“Yo siempre fui delgada. Hasta que, a medida de que fui creciendo, paré de hacer ejercicio y tomé más libras”, recordó la psicóloga clínica especializada en diagnósticos de ansiedad Yashira Brito Morales al narrar su experiencia con la gordofobia.

La gordofobia u obesofobia, mejor conocida como la fatophobia por su traducción al inglés, es una fobia o miedo extremo e irracional hacia las personas consideradas como ‘fuera de peso’.

Sin embargo, es un trastorno de la ansiedad que se puede manifestar tanto a nivel individual como hacia los demás por el valor que la sociedad le otorga a la figura delgada versus aquella con mayores curvas.

Es decir, puede ser tanto la persona flaca que alega que respeta a los gordos, pero no quiere ser gorda y depende de una dieta permanente, hasta la persona que discrimina abiertamente a las personas que están sobrepeso. Por esto, la especialista en trastornos de ansiedad y víctima de la fobia lo describió como una que puede ser de manera inconsciente o consciente.

Según contó Brito Morales, pasó de ser “la flaca de la casa” a tener un mayor peso y de esta manera conoció lo que era la gordofobia, estado que describió como un paso hacia muchos trastornos tanto alimenticios como de depresión y ansiedad. 

Puntualizó que rebajar o estar en forma puede pasar a convertirse en una obsesión y, a raíz de la ansiedad que induce la distorsión, las personas inician a comer demás porque se limitan a comer ciertas cosas y evitan o ignoran lo que su cuerpo necesita para tener energía.

Asimismo, explicó que como consecuencia de su fobia hizo ejercicio de manera excesiva, consecuentemente lastimando su cuerpo como parte de su intento desesperado por bajar de peso.

“Yo pensaba que iba a rebajarlo todo en un día y lo que estaba haciendo era lacerando a mi cuerpo”, confesó.

Compartió que como consecuencia de la gordofobia, un trastorno que categorizó como facilitado por prácticas sociales y culturales, comienzas a reforzar pensamientos acciones y ahí se convierten en algo patológico.

Especificaciones sobre el trastorno

La fobia es un trastorno de ansiedad que se define como un miedo desproporcionado en comparación a la magnitud de la amenaza que se enfrenta.

Así lo explicaron ambas especialistas sobre el tema al expresar que las fobias pueden ser provocadas por distintos factores como el trauma, comportamiento aprendido de padres o encargados, y presión social..

Mientras, Brito Morales matizó que la gordofobia es aquel miedo o incomodidad ante las personas sobrepeso o hacia la idea de ser gordo o gorda.

Aclaró que el trastorno también puede darse a raíz de una concepción errónea de la obesidad.

Por su parte Robles Morales también explicó que las personas, a menudo piensan que se llega o se permanece en la obesidad de manera voluntaria.

Sin embargo, ambas señalaron que una persona puede ser gorda y sostener una mejor salud que una persona flaca. Además, destacaron que la figura de una persona puede deberse al hipotiroidismo, problemas hormonales, o medicamentos para el cáncer, entre otros.

¿Cómo a nivel cultural se propicia la gordofobia?

De acuerdo con Brito Morales, la sociedad, en general, es gordofóbica. Justificó este dato a que culturalmente se enseña que ser saludable es equivalente a ser flaco y ser gordo no lo es.

Subrayó que, en espacios como las tiendas de ropa, concursos de belleza y los aeropuertos se manifiesta claramente un discrimen.

“Para ser Miss Universe tienes que ser flaca, pero hay también certámenes de belleza exclusivos para las personas gordas. No puedes trabajar en este lugar, tengo que ir a otro lado de la tienda o a otra tienda para encontrar ropa para mí, si quiero viajar tengo que pagar el doble porque no hay un asiento para mi talla”, ejemplificó al criticar la perpetuación de la idea de que las personas flacas y gordas no son iguales.

De tal forma, describió que, por el peso que la sociedad le adjudica a la figura, ser considerado como gordo o gorda pasa a ser gran parte de la identidad de una persona, pues se le clasifica de esa manera.

Por su parte, la doctora en psicología Yarielis Robles Morales coincidió con Brito Morales al reiterar que el sistema educativo define como valioso, ideal y saludable a aquello que sea ágil y dinámico, mientras que lo que es sedentario y grande no tiene la misma connotación.

Expresó que salir a comer y que le sugieran la comida con menos calorías en el restaurante, ser parte de una familia que siempre hace comentarios sobre bajar de peso, ser impulsado o impulsada constantemente a comer menos son todos factores que colocan a los menores a mayor vulnerabilidad de generar estos trastornos e inseguridades.

De acuerdo con el Repositorio Institucional de la Universidad de la Laguna en España, los 10 países con mayores tendencias de gordofobia son todos latinoamericanos, menos los Estados Unidos.

Por otro lado, Brito Morales concluyó que la distorsión es más común en mujeres, pues son el género más atacado por su valía, figura e intelecto.

Sin embargo, según un estudio realizado por Beatrice E. Robinson, Julia O´Reilly y Lane C. Bacon, expertos del tema, la obesofobia es un trastorno más frecuente en mujeres con un peso medio, jóvenes, con más educadas, o son profesionales no médicos.

La investigación titulada Gordofobia: medir, comprender y cambiar las actitudes antigrasas tipifica a los obesofóbicos como personas que, en su mayoría, sienten algún tipo de sentimiento negativo ante su propio cuerpo.

Repercusiones de la gordofobia

Brito Morales determinó que a raíz de la distorsión se han creado dos grupos: aquellos que se ven sumamente afectados a nivel emocional por los ataques y otros a quienes no les importa y se aceptan.

No obstante, explicó que ante una industria televisiva, redes sociales, artistas, figuras públicas y médicos gordofóbicos, el impacto del trastorno es grande.

Confesó que hay médicos que no les dan los tratamientos adecuados a las personas gordas, porque justifican sus problemas de salud con su peso en lugar de buscar qué está causando la obesidad de la persona como, por ejemplo, una depresión severa, ansiedad u otros problemas de salud física.

A su vez, Robles Morales concluyó que dada la presión social de tener que ser flaco, muchas personas incurren en cambios drásticos y, posiblemente malignos, en sus dietas como solo ingerir líquido o ayudar de manera no supervisada.

Incluso, puntualizó que a raíz de la distorsión una persona pudiese usar la vestimenta como un mecanismo de defensa ante el discrimen.

“Todos y todas tenemos ese amigo o familiar que dice ‘Me voy a vestir del color negro, para tapar o disimular la silueta’”, enfatizó.