Las víctimas del crimen y sus familiares viven momentos difíciles durante todo el proceso judicial, donde muchos reviven el trauma y se trastoca su estabilidad emocional. 

Toda situación de crimen afecta a las personas de manera distinta. Sin embargo, hay sintomatología más común que otra, estableció el psicólogo forense y catedrático auxiliar de la Universidad Albizu, Luis Javier Rodríguez Ramos, al hablar sobre el impacto en las víctimas del crimen y sus familiares luego del veredicto de un caso judicial, como la reciente decisión en el caso contra el exboxeador Félix Verdejo por el asesinato de la joven Keishla Rodríguez Ortiz.

De manera similar a los veteranos o personas que han participado de conflictos bélicos, una víctima del delito o familiar de las partes involucradas pueden experimentar estrés postraumático, alteraciones en su memoria recurrente, disturbios en su patrón de sueño, sentimientos de enajenación y elementos de ansiedad, dijo Rodríguez Ramos. 

Mencionó que, por ejemplo, en el caso del asesinato de Rodríguez Ortiz, el victimario era cercano a la familia de la víctima, por lo que pueden haber sentimientos de coraje y traición, entre otras emociones, dado a la relación estrecha que tenían. Es importante poder ventilar las emociones que les han causado esta situación, agregó. 

El pasado viernes, 28 de julio el Tribunal Federal de Estados Unidos encontró culpable al Verdejo por el secuestro que resultó en la muerte de Rodríguez Ortiz y por asesinato intencional de un bebé por nacer. 

El psicólogo forense precisó que los familiares que están presentes durante todo el proceso judicial pueden incluso revivir el trauma del crimen a través del juicio. La exposición a los medios de comunicación también está relacionado con estos síntomas y sensaciones, dijo. 

Puntualizó que pueden aflorar sentimientos relacionados a la culpa, vergüenza y  ansiedad. 

Tanto en el caso de la familia del victimario como para la de la víctima, es un proceso similar, según el psicólogo forense. Hay un elemento de aceptación y poder lidiar con la situación, explicó. 

No obstante, a diferencia de la víctima, la familia del victimario se puede preguntar si va a seguir apoyando al acusado o la acusada. De igual manera tienen que poder canalizar sus preocupaciones e inquietudes para poder moverse hacia el bienestar emocional, aseguró Rodríguez Ramos. 

“Muchas personas me han resaltado que la madre del victimario [Verdejo] ha estado muy relajada y parece estar tranquila con lo sucedido. Yo sospecho que este es el resultado de un trauma. Su mente está protegiendo a su cuerpo trayéndolo a un estado de shock”, opinó Rodríguez Ramos. 

Por su parte, el psicólogo clínico del Centro de Ayuda a Víctimas del Crimen (CAVIC), Melvil Martínez Hernández, detalló que un crimen tiene un impacto inmediato en las familias, pues implica que involuntariamente tienen que comenzar a hacer ajustes en su vida, para los que muchos no están preparados

La persona en todo momento busca alternativas e intenta contestarse las preguntas sobre lo sucedido. Por este motivo, para las víctimas secundarias el proceso judicial representa una oportunidad de obtener cierta tranquilidad de que se está haciendo algo por el ser querido. 

En consonancia con este sentido de “justicia”, los padres de Rodríguez Ortiz expresaron en una entrevista con CNN haber encontrado paz con el veredicto y admitieron agradecimiento hacia las autoridades.

Indicó que en la mayoría de las ocasionas las víctimas secundarias tienen unas reacciones, como un nivel de impotencia que trastoca el sentido de la vida, pérdida de seguridad, tristeza, llanto frecuente, síntomas de ansiedad, temblores, taquicardia, estrés, insomnio y pérdida de confianza en el sistema judicial o policial. 

Martínez Hernández expresó que también la familia de la víctima del crimen puede sentir culpa al disfrutar de actividades sin esta persona, en el caso de haber sido asesinada. Según la versión más reciente del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, este duelo puede ser un proceso de 6 meses hasta un año, apuntó el experto. 

Martínez Hernández sostuvo que por cada delito se entiende que se afectan de tres a cuatro personas como víctimas secundarias. A esto se suman los efectos psicológicos, sociales y legales que las personas tienen que afrontar de manera inmediata, desconociendo en gran medida los procedimientos que se tienen que llevar a cabo. 

Por su parte, Rodríguez Ramos expresó que los juicios son procesos largos, que recrean los eventos de manera recurrente, sale información o se brindan datos constantemente que no son de conocimiento general y puede ser abrumador en muchos casos. “Toda persona va a tener una reacción”, aseguró.

Martínez Hernández especificó que, según su experiencia, en muchas ocasiones las víctimas secundarias desconocen sobre los derechos y las alternativas que hay para recibir apoyo o tratamiento. Este factor añade estrés adicional, aseguró. Indicó que hay una oficina en los tribunales que trabaja con la compensación a víctimas del crimen y  orienta sobre trámites legales, funerarios y organizaciones como CAVIC. 

En consonancia con Martínez Hernández, Rodríguez Ramos añadió que existen programas dentro del tribunal, universidades, el Departamento de Justicia y otras entidades, dirigidos a víctimas del crimen, donde se le ofrece ayuda y apoyo psicológico, entre otros recursos de apoyo.