El COVID-19 sigue afectando a la población mundial, incluyendo a Puerto Rico, donde la positividad está en un 31% y podría aumentar, mientras el Gobierno ha minimizado el asunto y no todos los ciudadanos han accedido a ponerse la tercera dosis de la vacuna.
La infectóloga Roberta Lugo Robles subrayó que desde finales de abril ha habido una tendencia en donde se veía que la positividad iba en aumento. Ante esta situación, aunque el Departamento de Salud (DS) tiene las capacidades para vigilar sobre los contagiados y hacer más campañas para atender la salud pública, eso no pasó, criticó.
Por esta razón, la tendencia que en mayo comenzó sobre un 25% ahora subió sobre el 30%, cuando debe de estar en un 0-5%, dijo. Agregó que en el próximo informe del DS la positividad podría ser todavía mayor.
“Hay una alta transmisión en la comunidad y un alto riesgo de contagio. Hemos bajado la costumbre y hemos abandonado la diligencia en la convivencia con el virus”, dijo.
Recomendó que si un individuo tuvo un día de alta exposición, durante los próximos días debe evitar salir para no exponerse ni crear las cadenas de transmisión.
“Ahora que estamos en verano, periodo en el que los puertorriqueños suelen reunirse y estarán más expuestos al virus, más que nunca es importante cuidarse y no bajar la guardia”, alertó Lugo Robles.
La vacunación contra el COVID-19
La constante evolución de la COVID-19 y el desarrollo de sus variantes han marcado la necesidad de vacunarse. A pesar de que la gran mayoría de las personas en la Isla se han vacunado, muchas se han negado a recibir una tercera dosis y continuar con el ciclo de vacunación, afirmó el internista Ramón Paoli Bruno.
Sin embargo, comentó que existe un problema de falta de un registro de las personas no vacunadas. Argumentó que, hasta ahora, el sistema de rastreo no está logrando identificar adecuadamente a estos individuos.
Por su parte, Lugo Robles coincidió con el internista y agregó que a nivel del registro, tanto de los vacunados como los no vacunados, siempre ha representado un problema, ya que hubo atrasos con la contabilidad.
Actualmente, según el Departamento de Salud, hay 714 casos confirmados y 2,084 casos probables en Puerto Rico de COVID-19. Mientras, las personas tipificadas como aquellas con sus vacunas “al día”, es decir, con su ciclo de vacunación completado -incluyendo las dosis de refuerzo-, son el 30.40% de la población.
Mientras, Paoli Bruno agregó que en el caso de Puerto Rico hay una comunidad de adultos mayores muy grande y que hay muchas personas encamadas que no pueden vacunarse a menos de que se le provean servicios en la casa. Estableció que, en otros casos, se trata de la carencia de información sobre la importancia de vacunarse.
¿Qué se debe de hacer con las personas no vacunadas?
A las personas no vacunadas se les debe de dar una atención y servicios más especializados, aseguró el doctor. Explicó que, aunque los salubristas actualmente tienen una ventaja por todas las herramientas que se han creado para detectar el virus y prevenir su transmisión, muchos gobiernos han fracasado en su intento por atender a esta comunidad no vacunada.
Recordó que las personas que no están vacunadas son cinco veces más propensas a tener COVID-19 y cinco veces más susceptibles a tener consecuencias graves o morir.
Subrayó que la reducción de restricciones ha llevado a las personas no vacunadas a pensar que está bien no hacerlo. Por esto, sugirió ofrecerle a estas personas vacunarse directamente a su casa y darle mayor información sobre la necesidad de vacunarse.
Por su parte, Lugo Robles aseguró que el DS ha bajado la guardia y ha abandonado las campañas para tanto la vacunación como las medidas de protección ante el virus.
Expresó que se necesita educar a las personas sobre la importancia de la vacunación, tanto a los adultos como a los niños para que esas campañas de vacunación sean efectivas.
Por su parte, Paoli Bruno apuntó que el riesgo que se corre con tantas personas no vacunadas es que el virus evoluciona entre estos individuos, no entre los vacunados. Entonces, mientras sigan existiendo personas que no hayan recibido la vacuna o completado su ciclo de vacunación, el virus va a seguir evolucionando.
“La COVID se está convirtiendo en un tipo de influenza. Siempre hay una nueva variante. Por cómo se está comportando y evolucionando opino que cada año lo que procedería es vacunarse”, comentó.
Lugo Robles concordó con lo establecido por el internista y destacó que se necesitarán varias dosis para controlar los contagios. Añadió que, como se está estudiando la duración de la efectividad de la vacuna mientras se está llevando a cabo la vacunación, los científicos aún no han determinado cuánto tiempo dura la vacuna al cuerpo.
Explicó que la vacunación continua no implica ningún riesgo, pues la población se vacuna a lo largo de la vida constantemente. Apuntó a que la vacunación aumenta la calidad de vida y disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades infecciosas.