El estigma y las narrativas sociales prejuiciadas que apuntan a que las personas sin hogar en Puerto Rico son exclusivamente una población que batalla con el uso problemático de sustancias, continúan perpetuando una sociedad sin empatía, consciencia ni sensibilidad hacia el fenómeno del sinhogarismo.

Provocado por muchos factores, como la situación económica, gentrificación, la ausencia de independencia financiera del adulto mayor, la falta de acceso a tratamientos de salud mental primarios y preventivos, y hasta la carencia de mecanismos que hagan posible la integración social de la población de exconfinados, el sinhogarismo es un tema que afecta directamente a los ciudadanos de la Isla. 

El doctor y senador José Vargas Vidot, quien lleva más de 20 años dirigiendo esfuerzos salubristas y humanos para apoyar y dar voz a quienes viven en las calles de la Isla, estima que en Puerto Rico podría haber cerca de 25 mil personas sin un techo digno. 

El sinhogarismo no es un asunto de no tener casa y nada más, es un fenómeno complejo y que tiene que ver con estructura financiera, mental y con muchas cosas más. En nuestras calles pudieran haber de 25 a 28 mil personas, y me hago muy responsable de que esa es mi apreciación”, señaló en entrevista con Es Mental

Vargas Vidot, autor del PS778 o el Plan de Abordaje al Fenómeno del Sinhogarismo en Puerto Rico, dijo que el fenómeno sinhogarismo se ha empezado a ver en edades más jóvenes, iniciando desde los 17 años, y pueblos donde no existía.  

“Y la media va entre 35 a 45 años, que es una edad que es para pelos en términos demográficos. Una edad que la gente le identifica como una de las más productivas”, expuso. 

De hecho, afirmó que en sus rondas diarias sigue viendo caras nuevas, un dato al que se le debe prestar atención y que tiende a pasar por desapercibido por la falta de estadísticas concretas.

“El perfil de lo que yo veo, porque esto no es que me lo cuentan, yo hago rondas nocturnas y entrevistas a personas, como lo fue el viernes pasado, es que el 96 por ciento de la gente que vi era nueva en la calle, nunca antes los había visto”, afirmó. 

 “La gente que vemos hoy día típicamente puede tener hasta cinco años en la calle, algo que es intolerable en cualquier otro país”, agregó Vargas Vidot.

En el archipiélago, particularmente, las personas sin hogar son estigmatizadas constantemente ante la falta de visibilidad del tema y las ideas erradas que se repiten. Algunos piensan que el sinhogarismo es consecuencia “de la falta de voluntad”, “que la persona sin hogar es un criminal” o que es una situación “de enfermos”, sostuvo Vargas Vidot.

“En Puerto Rico hay dos visiones que estigmatizan: 1) Que la persona sin hogar es un criminal o que es vicioso, y eso hay que derribarlo, porque nosotros mismos, con las leyes que se han aprobado, hemos provocado una indigencia en la adultez mayor y con las leyes de retiro mucho más, así que el que está en la calle posiblemente ha tenido experiencia de 20 a 30 años de trabajo arduo, pero finalmente terminó en la calle porque su condición económica no le permite más nada. 2) El otro elemento que estigmatiza es que la gente piensa que es una enfermedad, una que hay que curar”, enfatizó. 

Vargas Vidot mencionó que quien necesita esa verdadera cura es la sociedad, la que abandona a las personas mayores, la que da de alta a un confinado y le juzga por su certificado de antecedentes penales, la que repite la narrativa de que “si no estudias, vas a ser un deambulante”. 

El fenómeno del sinhogarismo, sin lugar a dudas, es el reflejo del fracaso social del país”, puntualizó. 

Organización comunitaria Urbe A Pie busca cambiar el panorama 

Pero, los integrantes de una organización comunitaria de Caguas decidieron no quedarse de brazos cruzados y construir una nueva comunidad, una enfocada en visibilización y espacios seguros para los residentes del casco urbano del municipio. 

A través de su iniciativa Hermanx de la Calle, la organización Urbe A Pie, fundada en el 2015, se han dedicado a servir de apoyo a las personas que pernoctan en las calles de la zona, a través de la ocupación de espacios, con el fin de erradicar el prejuicio de ser una zona peligrosa, pero también la donación de meriendas calientes, artículos de higiene y asistencia a quienes enfrentan un uso problemático de sustancias.

“A través de Hermanx de la Calle se promueve una comunidad diversa. No todos y todas tenemos el privilegio y el acceso a vivir dignamente. Los Hermanx de la Calle son personas que merecen tener espacios seguros y dignos. Buscamos la reducción de daños asociados a la calle”, explicó Zuleyka García Torres, coordinadora de comunicación de Urbe A Pie. 

Desde el 2017, Hermanx de la Calle, uno de varios proyectos de la organización de base comunitaria, propone visibilizar el tema de las personas sin hogares y que viven, además, expuestas a constante discrimen y violencia por parte de la sociedad.

Las personas que viven en la calle, viven estigma constante y hasta abuso físico y emocional”, dijo García Torres. 

“Urbe A Pie es una invitación a caminar, a encontrarse y construir la comunidad en la que deseamos permanecer”, concluyó la portavoz.