La Ley 284 para declarar el mes de enero de cada año como el “Mes de Concientización sobre Autoestima” es una iniciativa de la Fundación Osorio Barreto, Inc. y su fundadora Byankah Sobá Osorio, periodista y egresada del Programa de Consejería Psicológica de la Universidad Albizu. La ley, que fue firmada en el 2018, propone que las agencias gubernamentales integren actividades para fomentar la autoestima en poblaciones como escolares, población confinada, público general y familias. 

Como dicta la ley, cada año el gobernador emitirá una proclama para concientizar sobre la importancia de la autoestima. Este año, el gobernador Pedro Pierluisi firmó la misma el pasado 12 de enero.

Pero, ¿qué es la autoestima individual y la colectiva?

La autoestima individual y colectiva son temáticas que revisten de importancia social. La autoestima individual es la valoración que se tiene de sí mismo/a. Mientras que la autoestima colectiva se refiere al grado en que una persona es consciente y evalúa su pertenencia a grupos o categorías sociales. Estas categorías sociales aducen a situaciones de raza, etnia, clase social, educación, género, orientación sexual, entre otros.

Según la Asociación Americana de Psicología (APA), la autoestima colectiva es la evaluación subjetiva de los individuos de esa parte de su autoconcepto que se basa en su pertenencia a grupos sociales, como familias, equipos o escuela, así como en categorías que tienen un significado psicológico para ellos, como raza, etnia o nacionalidad. Es decir, sostiene un vínculo con la identidad personal y grupal. 

La autoestima colectiva se mide evaluando la pertenencia a un grupo general a través de cuatro dimensiones: 1. el sentido de pertenencia (evaluación de su valor como miembro/a de un grupo), 2. la autoestima colectiva privada (evaluación del valor del grupo), 3. la autoestima colectiva pública (evaluación de los/as demás y las percepciones del grupo), y, 4. la importancia del grupo para su identidad personal (Luhtanen y Crocker, 1992).

Altos niveles de autoestima colectiva se relacionan como un factor protector, mientras que bajos niveles como un factor de riesgo. Algunos estudios, relacionan altos niveles de autoestima colectiva, con un mayor bienestar psicológico, medidas de satisfacción con la vida y autoeficacia.  

Además, una mayor autoestima colectiva está asociada con un mayor sentido de cohesión social, y a su vez, con niveles más bajos tanto de ansiedad como de depresión. Sin embargo, niveles de autoestima colectiva baja, se ha relacionado con resultados de salud más bajos, dificultades en las relaciones interpersonales y la toma de decisiones, selección de carrera, entre otros. Las consecuencias identificadas en jóvenes con baja autoestima colectiva se han relacionado al uso de alcohol. 

La forma en que vivimos incide en cómo nos sentimos, cómo pensamos y cómo actuamos. Esto se relaciona con las condiciones en que las personas nacen, viven, se desarrollan y mueren. Es por eso que es importante, entender la relación entre una autoestima individualista vs. una autoestima colectiva (también se le conoce como autoestima colectivista), y su vez, en relación con el ambiente que nos rodea. 

Cuando se promociona el bien individual, como ocurre en ciertas sociedades, las personas actúan en interés propio. Sin embargo, cuando se actúa y se tiene en cuenta el grupo como un sistema de apoyo, acompañamiento, fuente de crecimiento personal, espacio de aprendizajes como son las estrategias para el manejo de conflictos, entre otros, nos referimos a una perspectiva de colectivo

Tanto la familia como la escuela son organizaciones sociales, que facilitan los procesos de socialización y aprendizajes individuales y grupales. Estos son el espacio donde aprendemos sobre los valores, se forman las creencias, los discursos que nos van construyendo a través del desarrollo, entre otros. En la medida que sumamos una perspectiva de colectivo y apalabramos (me refiero a lo que expresamos), desde el nosotros/as, se está fomentando una cultura colectivista. 

Sin embargo, no siempre tenemos en nuestro entorno, las condiciones favorables para sentirnos satisfechos/as, ni se tienen las oportunidades de vivir en ambientes que fomenten una autoestima colectiva. El contexto sociocultural en el que vivimos tiene sus demandas y retos. 

En los últimos años, la sociedad puertorriqueña ha estado inmersa en eventos socionaturales y pandémicos que agudizan las condiciones de vida para las personas y familias como son los aspectos sociales y económicos. Según la CEPAL (2021), estos eventos son desafíos, pero también, de grandes oportunidades para establecer políticas permanentes que integren los enfoques de derechos humanos, de género, étnico y racial. 

Este contexto abona a que tenemos muchos asuntos por atender en el país. Por ejemplo, el estado de salud mental de la población, la necesidad de una vivienda digna, la garantía de los derechos humanos para todos/as/es, mecanismos para atender la violencia de género, entre otros problemas sociales que vulnerabilizan a personas y poblaciones desventajadas. 

Desde un nivel universal (macro), las agencias de gobierno tienen un rol de suma importancia en proveer los mecanismos para que se fomente una autoestima y cultura colectiva (hacia los grupos sociales de pertenencia), que nos permita afrontar las situaciones que tenemos ante nosotros/as.  La Ley 284 es una oportunidad para fortalecer nuestra autoestima como pueblo, desarrollar campañas educativas e iniciativas como son el ámbito escolar que fortalezcan destrezas socioemocionales y el área académica de nuestros/as estudiantes. 


*La autora es pasada Presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico y Directora del Programa Graduado de Consejería Psicológica, Universidad Albizu.