Cuando una persona desaparece sin previo aviso ni explicaciones, haciendo uso de estrategias de manipulación sutiles para que el otro piense que la desaparición es su culpa, podría tratarse de ghostlighting, un término nuevo usado para describir la fusión de conductas entre el ghosting y el gaslighting.

Si bien el ghosting se caracteriza por desaparecer sin dar explicaciones y gaslighting, cuando una persona emplea estrategias minuciosas de manipulación, de manera consciente o inconsciente, la combinación de estos puede llegar a convertirse en ghostlighting, definió la psicóloga clínica María Rodríguez Vidal.

“Ah, es que tú no me llamaste”, “No me mostraste interés”, “No me buscaste lo suficiente”, son las justificaciones típicamente ofrecidas una vez decide reinsertarse en la vida de la otra persona a quien, originalmente, había abandonado. Aquí la persona afectada entra en un transe de autoduda, cuestionando qué pudo haber hecho para que su situación no fuese así

El psicólogo David Alcalá Pérez la define como una conducta, cuya raíz puede ser multifactorial. Es posible que sea desde una conducta pasivo-agresiva hasta personas que desean tener algún tipo de dominio o control sobre la víctima, especificó.

El fenómeno puede crear sintomatología de ansiedad, depresión, agregó Rodríguez Vidal al explicar que puede afectar la autopercepción, la autoestima, entre otros aspectos del ‘yo’ individual. 

“Empezamos a vivir en reacción a lo que la pareja piense, espere o quiera de uno, aunque esto difiera de lo que uno mismo quiere”, explicó.

A su vez, Alcalá Pérez entendió que el impacto puede ser progresivo en el sentido. A veces se da uno de los dos fenómenos, es decir gaslighting o ghosting, pero en el caso de que sean los dos se crean más dudas y mayor resentimiento. Es revivir esa relación y el dolor que causó de nuevo, indicó.

 “Al esa persona reaparecer de la nada reclamando que fue culpa de la víctima, lacera aún más a la persona, pues reafirma que hizo algo mal y por eso fue que se quiso alejar. Puede crear un patrón de pensamiento distorsionado y erróneo dentro de la persona”, comentó. 

Especificó que si la persona tiene una autoestima frágil o un autoconcepto no fortalecido, suele ser dependiente emocionalmente y tiene el pensamiento constante de no ser suficiente para la otra persona. 

Por este motivo, aconsejó que si dentro de una relación o con una persona que se está iniciando a conocer, hay alguna conducta o comentario que no cuadra, si uno no se siente cómodo o hay conductas que le hacen dudar de uno mismo, uno debe actuar y considerar ese factor. Asimismo, dijo que es válido consultar con un profesional o con amistades.

Según la experiencia de la sexóloga, el ghosting ha aumentado a raíz de la pandemia. Mientras, consideró que el gaslighting lleva ocurriendo hace muchos años, pero ahora es que tiene esa denominación. Antes se vinculaba a la violencia o maltrato emocional, aclaró.

De forma similar, Alcalá Pérez añadió que el ghostlighting también siempre ha estado, pero, tal como mencionó la experta en el caso de gaslighting, ahora es que tiene nombre.

“Al ponerlo dentro de una categoría o nombre, ya la persona se siente validada”, dijo Alcalá Pérez.

El perfil de agresores suele ser una persona insegura y puede que, incluso, lo hagan sin querer hacer daño, pero sabiendo que está mal. Puede ser intencional o no intencional. También ideó que puede tratarse de una persona que está experimentando con sus emociones y conociendo a varias personas a la vez.

Inclusive, pueden ser personas que no saben si quieren una relación estable o no. “Se desaparece, posiblemente porque no le funcionó con las demás opciones y ahora quiere volver a reintentarlo con este sujeto”, ejemplificó. 

De acuerdo con el investigador y profesor de manejo y política de salud en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY por sus siglas en inglés) Bruce Lee consideró que, aunque pueden haber razones legitimas por una persona hacer ghostlighting como una complicación de salud, situación familiar, falta de disponibilidad emocional, entre otras circunstancias, la persona siempre puede advertirlo o comunicarlo en lugar de dejar a la persona con la duda. 

Es importante entender qué uno espera de uno mismo y de su pareja, identificar los comportamientos que no crean bienestar, comunicarle a la pareja cualquier inquietud y buscar ayuda o salir de la relación de ser necesario, sugirió Rodríguez Vidal.

Por su parte, Alcalá Pérez dijo que la persona debe de tener conocimiento sobre lo que es breadcrumbing y saber identificarlo. Añadió que uno debe de considerar que uno no necesita tener una pareja para estar bien. 

Asimismo, añadió que, según su experiencia profesional, muchas personas consideran que la otra persona va a cambiar, que hay algo que pueden hacer para que mejore la situación o que si se quita de la relación significa que no le dio su todo para que la relación funcione. A esto contestó, “Si es forzado, está mal. Las relaciones no se tienen que forzar para que funcionen”.