Se estima que las tasas de obesidad infantil en Puerto Rico oscilan entre el 28 a 30 por ciento, un porcentaje que levanta bandera entre los profesionales de la salud y salud mental, no solo por las repercusiones físicas al bienestar de los menores, sino también las implicaciones emocionales.
Según la endocrinóloga pediátrica, la doctora Sheila Pérez Colón, a medida que pasan los años los números de incidencia y prevalencia de la obesidad infantil continúan incrementando, tanto en la Isla como a nivel global, lo que representa una preocupación mundial.
Diversos son los factores de riesgo asociados a la obesidad infantil, como los antecedentes familiares, sedentarismo y/o factores sociales y ambientales, que promueven hábitos de alimentación y de ejercicios perjudiciales, explicó Pérez Colón.
La endocrinóloga recordó que la obesidad infantil no debe entenderse como una característica física o un adjetivo para hacer descripción sobre la apariencia de un niño o niña, ya que es una afección de salud, considerada así por las entidades de salud a nivel mundial, con consecuencias que trastocan la cotidianidad y el desarrollo de los niños, indicó.
“El niño puede desarrollar resistencia a la insulina o la diabetes tipo 2, hipertensión, problemas del corazón, hígado graso, aumento en el colesterol, riesgo de condiciones gastrointestinales, cáncer en la adultez y apnea del sueño, que se cree que solo le pasa adultos, pero no, también los vemos en la población pediátrica”, detalló la doctora.
Pero, además de esto, existe una relación estrecha con la salud mental de los menores, quienes podrían experimentar discrimen, estigma, el acoso o conocido popularmente como bullying, aislamiento social, baja autoestima; un concepto negativo de su imagen corporal y trastornos psiquiátricos como la depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos alimentarios, entre otros, señaló la psicóloga clínica, la doctora Coralys Peña Díaz.
Coincidiendo con esto, la doctora Pérez Colón, aseguró que muchos menores sufren burlas en la escuela y hasta en sus propias casas, lo que puede detonar en desánimo, soledad y frustraciones.
La psicóloga clínica invitó a los padres, madres y cuidadores a prestar atención a las banderas rojas que pudieran alertar sobre un menor teniendo dificultades emocionales, entre estas la tristeza persistente, que dura dos semanas o más. También que evite interactuar con sus amigos u otras personas.
Que intenta herirse a sí mismo o hablar de hacerlo, habla sobre la muerte o el suicidio, irritabilidad, comportamiento fuera de control que puede ser perjudicial, cambios drásticos del estado de ánimo, del comportamiento o de la personalidad, cambios en los hábitos alimenticios; dificultad para dormir, concentrarse y cambios en el rendimiento académico, dijo.
“El que un niño, niña o adolescente tenga una de las banderas rojas antes descritas, excluyendo el suicidio y las autolesiones, no significa que tiene una crisis de salud mental, sin embargo, es algo que deben como cuidadores ir observando y evaluando”, sostuvo la psicóloga.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades reiteran que la obesidad infantil está ligada a situaciones psicológicas y una pobre calidad de vida.
“También pueden sufrir, como adultos, mayor discriminación. La evidencia científica nos dice esto. Inclusive, sobre las probabilidades de ser aceptados en trabajos como en la universidad”, apuntó por su parte la licenciada Olga Sinigaglia, nutricionista pediátrica.
Por otro lado, la nutricionista especialista en la niñez mencionó que la crianza tiene un papel fundamental en la nutrición de un menor, pues lo que haga papá, mamá o cuidador en relación con sus patrones alimentarios, será imitado por el menor.
“Si el padre, madre o cuidador obliga al niño a comer, el niño aprende a comer bajo estrés y ansiedad y a lo largo del tiempo se va creando una relación no saludable con las comidas y las meriendas, que promueve también el consumo de otros alimentos que no necesariamente son saludables”, sostuvo la licenciada.
“Una buena nutrición no tiene que ver necesariamente con un peso corporal”, agregó.
La licenciada recomendó a las familias a visitar a un profesional de la nutrición y educarse sobre lo esencial de la nutrición en todas las etapas, incluyendo el embarazo de la persona gestante.
Consejos adicionales
Por su parte, la psicóloga clínica exhortó a los padres, madres y cuidadores a establecer diálogos con los niños para reconocer si están pasando por algo.
No juzgarlos ni culparlos por la situación que dicen vivir. Y, además, dejar de un lado el estigma sobre la salud mental.
“Recuerda que los niños, niñas y los adolescentes están haciendo lo mejor que pueden para manejar las presiones y exigencias sociales a las que se enfrentan, al igual que cada uno de nosotros. Muestre compasión por usted mismo y por ellos, a medida que van avanzando en este camino hacia el bienestar”, puntualizó.
Para finalizar, la endocrinóloga aconsejó a los adultos a estar pendiente a las bebidas azucaradas que se disfrazan como “jugos de frutas naturales” y optar por incorporar más agua. También comenzar a incorporar frutas y vegetales, y aprender a servir en porciones.
Sumar más actividad física entre los menores es otra de las recomendaciones de la doctora, particularmente, por el tiempo que hoy día pasan muchos niños usando la tecnología.
“También el patrón de sueño es importante. Como regla general, mínimo 10 horas durmiendo”, sostuvo.
En concordancia con Sinigaglia, hizo énfasis en que el encargado del menor, debe dar el ejemplo, pues son el modelo a seguir.