El escenario que enfrentan las islas Bahamas, afectadas por el paso del huracán Dorian es mucho peor que el experimentado en Puerto Rico por el huracán María, que a dos años del evento aún afecta emocionalmente a la población.

Y el embate no termina. Ahora, mientras brigadas buscan entre los escombros cadáveres o personas que podrían permanecer atrapadas y vivas en las vecinas islas, ya se anuncia la cercanía de otro sistema tropical. 

¿Cuál es el escenario emocional que viven y vivirán los bahamenses por los próximos meses y años?

Según el psicólogo clínico, Héctor Javier Rojas González, las personas que enfrentan un evento estresante como un huracán presentan síntomas múltiples de ansiedad. Un evento de esta magnitud podría volverse en uno traumático por un tiempo más extenso en la vida de las personas. 

“No todos los que pasen un huracán lo convertirán en un trauma. Dependerá de cómo esta persona maneje su situación, la ansiedad por la pérdida, por el duelo, que cabe señalar que pueden ser pérdidas por muertes, desapariciones o pérdida de lo material, de su seguridad personal, de su trabajo, la incertidumbre de qué va a pasar con uno y la inestabilidad ante no saber a dónde ir”, dijo el perito. 

Hace pocas semanas, cuando se anunció el paso de Dorian por Puerto Rico, Rojas González evidenció esta tensión en la población de Naranjito donde trabaja en un centro de cuidado primario. Todavía, al igual que en muchos pueblos de la montaña, son muchas las personas cuyas residencias tienen toldos azules. 

“El anuncio del sistema por parte de las autoridades despertó muchísimas inseguridades y ansiedades. Una paciente escuchó un trueno y recordó cómo su techo se le fue. También hubo un momento en el que trabajé en Vieques y había esta persona que tenía que tener sus ventanas cerradas porque no podía con el recuerdo de los ratones que llegaron a su residencia posterior a María y se comían los screens y entraban. Con el calor que había dormían con las ventanas cerradas”, narró. 

Cuando las personas se enfrentan a unos efectos más dramáticos tras un evento como un huracán es más alta la posibilidad de que desarrollen el Trastorno de Estrés Post Traumático (PTSD). Puede que el evento les provoque pesadillas, temores constantes y miedo de que algo vuelva a suceder, explicó. 

“En el caso de las Bahamas estas personas van a enfrentar el duelo y la realidad de que emigrar no necesariamente les brindará la estabilidad emocional que tenían en su terruño. Es importante que se les brinde ayuda rápido, porque no se sabe cuándo estas personas que emigren de las Bahamas puedan volver a sus hogares”, dijo. 

Un estudio publicado por la Universidad de Miami, en torno al impacto emocional del huracán María en los puertorriqueños reflejó una alta incidencia de Trastorno de Estrés Post Traumático (PTSD, por sus siglas en inglés) y ansiedad generalizada, según reseñó Es Mental

El estudio, llevado a cabo de marzo a abril de 2018, contó con una muestra de 213 participantes. Arrojó altos niveles del trastorno, siendo más alto en la población de puertorriqueños que se movilizaron a la Florida tras el temporal. Esto por el proceso de adaptación sumado a la experiencia inicial del evento atmosférico. 

Otro estudio reciente dado a conocer en International Journal of Environmental Research and Public Health, en Inglaterra reflejó cómo eventos extremos del clima se han relacionado a estados de salud mental afectados. 

En este participaron 7,525 ingleses que enfrentaron tormentas invernales e inundaciones en los periodos de diciembre de 2013 a marzo de 2014 que causaron daños a más de 10 mil residencias británicas. 

Los datos figuran en la Encuesta de morbilidad psiquiátrica para adultos, la única encuesta que proporciona datos nacionales sobre la prevalencia de los trastornos mentales según criterios diagnósticos. Los científicos encontraron que los individuos cuyas residencias sufrieron daños mostraron 50 por ciento más probabilidad de efectos negativos a su salud mental.

Singular situación la de Abaco  

Para entender las complejidades que deben enfrentar tras el paso de Dorian los residentes de la isla de Abaco resulta apremiante ver la manera en que se desarrollaba la vida allí antes del huracán, según indicó a Es Mental el antropólogo, Manuel Valdés Pizzini, afiliado al Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico. 

Abaco queda a 100 kilómetros de Nassau, retirada del centro de poder. Son islas básicamente planas lo que no permite a sus habitantes poderse proteger de marejadas ciclónicas u otros eventos que produzcan aumentos súbitos en el mar. Las Bahamas enfrentan por naturaleza un problema de escasez de agua. El sistema kársico es el que provee el preciado líquido, pero el mismo sufrió intrusión salina tras el paso del huracán. 

“Podemos pensar que los residentes de Abaco ahora no tienen donde pueden ir a buscar agua. Aquí, luego de María sabemos que mucha gente iba a manantiales”, puntualizó. 

“Otro asunto es que el elemento central de la vida en Abaco gira en torno al turismo y el servicio en el gobierno, el elemento central de la subsistencia y consumo es la pesca, es una sociedad que ha girado en torno a la pesca de peces de escama, la langosta caribeña y el carrucho. Es una sociedad carruchera, sabemos que los huracanes alteran el fondo marino, la composición de las especies, depositan sedimentos, y eso va a impactar la vida marina por los próximos meses. En estos momentos ellos no tienen embarcaciones disponibles, se encuentran en una situación bien difícil y se convierten en refugiados de este huracán y lo que les queda es ir a las otras islas, Estados Unidos o viajar a Inglaterra”, explicó.  

Los residentes de Abaco podrían convertirse en emigrantes climáticos permanentes, al desconocerse la fecha de regreso a su tierra de origen. Valdés Pizzini sospecha que con el éxodo de la población local, el perfil demográfico pudiera cambiar con la llegada de inversionistas con capital para invertir en el territorio.