Tras la pandemia de COVID-19, han surgido desajustes en la manufactura, reducción en la cantidad de los empleados disponibles, cierres de operaciones por temas de enfermedad, entre otros imprevistos que han creado una reducción en la producción de alimentos en Puerto Rico, según Denise Santos Feliciano, presidenta del Banco de Alimentos.
Como consecuencia, la Isla se está enfrentando a un incremento en costos de todos los alimentos, indicó.
Explicó que cuando hay una demanda que no está siendo cubierta, suben los precios y que este aumento lamentablemente lo está pagando el consumidor.
Indicó que el Banco de Alimentos, como centro de depósitos en la industria de alimentos, también se ha visto afectado, pues no solo hubo una reducción en la cantidad de donaciones realizadas sino en el tamaño de las mismas.
Por otro lado, mencionó que recientemente se digitalizó el proceso de solicitud para el Programa de Asistencia Nutricional (PAN), detalle que redujo su accesibilidad y trajo una mayor cantidad de personas a las puertas del Banco.
Criticó que el cambio también ha complicado el proceso de solicitud para muchas personas sin Internet ni dispositivos electrónicos en la Isla.
Por encima de esto, sostuvo que durante el mes de julio de 2022 los niveles del PAN regresarán al original, factor que equivaldrá en un doble impacto para aquellos que reciben esta ayuda. Calculó que habrá una reducción de $250 a $200 mensuales familias de cuatro.
¿Qué cambios ocurrieron?
Por su parte, la presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas, Celia Mir, afirmó a través de un comunicado que los cambios en precios han sido variados.
Comenzó especificando que, a raíz del encierro, ha surgido un aumento en el consumo de alimentos para el hogar.
Además hubo una reducción del personal en los cultivos de las cosechas de frutas y vegetales por los casos de COVID-19, comentó.
Por ende, argumentó que se debe de considerar no solo el aumento de los precios, sino que la falta de producción, la alza en costos de transportación terrestre y producción de plástico.
Todos estos cambios han provocado una mayor alerta y supervisión de parte del Departamento de Asuntos del Consumidor de Puerto Rico (DACO).
De acuerdo con los datos publicados por el ente, surgió un incremento en el precio de productos frescos, específicamente los vegetales.
Los pimientos han sufrido un aumento de 23.4%, puntualizó. Mientras, las habichuelas frescas, calabaza, pana, berenjena, repollo, cilantro, ajíes, calabaza, celery, aguacate, ajos, brócoli, chayote, mazorcas de maíz, pepinillo y otros granos frescos, un cambio de 18.9%.
Explicó que, según el promedio global, publicado por el Sistema de votación independiente de la sociedad (IPSOS, por sus siglas en inglés), el aumento recae en un 63% desde el inicio de la COVID-19.
Mientras, presentó que la necesidad de permanecer en el hogar le proveyó a muchas familias la posibilidad para cambiar sus estilos de alimentación. Precisó que las estadísticas apuntan a que desde 2019 hasta ahora las personas han disminuido sus visitas al supermercado de 5.8 veces al mes a 3.
Agregó que, de acuerdo a la Radiografía del Consumidor del 2021, publicada por MIDA, se observó que la población ha comenzado a planificar alimentos más saludables en un 39%, un 30% había comenzado a tomar en consideración las etiquetas nutricionales y un 29% había disminuido la compra de alimentos y bebidas menos saludables.
Sin embargo, admitió que la postergación del fin de la pandemia ha interferido con estos avances y la percepción de una buena alimentación.
Asimismo, Santos Feliciano coincidió al detallar que muchos productos que antes eran donados para el Banco de Alimentos ya no están disponibles en las góndolas de los supermercados dado a que muchos puertorriqueños se han visto obligados a cambiar su dieta.
Añadió que, a través de su trabajo dirigiendo el Banco de Alimentos, ha evidenciado la alza de precios de granos entre un 15 y un 20%. Además, sostuvo que los precios de las carnes han duplicado y que el combustible también, aspecto que impacta la distribución, el almacenaje y la manufactura.
Ambas expertas destacaron que el factor inicial fue el surgimiento de la pandemia, sin embargo, el surgimiento del conflicto entre Ucrania y Rusia también ha contribuido a este deterioro, pues Ucrania era una de las productoras principales de fertilizantes, granos y otros productos de primera necesidad.
Mientras, según el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización Naciones Unidas (ONU), David Beasly, la carencia de alimentos se debe también al cambio climático.
“En el transcurso de los últimos años, el número de personas que se dirigen hacia la hambruna ha aumentado de 80 millones a 323 millones, con 49 millones en 43 países que quedan en riesgo de pertenecer a este grupo”, afirmó.
Explicó que, de parte del Banco, entienden que esta situación se va a extender hasta al menos el fin de año, pero precisó que, si no se resuelven los conflictos, puede ser que la economía se tarde más en recuperar.
A su vez, Mir comentó que este conflicto propone una mirada hacia los productos locales frescos, cuyo éxito recae en un menor costo de transportes, facilidad de empaque y cercanía local.
“Los aumentos en los costos de alimentos siempre serán una variable que hay que atender con diligencia para garantizar que cada familia disfrute de la seguridad alimentaria”, concluyó.