El uso problemático de las redes sociales sigue siendo tema de investigación a nivel global por su impacto en el bienestar emocional de muchas personas, como lo es su vínculo con el fenómeno FOMO (Fear of Missing Out ) o traducido al español como el “miedo a perderse algo”. 

El FOMO, que se investiga desde el 2010 por sus repercusiones a la salud mental, se caracteriza por el deseo de estar conectado constantemente a las redes sociales para saber qué hacen los otros, y tras sentir que no están presentes en las actividades o experiencias que viven sus amigos, familiares o conocidos, pueden aparecer síntomas asociados a la ansiedad, depresión y sentimientos de angustia, entre otros

Según la psicóloga clínica Alejandra Ramírez de Arellano Otero, usualmente este fenómeno puede verse con señales como insatisfacción, problemas para dormir, síntomas de ansiedad, depresión, baja autoestima, pero además, con una disminución importante en cuanto al bienestar emocional en general. 

Pueden sentirse más solos de lo usual, abandonados e incluso excluidos por no haber participado de la actividad que haya tenido la familia, en el trabajo, etcétera”, explicó la doctora.

Dijo que el FOMO se ha visto mucho más significativo a raíz de la pandemia y el distanciamiento que la mayoría de las personas tuvieron que enfrentar. 

Uno de los peligros es el aumento en los sentimientos de infelicidad. Esto conlleva a la insatisfacción de la vida e incluso puede llevar a la persona al desarrollo de un episodio de depresión”, afirmó. 

De igual forma, mencionó que hay estudios, como Fear of missing out and binge-drinking among adolescents, realizado en Noruega, que aseguran que las personas con el síndrome de FOMO podrían desarrollar conductas de riesgos, como el uso problemático de alcohol. 

En el mismo participaron adolescentes de 33 escuelas secundarias de dicho país, entre las edades de 16 años en adelante. 

Por otro lado, el psicólogo Jonathan Rivera Ruiz describió que el FOMO se divide en dos procesos. En primer lugar, está la percepción de perderse de algo. Seguido, aparece el comportamiento compulsivo para mantener esas conexiones sociales. 

El FOMO se considera también como un tipo de apego problemático a las redes sociales y se asocia a una variedad de experiencias y sentimientos que suelen ser no adecuados”, expuso el licenciado. 

En días en los que parece difícil que un individuo no esté conectado a su teléfono, Rivera Ruiz recordó que la exposición al contenido publicado en estas plataformas cibernéticas puede provocar en algunos la incertidumbre de saber si están viviendo la vida, el trabajo o la profesión que se espera socialmente. 

Esto trae consigo también pensamientos de comparación y frustración hacia la vida de los otros.

“¡Estamos rodeados de estímulos! Actualmente las redes envuelven una diversidad de contenido, publicaciones, fotos, vídeos, etcétera, que está al alcance de nuestro celular y hasta otros dispositivos como relojes inteligentes. El llamado es hacer un balance sano”, reiteró.  

Por su parte, la psicóloga clínica Dalissa Nevárez mencionó que variables como el miedo a la exclusión social, el rechazo, el abandono y una autopercepción negativa puede alimentar la intensidad en la que manifiesta el FOMO. 

Las variables pueden ser más prominentes si la persona tiene algún tipo de apego, como lo es el apego inseguro, con el que se podría experimentar angustia cuando aquello deseado (sea persona o no) no está presente, y en la búsqueda de disminuir sensaciones, se hace todo lo posible por estar cerca de ello, explicó la doctora.

De manera similar, Nevárez puntualizó que, en ocasiones, para sobrecompensar miedos, como el de la exclusión social, las personas pueden entrar en un estado de ansiedad “en el que incurren a comportamientos que pueden ir en contra de sus valores y/o deseos, solo por preservar la idea de pertenecer”

“El verdadero sentido de pertenencia, que proviene de ser parte de un grupo, no está en encajar, ya que para encajar uno tiene que cambiar quién es. El sentido de pertenecer a un grupo se trata más de la aceptación tal cual uno es”, agregó a modo de conclusión. 

Lo que aconsejan los profesionales

La doctora Ramírez de Arellano Otero recomendó que, en caso de que usted esté viviendo esto o algo que le parezca similar, no dude en buscar ayuda de un profesional, para que esté pueda brindar el tratamiento que sea adecuado. 

De igual modo, habló de que practicar la gratitud podría ser un gran aliado para el bienestar mental. 

“Se ha identificado en estudios, que si practicamos la gratitud, esto puede ayudarnos a mejorar nuestro bienestar y estado de ánimo. También, tiene una relación significativa en cuanto a la satisfacción de vida y puede promover una mejor calidad del sueño”, sostuvo. 

Mencionó sumar a la rutina diaria ejercicios de conciencia plena o mindfulness, con la intención de que las personas puedan centrarse en el aquí y el ahora. 

Recordó que con este fenómeno, las personas pueden tener muchos pensamientos dirigidos al futuro o al pasado, y por tanto, estar en el presente puede ayudar a manejar la incomodidad emocional.

De otra parte, el licenciado Rivera Ruiz insistió en la acción de desconectarse del celular o la computadora y darle uso a las aplicaciones de monitoreo del uso del tiempo en el celular para tener una idea de las horas diarias que se invierten. 

Una recomendación importante para el círculo de apoyo, es que si usted ve que alguien está experimentado FOMO, sea empático y no juzgue. Mejor apoye en el proceso, ayudando con educación y entendiendo las consecuencias”, finalizó.