El dinero, ¿te hace una mala persona? ¿Te hace ser codicioso? En una charla para TED̽̽xMarin, el psicólogo Paul Piff dijo que no siempre se da el caso y explicó 6 maneras en que ser rico afecta la forma en que nos comportamos.

 “A medida que aumentan los niveles de riqueza de una persona, sus sentimientos de compasión y empatía disminuyen, y sus sentimientos de derecho, de mérito y su ideología de interés propio aumenta», dijo en la charla, que fue reseñada en un artículo de Ted Blog.

Piff, quien realizó una investigación para ver cómo las personas de diferentes clases sociales reaccionan a su entorno, descubrió que las personas más adineradas tienen más probabilidades de ver la avaricia y el interés propio como favorables, son menos propensos a ser prosociales y más propensos a engañar y violar leyes si así lo desean.

Lo bueno es que no se necesita mucho para contrarrestar los efectos psicológicos de la riqueza. «Pequeños cambios en ciertas direcciones pueden restaurar los niveles de igualdad y empatía. Simplemente recordarles a las personas adineradas los beneficios de la cooperación o estar involucrado en la comunidad puede hacer que actúen cómo las personas pobres lo hacen, indicó Piff. 

A través de encuestas, estudios y observación, Piff y sus colegas descubrieron estas 6 cosas: 

1-  Convencidos de que merecen el triunfo

En un estudio de UC Berkeley, Piff hizo que más de 100 pares de extraños jugaran Monopolio. Una moneda asignaba al azar qué persona de cada par que jugaba sería el jugador rico. Estos jugadores ‘ricos’ obtuvieron el doble de dinero, cobraron el doble del sueldo cuando pasaron y lanzaban los dados dos veces para que pudieran moverse mucho más lejos.

Piff, quien usó cámaras ocultas para ver las reacciones de los jugadores, se percató que los jugadores ricos movían sus piezas más fuerte, fueron más rudos con sus oponentes y mostraron gestos que ves en un jugador de fútbol que acaba de anotar un touchdown. Incluso, comieron más pretzels de un envase que había sido colocado al lado de cada par. Además, la comprensión de la situación por parte de los jugadores ricos fue completamente distorsionada: después del juego, hablaron sobre cómo habían logrado su éxito y su victoria debería haber sido vista como inevitable, todo esto a pesar de que el juego había sido claramente manipulado.

2- Las personas que ganan menos son más generosas … en pequeña escala

Piff trajo a miembros ricos y pobres de la comunidad a su laboratorio y le dio a cada participante el equivalente de $10 y les dijo que podían quedarse con el dinero o compartir una porción con un extraño.

Los participantes que ganaban menos de $ 25,000, e incluso a veces $ 15,000, dieron 44% más al extraño que los que ganaron $ 150,000 a $ 200,000 por año.

 3- Las personas que ganan menos son más generosas … a gran escala

Un estudio realizado por la Crónica de Filantropía en el 2012 examinó los registros de de impuestos internos de los estadounidenses que ganaban al menos $ 50,000 en 2008. Luego, se registró las donaciones de caridad en cada estado, ciudad y código postal en los EE. UU.

En promedio, los hogares que ganaban entre $ 50,000 y $ 75,000 dieron el 7.6 % de sus ingresos a caridad, mientras que los que ganaban $ 100,000 o más dieron el 4.2%. 

De hecho, en lugares donde más del 40 % de las personas ganaban más de $ 200,000 al año, la tasa promedio de donaciones fue de solo 2.8%. 

4- Las personas ricas tienen más probabilidades de ignorar a los peatones

Para medir esto, Piff grabó en video cientos de vehículos durante varios días para ver las reacciones de las personas dentro de los autos. 

Aquí descubrió que cuanto más caro es el automóvil, menos probable es que el conductor se detenga por un peatón, es decir, es más probable que infrinja la ley y se ‘coma’ el paseo peatonal . Ninguno de los conductores en la categoría de autos menos costosos violó la ley del derecho peatonal. 

5- La pobreza impide la función cognitiva

Otra de las maneras que investigaron este tema fue midiendo la función mental de unos agricultores a un mes antes de sus cosechas (cuando estaban falta dinero) y luego un mes después (cuando vendían sus cosechas) . 

Los agricultores tuvieron un peor desempeño antes de la cosecha, cuando tenían menos dinero, que después, cuando tenían más. Sus IQ también se vieron afectados, ya que antes de la cosecha tenían de 9-10 puntos menos. Tal deterioro fue causado por pasar una noche entera sin dormir. 

6- Los que tienen menos dinero son mejores para leer expresiones faciales

En el 2010, una serie de estudios de la UCSF solicitó a más de 300 participantes de clase alta y baja que analizaran las expresiones faciales de personas en fotos y de extraños en entrevistas simuladas para ver qué tanto comprenden sus emociones.

Los participantes de clase baja pudieron leer mejor las caras en ambos casos. Es decir, exhibieron más «inteligencia emocional, la capacidad de leer las emociones que otros sienten». Pero, cuando a los participantes de la clase alta se les dijo que se imaginaran a sí mismos en la posición de las personas de la clase baja, estos aumentaron su capacidad para detectar las emociones de otras personas, contrarrestando el efecto cegador de su riqueza.

Pero, toda esta evidencia que Piff ha acumulado no pretende incriminar a las personas ricas. 

«Todos, en nuestra vida cotidiana, minuto a minuto, luchamos con estas motivaciones competitivas de cuándo o si poner nuestros propios intereses por encima de los intereses de otras personas», dice. Y, sin embargo, nuestros niveles de desigualdad económica sin precedentes son preocupantes, y dado que la riqueza perpetúa el interés propio, la brecha podría continuar ampliándose, aseveró.