El estrés sostenido que cientos de personas en Puerto Rico sienten por causa del COVID-19 no tan solo puede afectar la manera en la que se sienten, piensan o actúan, sino que puede ocasionar padecimientos cardiovasculares, problemas de sueño y afecciones en la piel.
Los padecimientos o las afecciones cardiovasculares, del sueño o de la piel, han incrementado desde que comenzó la pandemia, coincidieron los expertos entrevistados por Es Mental.
“El estrés va a estar afectando los sistemas de la presión arterial y los del procesamiento de las azúcares”, expresó el psiquiatra Edgardo J. Prieto Agostini.
“Vamos a tener otros efectos dañinos a través de este estrés sostenido, que tenemos que detener rápidamente”, advirtió.
El estrés sostenido puede manifestarse a través del estrés agudo, estrés agudo episódico o estrés crónico, según la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés).
El estrés agudo es el más común. No ocasiona daños mayores en el cuerpo. Pese a que es necesario en pequeñas dosis, puede ser agotador para la persona que lo padece. En cuanto al estrés episódico, surge cuando la persona padece de angustia constante. Tratarlo puede tomar meses. Mientras, el estrés crónico —en particular— la APA explica que desgasta a la persona a largo plazo. Existen casos en los que la persona con el paso del tiempo se acostumbra a él.
Prieto Agostini mencionó que el panorama que atraviesa la isla puede ocasionar que las personas no detecten rápidamente la causa del estrés al haber múltiples estresores al mismo tiempo, tales como la economía y el trabajo desde casa. Lo complejo es que, si no se detecta, no se tratará adecuadamente y puede provocar condiciones crónicas en el cuerpo.
El especialista en trastornos del sueño mencionó que el estrés sostenido puede ocasionar que la persona no pueda dormir y que, incluso, se le haga complicado mantenerlo.
La razón por la que esto sucede es porque los patrones del sueño tienen unos reguladores en el cerebro. Si la persona siente estrés constante, dichos reguladores se alteran. Una vez se alteran, la persona pierde la oportunidad de tener un descanso adecuado.
Y cuando la persona tiene un mal patrón de sueño, el estrés puede incrementar todavía más, dijo.
Las descargas de estrés igualmente pueden alterar la piel. El dermatólogo Edgardo Rodríguez Vallecillo explicó que este gran órgano que cubre todo el cuerpo tiene múltiples receptores en los que captan las hormonas que los humanos liberan por el estrés, como la adrenalina y la noradrenalina.
Una vez todas estas hormonas comienzan a correr rápidamente por la sangre pueden causar cáncer de piel, infecciones y envejecimiento prematuro, mencionó el dermatólogo.
Las enfermedades dermatológicas más clásicas que tienen relación con el estrés en niños y en adolescentes son el acné y la dermatitis atópica, expresó. La psoriasis, los vitíligos y la alopecia areata areata (calvicie) también, pero sucede más en adultos.
“Cuando hay mucho estrés existen muchos otros cambios internos, los cuales pueden ocurrir en otros órganos del cuerpo, pero no son visibles a las demás personas”, explicó Rodríguez Vallecillo. “La piel es un órgano externo que permite que los demás los vean”.
“La pandemia ha creado unos niveles de estrés que seguramente ninguna de nuestras generaciones había vivido anteriormente”, añadió.
El estrés también repercute en el sistema cardiovascular. El cardiólogo José M. Pérez Cardona explicó que las hormonas que se liberan cuando se está bajo estrés suben la presión y las pulsaciones del corazón.
El desequilibrio de la presión y de las pulsaciones desembocan en taquicardia o arritmia cardíaca e incluso infartos en personas con historial cardíaco previo, explicó.
“Generalmente, eso está más asociado a personas que tengan condiciones existentes”, dijo Pérez Cardona. Pero, puede ocurrir en dos grupos más: los que están en buen estado físico y los que tienen condiciones existentes, pero no se les ha diagnosticado por no ir al médico.
El Colegio Americano de Cardiología menciona que el estrés, incluso, puede ocasionar falta de aire. El sentir nervios o ansiedad lo puede empeorar, si ese llegase a ser el caso.
Lo importante para el Colegio Americano de Cardiología es que se mantenga la calma. Es importante que la persona que sienta dificultad al respirar se acueste. Si no puede acostarse, es aconsejable que se siente sobre una silla y relaje los hombros. Luego que coloque los brazos sobre una mesa, se incline hacia adelante y comience a respirar con los labios fruncidos.
En caso de que la dificultad al respirar no mejore o la persona comience a sentir cualquiera de los padecimientos dermatológicos o cardiovasculares mencionados en este reportaje, los expertos recomendaron llamar a su proveedor médico o médico de cabecera.