El concepto gaslighting es una forma soslayada en la que una persona puede buscar desestimar la sanidad de otra, definió la psicóloga Gretchen Nicole Casillas Canales.
Confesó que el fenómeno pasa a menudo desapercibido dado a que las personas no se constatan de las capacidades del enamoramiento suyo o de la manipulación del otro o la otra.
Por su parte, el psicólogo clínico Amilcar Colón Cortés añadió que se trata de una manipulación psicológica en la que una persona desvaloriza la capacidad y el conocimiento de otra, llevándola a pensar que ha perdido el juicio o que está en un ambiente surreal.
“Eres una exagerada” y “Deja el show”, por ejemplo, son algunas de las microagresiones cotidianas que el experto también catalogó como gaslighting.
También, aclaró que a pesar de que el término no es mencionado en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5 por sus siglas en inglés y su versión más reciente), los profesionales de salud mental lo reconocen como un inductor de inestabilidad emocional.
De hecho, el origen del fenómeno recae en una película denominada Gaslight, realizada en 1944. La producción cinematográfica era fijada en una pareja que practicaba tal abuso psicológico.
“En la trama de la película, el esposo le escondía la evidencia a la esposa. Por ejemplo, se deshacía de cuadros en la casa y le hacía pensar que los había botado”, recordó.
No obstante, el también profesor en la Ponce Health Science University subrayó que tales intercambios, a pesar de ser más comunes en parejas, no son exclusivos a una relación íntima.
Más aún, de acuerdo con Colón Cortés, también pueden ocurrir en el ambiente laboral o en una amistad.
“No te dan un puesto con el pretexto de que tienes problemas personales sin darte la oportunidad”, elaboró Casillas Canales al coincidir.
Asimismo, admitió que las mujeres figuran como las víctimas más comunes.
¿A qué estar atentas?
A pesar de no haber estudios que lo evidencien, de acuerdo con la experiencia clínica de Colón Cortés, los gaslighters son más detectables cuando se trata de dos personas en el campo laboral, pues una persona va a iniciar el querer restringir a la otra de sus actividades.
Del mismo modo, dispuso que el fenómeno surge a mayor escala de los 25 años en adelante o en la adultez temprana.
También especificó que una relación tóxica es la residencia principal de cualquier agresor o agresora. Especificó que son conexiones donde no rige la armonía, lo que implica un desgaste emocional.
Mientras, Casillas Canales sostuvo que también, en adolescentes específicamente, si el marco de referencia de una persona es una de maltrato, pues su adaptación ante nuevos ámbitos de interacción se complica.
No obstante, ambos expertos de salud mental puntualizaron que la manipulación psicológica puede suceder a cualquier edad.
Denominaron a las personas de mayor riesgo como aquellos que normalizan el comportamiento abusivo y constitutivo de violencia doméstica.
Indicó que el manipulador tiene un vocabulario fijado en buscar que la otra persona se sienta como menos.
Precisó que suele ser una persona autoritaria con pobre inteligencia emocional, poca tolerancia a la frustración y falta de control sobre sus sentimientos.
Además, destacó al gaslighter como narcisista, mentiroso o controlador patológico.
“Lo más común entre mis pacientes es cuando le dicen a la otra persona que es débil emocionalmente y acusaciones de ser celosa compulsiva”, afirmó
Del otro lado, Colón Cortés recalcó que el agresor suele intentar hacer a la otra persona sentir que se está imaginando las cosas.
Repercusiones de la manipulación
El experto en salud mental Colón Cortés, remarcó que la víctima se va a sentir culpable, duda de sí misma, hasta el nivel que su autoestima se lacera, y pierde sentido de identidad.
Estableció que la víctima sentirá inseguridades extremas. Incluso, documentó que, dado a su pobre autoconcepto, la misma no podrá tomar decisiones ni será capaz de socializar con las personas. Por esto, señaló que su productividad académica o laboral tampoco será la misma.
Además, detectó que pueden también surgir intentos suicidas y pensamientos catastróficos de ansiedad.
Mientras, Casillas Canales se refirió a la depresión y codependientes como otros efectos del gaslighting.
Recordó que el agresor aleja a otras personas de su vida o usan a otras personas dentro de su núcleo para sustentar sus argumentos. A su vez, ejemplificó que pueden justificar sus argumentos con el apoyo de otra persona cercana a la víctima ante su perspectiva.
A causa de la magnitud de repercusiones como problemas para dormir, cambio en apetito, y aislamiento, entre otros, articuló que se evidencia que la persona pierde su funcionalidad.
“Ahí es donde se pueden iniciar a presentar síntomas que no equivalen a salud mental. Si no se atienden puede desarrollar patología dentro de la salud mental y su funcionamiento”, alertó.
Soluciones y autoanálisis
Colón Cortés propuso recordar los detalles de cómo fue el proceso de conocer al agresor.
Acentuó que se debe hacer énfasis en la dinámica que rige su relación, patrones de comportamientos y la manipulación
“¿Qué emoción sientes cuando te habla? ¿Desde hace cuanto te sientes así?”, mencionó como un posible acercamiento hacia la introspección.
Exhortó hacer el ejercicio de preguntarse, desde un acercamiento psicoeducativo, ¿qué es la violencia doméstica?
De acuerdo con el Ministerio de Salud y Consumo de España, este comportamiento también conocido como violencia conyugal tiene tres vertientes: la física, la psicológica y la sexual.
Asimismo, el informe de la entidad estimó que la aparición de la violencia doméstica nace y se perpetúa en actitudes socioculturales (desigualdades de género), condiciones sociales, relaciones conyugales, conflictos familiares y aspectos biográficos como personalidad, historia de abusos y de violencia en la familia de origen.
De igual manera, Colón Cortés concluyó que, dado a la falta de educación y de reconocimiento de parte del mundo clínico ante el fenómeno, se complica estudiarlo y encontrarlo en parejas. Incluso, recalcó que, a menudo, se normaliza.
“Por la pandemia, los casos de terapia han aumentado significativamente ya sea por el empleo o porque las parejas están compartiendo más de lo normal y descubriendo cuáles son sus conflictos”, añadió Colón Cortés al describir la realidad del fenómeno gaslighting como una plaga que no se ha podido atender por la escasez de profesionales de salud mental en el archipiélago de Puerto Rico.
Ambos expertos recomendaron que, de sentirse identificado con el fenómeno, recurran a buscar ayuda profesional, llamando a la Línea PAS al 1-800-981-0023 de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción.