La exposición repetitiva a desastres naturales y los efectos del cambio climático en Puerto Rico, como los que vienen experimentando los residentes de la Isla desde el embate del ciclón María, los terremotos y la pandemia , y al que se le suma recientemente las consecuencias del huracán Fiona, pueden provocar que algunas personas vivan con un trauma recurrente.
El trauma recurrente es resultado, precisamente, de la exposición a eventos en los que se considera que la vida está peligro o amenazada y, por consiguiente, implica un gran impacto emocional en la cotidianidad de una persona.
Estudios recientes, recopilados en el informe de la International Society for Traumatic Stress Studies, arrojan luz sobre el vínculo que existe entre los factores climáticos extremos y las secuelas de salud mental que pueden vivir las personas de forma individual o colectivamente, como lo es el caso de la sociedad puertorriqueña.
El doctor Domingo Marqués, psicólogo clínico y catedrático asociado de la Universidad Carlos Albizu, explicó a Es Mental que los síntomas del trauma pueden pasar de leves a severos y que muchos factores determinan la manera en la que un evento traumático afecta a una persona, pudiendo, incluso, llegar a desarrollar el trastorno de estrés postraumático complejo.
“Los desastres naturales, incluyendo huracanes, deslizamientos de tierra e inundaciones, se asocian con el cambio climático. La exposición repetida a estos eventos altera significativamente nuestras rutinas, llevando a la ruptura del funcionamiento laboral, escolar y familiar. Además, aumentan la morbilidad y la mortalidad, trayendo consigo riesgos de seguridad personal y familiar, así como daño a la propiedad, que tiene un efecto negativo en la salud mental del sobreviviente por mucho tiempo”, afirmó.
«El trauma acumulativo, por múltiples desastres naturales, incrementa la carga de salud mental, teniendo once veces más probabilidad de tener síntomas de ansiedad, cuatro veces más probabilidad de depresión mayor, diez veces más probabilidad del trastorno de estrés postraumático, y una baja resiliencia«, añadió.
La sintomatología de un trauma, según el psicólogo, podría manifestarse a través de la desregulación emocional, con la cual puede hacerse difícil reconocer y hacerle frente a cómo se siente un individuo o, en otro escenario, se aleja de los demás.
De igual manera, mediante flashbacks o escenas retrospectivas en las que se revive el evento traumático en la mente.
También con sentimientos de tristeza profunda, coraje, hipervigilancia, ansiedad; irritabilidad, insomnio, ira y cambios en su apetito. Incluso, llegar a desarrollar depresión clínica e ideas suicidas, destacó el psiquiatra Dimas Javier Tirado.
Pueden desarrollarse, asimismo, repercusiones físicas, que según el psiquiatra podrían culminar en accidentes cerebrovasculares o enfermedades cardíacas, tras la exposición del cuerpo a tales estresores.
“Hay mucha gente que por muchísimas razones pueden tener la capacidad de superar situaciones traumáticas y no desarrollar un trastorno de salud mental, pero hay otras que no y que es mucho más vulnerable, particularmente si ya tiene un historial de salud mental, como depresión, ansiedad, esquizofrenia, abuso de sustancias, entre otros», expuso.
Por su parte, la doctora Ivelisse Torres Fernández, catedrática asociada del programa de Consejería Psicológica de la Universidad Carlos Albizu e integrante del Colectivo de Psicología y Acción Social, señaló que los cambios en el estado de ánimo y los sentimientos de desesperanza e impotencia también pueden presentarse entre los ciudadanos.
“La sintomatología y cómo se va a manifestar a nivel fisiológico y emocional va a depender en gran medida de la exposición del evento traumático y eso no es para minimizar las emociones y experiencias de las personas”, expresó la doctora.
Tirado, agregó por su parte, que personas con historial de trauma intentan mantener el control de todo lo que puedan para sentirse en seguridad, por lo que, en situaciones que ven que no pueden tenerla, los síntomas pueden aflorar.
“Es importante que estas personas se mantengan en contacto con una red de apoyo, particularmente en estos momentos tan difíciles. Tener una comunidad para que no se sientan solos”, finalizó.
Pero, en tiempos de emergencia, ¿cómo se maneja la situación? Marqués dijo que para el manejo de esta sintomatología existen intervenciones post-desastres a nivel de salud pública, como lo son los primeros auxilios psicológicos.
Dijo que estos deben ser trabajados por profesionales del campo de la salud mental, pero que también la ciudadanía en general puede conocer para intervenir efectivamente en una situación de emergencia.
“En primeros auxilios psicológicos lo que tú tratas de hacer es crear ese sentido de seguridad y alivio en las personas, por eso es que si vamos a estar entregando suministros debemos asegurarnos de que la persona pueda expresar cómo se siente, cómo está, si se siente segura. Si la persona llora, ¡déjela llorar y no invalide sus emociones!’’, explicó Torres Fernández.
“Escucha con todos tus sentidos, presta atención a lo que la persona te está diciendo. Valida sus emociones y permítele desahogarse”, puntualizó.