La disforia postcoital se refiere a la variedad de emociones que puede presentar un individuo inmediatamente después de tener intimidad con otra persona, según explicó la psicóloga Lorena Vázquez.
A este fenómeno se le conoce como los “post-sex blues” o la depresión luego de tener relaciones sexuales, agregó.
Por su parte, la educadora sexual Zuleyka Valentín Arroyo añadió que, según un estudio, la disforia postcoital es una experiencia que se caracteriza por llanto o tristeza, un sentido de melancolía o depresión, ansiedad, agitación o agresión después de una actividad sexual. No obstante, esto no implica que el encuentro sexual no haya sido consensual ni una experiencia negativa, puede ocurrir a pesar de una experiencia sexual fisiológicamente funcional, detalló.
No es un fenómeno común, según las investigaciones, aunque no es un tema que ha sido muy estudiado, de acuerdo a Valentín Arroyo. Precisó que, según la misma indagación, un 46% de su muestra de mujeres heterosexuales universitarias estudiadas reportaron haber tenido síntomas relacionados a la disforia postcoital al menos una vez en sus vidas. De estas, solo un 5% de la muestra reportó haber tenido experiencias negativas postcoitales en el último mes (4 semanas).
Valentín Arroyo apuntó que en otro análisis realizado en hombres, un 41% informaron haber tenido síntomas relacionados a la disforia postcoital al menos una vez en sus vidas. Sin embargo, una mayor cantidad de hombres (20%) informaron haber tenido experiencias de disforia postcoital en las últimas 4 semanas.
“Aunque poco se habla, la disforia postcoital suele ser más común de lo que podamos pensar”, expresó por su parte la psicóloga y sexóloga, María Rodríguez Vidal.
Las causas subyacentes de esta experiencia negativa se mantienen desconocidas, aunque se especula que su etiología es multifactorial, con factores emocionales y psicológicos que explican una gran parte de la experiencia, indicó Valentín Arroyo.
Rodríguez Vidal añadió que niveles altos de ansiedad por el apego y evitación del apego, mayor reactividad emocional y mayor dificultad para mantener una posición de «yo», son asociados con la experiencia de disforia postcoital. Aquellas personas que tienen la tendencia de fusionarse con los demás pueden percibir la fase postcoital de las relaciones sexuales como una separación de su pareja, que puede ser abrumadora, según otro estudio señalado por la sexóloga.
De hecho, ese mismo estudio sugiere que las dificultades sexuales están levemente asociadas con una mayor incidencia de síntomas de disforia postcoital de por vida. Las participantes sobrevivientes de una violación sexual fueron más probables de informar dificultades sexuales en general. En el caso de los hombres, otra investigación encontró que entre los factores asociados a las experiencias de disforia postcoital se encontraron angustias psicológicas, abuso sexual en la niñez y una variedad de disfunciones sexuales.
¿Cómo se puede identificar?
Es importante que en la relación de parejas, cada persona tenga sintonía con su individualidad, sus pensamientos, emociones y respuestas en la dinámica sexual, advirtió Vázquez Santiago.
Mientras, Valentín Arroyo recordó que tener una mayor diferenciación del “yo” en las relaciones íntimas conduce a una mayor intimidad y una mayor satisfacción sexual al permitir una mayor comunicación sexual sin sentirse abrumado por la ansiedad. Sugirió que las parejas aumenten su diferenciación mediante el desarrollo de una conexión íntima sin temor a perder el sentido de sí mismos y así su relación y su satisfacción sexual mejorarán.
Las complicaciones o dificultades principales al identificar la disforia postcoital suelen ser el autodesprecio y/o aversión hacia su pareja luego del acto sexual, indicó Rodríguez Vidal. Así como también, la presencia de sentimientos de culpa, autorreproche, aislamiento; lo que pudiera desencadenar en problemas de pareja, desarrollo o empeoramiento de síntomas asociados a trastornos mentales y sentimientos de malestar, agregó.
Una vez que el individuo identifique uno o más síntomas, la persona puede buscar ayuda de un terapeuta sexual o un especialista y combinar distintos tipos de terapia enfocados en trabajar directamente con la sintomatología que presente, indicó Vázquez Santiago.
Expresó que es importante evaluar cuál es el impacto de estos síntomas en el individuo y la reacción dentro de la relación de pareja. Dependiendo de cómo se sienta el individuo se puede recomendar el trabajo tanto como con el individuo como con su pareja, con el propósito de manejar las necesidades tanto individuales como de pareja, propuso Vázquez Santiago.
A su vez, Rodríguez Vidal advirtió que es importante prevenir el desarrollo o empeoramiento de cualquier sintomatología asociada a un trastorno de salud mental. Así mismo, se recomienda, tanto para el individuo como para su pareja sexual, desarrollar espacio de seguridad y confianza en donde se pueda dialogar sobre sentimientos y sensaciones de la persona.
Dentro de los peligros principales de no atender la disforia postcoital se desprende el incurrir en conductas de alto riesgo, motivadas por la sensación de malestar, angustia, tristeza, desesperación y desesperanza, que la persona puede llegar a experimentar, comentó Rodríguez Vidal. Alertó que el mal manejo de esta disforia puede provocar conductas de riesgo que puedan atentar en contra de su vida, su integridad y/o su bienestar. Así mismo, pudiera representar gran impacto en su relación de pareja, como también, desarrollar algún trastorno de salud mental o empeorar los síntomas de algún trastorno previo.