En las películas románticas los que toman las riendas de las relaciones amorosas son adultos jóvenes, fuertes y apasionados.   

Sin embargo, ¿qué sucede cuando el rol se invierte y los protagonistas son adultos mayores?

En entrevista con Es Mental, tres especialistas en salud mental y en gerontología explicaron que las emociones que sienten los adultos mayores durante un romance son similares a las de los jóvenes. El contraste es que el cúmulo de experiencias que han vivido transforman cómo conciben las relación románticas y el divorcio. 

En cuanto a las adultas mayores, estas tienden a buscar una pareja que no tan solo las cuide, sino que esté ahí para conversar, sostuvo la gerontóloga Mildred Rivera Marrero.

Sin embargo, Rivera Marrero aseguró que el reto que sufren las adultas mayores al tener una relación es el recelo de sus familiares.

“Se ve que cuando una persona comienza a establecer una relación a esa edad, sus hijos lo ven mal”, ejemplificó Rivera Marrero. “A veces no son tanto los vecinos o las personas lejanas, sino las más cercanas quienes lo ven mal y piensan que no debe hacerse porque a lo mejor hace daño, no confían en la persona o porque a esa edad no se debe tener una relación”.

No obstante, las adultas mayores también atesoran su independencia, opinó.

El que los adultos mayores tengan hijos y nietos igualmente incide en la relación romántica, al ambas partes tener que integrarse a sus respectivos núcleos familiares, dijo  Rivera Marrero.

El 70% de los 46 millones de adultos mayores que viven solos en Estados Unidos son mujeres porque enviudan más que los hombres, según el Merck Manual of Diagnosis and Therapy. De igual modo, los hombres tienden a casarse más rápido que sus contrapartes.

El manual también consigna que el 90% de los adultos mayores mantienen su independencia por temor a depender de otros o de otras, pese a la soledad.

Los divorcios en crecimiento

La primera ejecutiva del Centro de Servicios Integrados Gerontológicos y Apoyo Familiar, Mayra S. Ortiz Tapia, mencionó que es más viable divorciarse durante la adultez mayor porque las personas, por ejemplo, han pagado su hipoteca, sus hijos son independientes e invierten sus energías en nuevos proyectos.

Las mujeres que se casaron durante la época en la que se les obligaba a cuidar del hogar y trabajar al mismo tiempo también pueden tomarlo en cuenta al momento de tomar la decisión de  divorciarse, añadió Ortiz Tapia.

Los divorcios en los adultos mayores representan una pérdida de su sostenibilidad económica, de su red personal y de su apoyo emocional, indicó. La ventaja es que la experiencia que han acumulado con el transcurso de los años les permite articular estrategias para sobrellevar las circunstancias exitosamente. 

“Las mujeres que tienen 60 o 70 años son las que se manifestaban en la calle en la década del 70, las que se incorporaron masivamente al trabajo y a la anticoncepción”, expresó. “No dependen económicamente del marido y tienen mayor conciencia de ser un individuo con libertad de elección”.

De hecho, los divorcios son más frecuentes entre los adultos mayores con pocos recursos económicos, explicó.

En la década del 90 lo usual era que uno de cada diez divorciados tuviese 50 años o más, lo que ha incrementado. El estudio The gray divorce revolution: rising divorce among middle-aged and older adults encontró en 2010 que uno de cuatro tenía esa edad o más.

El estudio también arrojó que los divorcios entre los adultos mayores han incrementado a medida que las poblaciones jóvenes han envejecido.

La sexualidad no termina

El psicoterapeuta de parejas, Miguel A. Pagán Miranda, recordó que, a pesar de los prejuicios, los adultos mayores tienen una vida sexual activa como cualquier otra. Solo que con una forma y una frecuencia distinta de llevarla a cabo a como lo era en la juventud.

Indicó que en el caso de las adultas mayores, estas no giran su relación entorno a la sexualidad. El trato, el tiempo, el respeto, la igualdad y la atención es lo más importante. La influencia que la mujer pueda ejercer sobre su pareja – en particular, el hombre – también es clave. 

Entre las características de las relaciones entre los adultos mayores se encuentran la disposición a conversar, así como la compañía, la madurez y la estabilidad, enlistó. Incluso, el humor.

“Lo sexual se va con el tiempo, pero si el hombre la puede hacer reír todos los días, eso sí es un regalo”, puntualizó.