luego de una infidelidad es porque uno mismo realmente no ve el potencial que tiene como persona. No se respeta lo suficiente como para ver su valor.

No podemos controlar las acciones de los demás, pero sí podemos controlar el acceso que le damos a las personas en nuestra vida”, destacó al enfatizar en que las infidelidades son muy dolorosas, pero se puede aprender mucho de ellas. 

A pesar de que aún vive con la dificultad de poder confiar en los demás, describió sus vivencias como las mejores cosas que le han pasado porque ahora no se permitiría que la traten como menos de lo que se merece. 

Asimismo, Castro Cruz explicó que no hay nada más poderoso que el conocimiento. 

Para cualquier persona que esté lidiando con una experiencia similar, le recomendó que trabajen en ellos mismos, en saber reconocer sus emociones, que no tomen decisiones si no están preparados, no tomen decisiones en base a lo que dicen los demás.

Mientras, Fernández Lugo añadió que la persona debe acudir a ayuda con un experto en salud mental, trabajar en su experiencia con sí mismo y evaluar objetivamente cómo ha sido la calidad de su relación a través del tiempo, más allá de lo que fue el evento de infidelidad, previo a tomar una decisión.