“A pesar de que soy enfermera de profesión, me chocó que me dieran un diagnóstico en el que sabes que va a pasar algo más, porque la psoriasis te afecta la piel, pero viene también con complicaciones y el efecto psicológico que tiene el hecho de ver todas esas laceraciones”.

Así describió Margarita Irizarry, una profesional del campo de la salud, el momento en cual se enteró que padecía psoriasis, una enfermedad crónica e inflamatoria.

Fue tras el paso del huracán María cuando los síntomas comenzaron a agudizarse en su cuerpo. Pero Irizarry creía que se trataba de una reacción alergia por el uso excesivo de desinfectante, especialmente porque eran tiempos en los que el sistema de agua potable era escaso y los profesionales de la salud hacían malabares con el fin de salvaguardar la vida de los pacientes en los hospitales de la Isla.

En aquel momento yo traté de echarle la culpa al hand sanitizer, pero la realidad es que es una condición en la cual el estrés es uno de los grandes factores que detonan los síntomas”, reflexionó sobre aquellos pensamientos que le hicieron creer que todo marchaba bien.

Sin embargo, no era así y los síntomas que curaba con cremas tradicionales empezaron también a aparecer en el cuero cabelludo. 

“En un momento dado tuve en el pelo, en mis manos, en mis pies”, detalló. 

En el proceso, además, se dio cuenta que cuando experimentaba estrés, los síntomas se exacerban.

Y es que la psoriasis no sólo se manifiesta a través del dolor, la picazón y resequedad de la piel, sino que tiene efectos sobre otros aspectos de la vida de un paciente, como lo es la salud mental. 

De acuerdo con la doctora Valeria Rivera, psicóloga clínica y cofundadora de Skills 4 You Psychological Services, el estrés y la ansiedad son desencadenantes de la condición y aprender a manejarlos es sumamente importante para la calidad de vida de los pacientes.

Coincidiendo con esto, la doctora Carmen Gómez Milián, psicóloga clínica, mencionó que investigaciones concluyen que niveles elevados de estrés y/o traumas durante la niñez pueden activar la aparición de psoriasis y los síntomas físicos de la condición, los cuales, a su vez, podrían desencadenar trastornos mentales como depresión y ansiedad.

Otro dato encontrado es que lamentablemente los mecanismos inflamatorios de la psoriasis también pueden afectar directamente al sistema inmunológico, endocrino y afectar algunas estructuras del cerebro encargadas de activar y regular emociones intensas.  Esto implica el desarrollo de comorbilidades o múltiples afecciones físicas además de la psoriasis”, abordó la doctora Gómez Milián.

De igual manera, tiene implicaciones sobre la autopercepción y la manera en que la persona se relaciona consigo misma, sus emociones y con su cuerpo, contó la doctora Rivera a Es Mental. 

Estudios han demostrado que la psoriasis es altamente estigmatizante, por lo que puede impactar en gran parte la salud emocional del paciente”, enfatizó la doctora de Skills 4 You Psychological Services.

Dijo que muchas veces se puede llegar a experimentar sentimientos de vergüenza, soledad, coraje e incomprensión, por lo que algunos pueden aislarse y hasta tener pensamientos suicidas.

“Además, si el paciente tiene una pobre adherencia al tratamiento, queda atrapado en un ciclo de pobre adherencia al tratamiento, lo que conduce a una menor calidad de vida, aumentando y manteniendo el abuso de alcohol y/o sustancias como estrategia de afrontamiento”, expuso Rivera.

Rivera recordó que los pacientes en Puerto Rico también deben lidiar con un sistema médico y social que, muchas veces, carece de empatía ante la falta de conocimiento. Esta situación puede provocar dificultad en los vínculos con amigos, familia y parejas. 

Por otra parte, la doctora Gómez Milián habló de que el estigma sigue siendo tan marcado que inhibe los deseos de motivación y salir a espacios de actividades regulares por temor a ser juzgados. 

Las personas que padecen psoriasis no son su condición. Son seres humanos que tienen muchísimas cualidades y fortalezas. Debemos tratar a las personas con mayor respeto”, enfatizó la psicóloga clínica.

El rechazo social, precisamente, fue lo que vivió la directora de la Asociación Puertorriqueña de Ayuda al Paciente con Psoriasis, Leticia López, desarrollándose como una adolescente con psoriasis severa. 

López se expuso a burlas, comentarios y antipatía por sus compañeros de escuela. 

Yo viví el rechazo de mis compañeros, quienes me daban hasta recetas para que me bañara y que se me pudiera quitar la psoriasis”, relató la doctora López.

Reiteró que los pacientes desean compasión y solidaridad y la comunidad pueda tener como entendimiento que la psoriasis no es contagiosa y que puede darle a cualquiera.

Otro reto emocional de los pacientes es la falta de accesibilidad a un tratamiento adecuado, explicó Gómez Milián.

“Es bien importante que el paciente sepa que contar con un equipo interdisciplinario es crucial y puede prevenir recaídas y agravación de síntomas”, puntualizó la doctora en psicología clínica. 

Finalmente, la doctora Rivera dijo que es vital que los pacientes aprendan en terapia la aceptación de sus emociones desde la curiosidad y autocompasión, trabajar con el procesamiento de estas y hallar posibles traumas que pudieran asociarse a la condición.