Durante los tiempos difíciles es completamente normal sentirse ansioso, con miedo y sobrecargado. Cuando esto sucede muchas veces perdemos la conexión con nuestra realidad y con nosotros mismos. Dada la magnitud de la incertidumbre durante la pandemia, puede ser difícil concentrarse en las emociones y experiencias positivas. Sin embargo, si nos detenemos a pensar en las pasadas crisis, el sufrimiento y las pérdidas a través de un lente de gratitud, todos podemos encontrar algunos aspectos de nuestra vida que apreciamos y que muchas veces damos por sentado.
Hoy más que nunca es muy importante practicar la gratitud diariamente y enfocarnos en todo los detalles positivos de nuestra vida. Esto nos ayudará a vivir con mejor salud mental, positivismo y capacidad para enfrentar los desafíos.
Beneficios de la gratitud
La gratitud consiste en centrarse en las cosas positivas de nuestras vidas, en sentirnos agradecidos y valorar lo que tenemos. La gratitud tiene un impacto positivo para nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras relaciones.
Psicológicamente nos ayuda a desarrollar niveles más altos de emociones positivas, estar más alertas, sentirnos más vivos, disfrutar más, ser más felices y optimistas. Socialmente nos ayuda a ser más serviciales, pacientes, generosos, compasivos, extrovertidos y menos aislados. Físicamente, fortalece nuestro sistema inmunológico, mejora los patrones de sueño, baja la presión, disminuye los dolores y molestias.
¿Cómo nos ayuda la gratitud?
La gratitud nos permite estar en el presente: Con frecuencia pasamos tanto tiempo viendo la televisión, en los medios sociales o trabajando que se nos hace fácil desconectarnos de nuestras vidas y convertirnos en espectadores. La práctica de la gratitud nos ayuda a participar más en la vida, sentir más placer y celebrar lo que tenemos.
Mayor sentido de autoaceptación: Cuando estamos agradecidos, podemos reconocer el impacto de otros en nuestra vidas, sus contribuciones y cómo nos han valorado. Esto nos ayuda a transformar nuestra relación con nosotros mismos y apreciarnos más.
Mejor manejo de estrés y trauma: La gratitud nos da una nueva perspectiva ante la vida. Nos ayuda a interpretar los acontecimientos negativos, la adversidad, el sufrimiento, el trauma con mayor fortaleza y nos ofrece la oportunidad de recuperarnos más pronto. En otras palabras, la gratitud es un factor protectivo del estrés postraumático, la ansiedad y la depresión.
¿Cómo podemos practicar la gratitud?
Practicar la gratitud es un hábito que podemos aprender y desarrollar. Mientras más lo practiquemos más fácil será y se convertirá en parte de nuestro diario vivir. Cuando nos acostumbramos a ser agradecidos, aprendemos a estar más conscientes y presentes en nuestras vidas. También notamos y podemos participar cuando las cosas buenas nos ocurren.
Aunque todos tenemos diferentes maneras de expresar nuestra gratitud, el COVID-19 ha cambiado la manera en que tradicionalmente lo hacemos y nos hemos ido adaptando a otras. Por ejemplo, saludar con las manos, dar abrazos, hablar en persona, han sido sustituidos por saludos en Zoom, saludos con el codo, emails de agradecimiento y emojis.
Ahora que nos encontramos ajustándonos a nuestro nuevo normal, es una buena oportunidad para también integrar rituales de agradecimiento en nuestras vidas.
Estas son algunas sugerencias para practicar el agradecimiento individualmente o en familia:
- Diario de gratitud/agradecimiento: Esta es la práctica más popular. Consiste en escribir diariamente al menos tres razones por las cuales está agradecido en ese día. Es más fácil dedicar unos minutos diariamente para celebrar las pequeñas victorias de ese día. Puedes hacerlo por la mañana, por la noche o ambas. Mientras más lo practique más fácil será integrar las pequeñas cosas por las cuales se siente agradecido. Puede incluir cosas relacionadas a cualquier aspecto de su vida (por ejemplo, tiene trabajo, su familia está saludable, tiene un techo), detalles de su diario vivir (por ejemplo, hizo sol, la lluvia ayudó a las plantas, tomarse un café en silencio), cosas que muchas veces damos por sentado (por ejemplo, levantarse, poder ir al médico o supermercado). Si usted hace esto por veintiún días consecutivos su cerebro se reconfigurará y comenzará a ver los beneficios en su diario vivir y responderá de manera diferente a las adversidades en su vida. ¡Comience ya!
- Comparta sus logros con sus amigos y/o familiares: Haga espacio para compartir los aspectos positivos, sus logros y las pequeñas victorias con sus familiares y amigos. Una manera fácil de integrarlo en su rutina diaria es durante la cena. Por ejemplo, cada miembro de la familia puede identificar su parte favorita del día, o tres razones por las cuales está agradecido ese día. Esta es una práctica en la cual los niños pueden aprender sobre comunicación, creatividad y compromiso mientras que desarrollan mayor conexión hacia su familia. Además, puede facilitar la hora de dormir porque tendrán pensamientos positivos y estarán más relajados.
- Repensando sus experiencias negativas: Piensa en las pérdidas que ha tenido, los fracasos, las enfermedades, los conflictos, las adversidades o las situaciones traumáticas. ¿Cómo lo han impactado, fortalecido y convertido en la persona que es hoy? ¿Qué aprendió? ¿Cómo sobrevivió? ¿Qué le agradece a esas experiencias? ¿Cómo la han hecho más fuerte y resistente? Si alguna de estas situaciones traumáticas aún le duelen, permítase ser vulnerable, acepte sus sentimientos y de paso a esas emociones. No se trata de ser feliz o positivo constantemente. Lo importante es aprender a identificar aspectos positivos aún en medio de la adversidad.
- Conecte con la naturaleza: La tecnología, los medios sociales, las noticias, la incertidumbre y las múltiples demandas nos causan estrés e influyen en nuestro estado de ánimo, nuestras acciones y en nuestras relaciones. El estrés agudo puede ahogarnos y puede hacer que no apreciemos lo que tenemos alrededor. Para contrarrestar el impacto de las demandas y desafíos diarios, es necesario sacar momentos para desconectarnos de todo para conectar con la naturaleza. Deje el celular, salga a caminar, observe sus alrededores, disfrute la naturaleza y el silencio.
- Escriba una carta: Considere escribir una carta a alguna persona que haya hecho la diferencia en su vida. Por ejemplo, un profesor, algún amigo, sus padres, familiares, un supervisor, un mentor o un compañero de trabajo. Cuéntales cómo lo han ayudado, su impacto en su vida de forma positiva y lo que esto ha significado para usted.
- Frasco de gratitud: En una pecera o envase transparente coloque un papel con las cosas que agradece cada día. Esto puede ser un método muy divertido para los niños. El proceso de ir llenando el envase y tener la representación visual es un buen recordatorio de los aspectos positivos en su vida. Cuando se sienta triste o ansioso, mire el envase, saque algún papelito y repase esos momentos.
- Haga el compromiso: Si se compromete a practicar la gratitud tendrá más probabilidad de ejecutarlo. Cree hábitos y rutinas que le permitan tomar conciencia de las cosas por las que se siente agradecido. El agradecimiento puede ser una práctica diaria como la meditación, poco a poco se vuelve más natural con el tiempo.
- Trate la vida como un regalo: Cuando tratamos la vida como un regalo nos emocionamos ante las posibilidades de cada día. Valoramos más nuestra salud, tiempo y relaciones. Nos enfocamos en cuidarnos, cuidar a los demás y estar en el presente.
Durante momentos de crisis, sobre todo este que estamos viviendo con la pandemia de COVID-19, es vital tener una perspectiva y práctica diaria de agradecimiento para cuidar nuestra salud mental, mantener una actitud positiva, sanar y tener esperanza.
Mientras superamos esta crisis, aprovechemos la oportunidad para recordar las lecciones que nos enseña este momento. Empiece ahora. ¿De qué se siente agradecido hoy?
*La autora es psicóloga clínica especializada en niños y familia.