La información recibida constantemente tras el surgimiento de una nueva variante de COVID-19, reconocida hoy como ómicron, podría tener repercusiones en la salud emocional de los ciudadanos, según el trabajador social clínico, Luis G. Pagán Miranda.

De acuerdo con el profesional, los datos que reciben las personas a través de los medios de comunicación y las redes sociales pueden fomentar que un individuo experimente una retraumatización, a través de síntomas como ansiedad, pensamientos anticipatorios, de incertidumbre hacia el futuro y la sensación de estar atrapados. 

“Cuando surgen estas noticias, es como recordar lo que podrían perder nuevamente y eso puede causar sintomatología y generar un estresor grandísimo”, contó a Es Mental. 

La epidemióloga Adriana Del Mar Pons Calvo coincidió con el trabajador social y apuntó a que, la educación y promoción de la salud, con base científica, es clave para que las personas se muestren menos preocupadas ante lo que observan y consumen cotidianamente sobre el COVID-19.  

“El componente educativo, en cualquier impacto comunitario, de vacuna, clínico o médico-paciente, tiene que estar precisamente para trabajar los determinantes sociales que existen y el efecto que tiene en la salud mental”, dijo. 

Recientemente, la Organización Panamericana de la Salud, adscrita a la Organización Mundial de la Salud, dio a conocer su informe sobre las consecuencias emocionales de la pandemia en América y el Caribe. En el documento se destaca un “efecto devastador” entre los ciudadanos de la región. 

El estudio «Fortaleciendo las respuestas de salud mental a la COVID-19 en las Américas: un análisis de la política sanitaria y recomendaciones«, tiene hallazgos significativos sobre el impacto a la salud emocional en países como Brasil y Perú.

Los datos analizados destacan que cuatro de diez brasileños han experimentado problemas de ansiedad durante el COVID-19 y, además, que los síntomas de depresión se quintuplicaron en Perú. 

Asimismo, sugieren que, a un tercio de las personas que padecieron COVID-19, se le ha diagnosticado algún trastorno neurológico o mental.

Los autores hacen un llamado, además, a que los gobiernos actúen de inmediato “para reforzar los sistemas y servicios de salud mental” y que, para mitigar el impacto de la pandemia es hora de incorporar la salud mental entre los planes de preparación, respuesta y recuperación de emergencias.

Pero, la población en general no es la única afectada tras el COVID-19 y la aparición de nuevas variantes, también el desgaste emocional de los profesionales que se dedican al cuidado de otros, mencionó Pagán Miranda.

“Los profesionales de la conducta estamos tan igual de expuestos y vulnerables a poder desarrollar un malestar por causa del trabajo que realizamos. De hecho, dice la literatura que nuestro trabajo es mucho más desgastante, porque tenemos una tarea adicional, la cual es entender el dolor de las personas”, explicó.

De igual manera, la epidemióloga agregó que es necesario un sentido de empatía, pues los profesionales de la salud ya llevan casi dos años trabajando en la primera línea de defensa. 

“No se puede dejar de un lado a esos profesionales de la salud, que van para dos años en esto, y que ya el llamado de ellos es: ‘Vacúnate, porque puede que ya yo esté cansado de estar tan expuesto’, añadió. 

Recomendaciones para cuidar la salud emocional

Pagán Miranda hizo énfasis en que las personas y los profesionales de la conducta deben reconocer la importancia de la desconexión y las pausas, especialmente al consumir información por redes sociales o medios de comunicación. 

Y que esto forma parte, además, de una práctica de autocuidado, en la cual la persona puede controlar lo que le favorece a su salud mental o no. 

“Cuando hablamos de autocuidado, se trata diferentes áreas, como desconectarnos, dedicarle tiempo a aquello que para nosotros es valioso, hacer ejercicios y hasta el área espiritual. Y no nos referimos solo a religión, sino al sentido, a qué le damos sentido o importancia, cuál es nuestro valor o nuestro norte, nuestro propósito de vida’’, sostuvo.

Asimismo, habló sobre visitar a los profesionales de la conducta humana al momento de experimentar un malestar psicosocial. 

“Cuando ya vemos que este malestar está teniendo unas consecuencias es importante que vayamos a un profesional de la conducta, ya sea psicólogo, trabajador social clínico, psiquiatra, ese profesional que pueda ser ese acompañante en estos procesos tan adversos y sobre todo ahora que salen todas estas noticias”, concluyó.