Si bien la adultez es una etapa por la cual cada ser humano debe pasar, las nuevas generaciones parecen confundidas sobre lo que implica y aquellas actividades asociadas a la vida adulta. 

A raíz de esto nace en el 2013 el concepto “adulting”, el que hace referencia a las tareas y habilidades esenciales de la adultez y que, ante el paso del tiempo, muchos millennials y Generación Z no saben llevar a cabo. Entre estas lograr su independencia, manejo de sus finanzas personales, crianza de hijos y hasta cocinar.

Responsable de esto podrían ser las prácticas de crianza actuales, según la doctora Angélica Vélez Vega, psicóloga clínica, pues muchos padres se enfocan exclusivamente en que sus hijos logren perfiles académicos excelentes y en que dominen muchas actividades curriculares, y dejan de un lado la enseñanza de habilidades básicas como tener responsabilidades, limpiar y llevar las riendas de un hogar.

“Es increíble ver cómo jóvenes de 20 a 25 años no saben hacer ni pagos, mantener sus finanzas o simplemente cocinarse nada por ellos mismos”, mencionó la psicóloga. 

Sin embargo, estos individuos no solo experimentan dificultades con las actividades cotidianas, pues además su salud emocional y relaciones interpersonales podrían resultar afectadas. 

Vélez Vega señaló que estas generaciones suelen tener miedo al compromiso, no se conocen a sí mismos, no tienen estabilidad emocional y no aceptan sus fracasos. 

Muchos tampoco tienen objetivos en la vida ni asumen responsabilidades, pero además, no aprenden de sus errores, ya que no toman tiempo para reflexionar sobre ellos. 

“Prefieren mejor culpabilizar a otros de sus fracasos, antes de ellos asumirlos, y eso, en gran medida, está dañando emocionalmente a esa generación”, dijo. 

Por su parte, la psicóloga escolar, Celia Castañer Virella, aseguró que muchos padres hoy día se proponen darles a sus hijos todo lo que ellos no tuvieron y a partir de eso olvidan la importancia de promover la autonomía en sus crianzas.

“Desarrollar la toma de decisiones implica que el niño pueda tener experiencia de logros. Con escenarios y dinámicas como el role playing ya se preparan para que puedan tener destrezas de la vida. Algo tan mínimo, por ejemplo, como ir a una tienda y que ese niño tenga la oportunidad de pagar. Que el niño pueda, incluso, tener la experiencia de contar ese dinero”, dio como ejemplo la psicóloga. 

Señaló que ante la también falta de inteligencia emocional y la baja autoestima, algunos pueden llegar a experimentar depresión y ansiedad. 

“Muchos no tienen las herramientas de afrontamiento de los cambios que puedan presentarse”,  sostuvo. 

Vélez Vega aconsejó a las personas a comprender que la adultez no es un asunto opcional, sino que una etapa integral del desarrollo de un ser humano, que implica responsabilidades y autonomía. 

“Hay que plantearse metas reales y que se puedan cumplir. Estar con los pies sobre la tierra. Salir de la zona de comodidad, analizando que ya no son niños y que tienen sus grados académicos completados. Pero sobre todo establecer unos objetivos de vida y trabajar más con lo que son las habilidades para solucionar problemas. Y si entiende que no puede hacerlo solo, buscar ayuda profesional”, puntualizó. 
Por otro lado, Castañer Virella enfatizó en las crianzas, particularmente una en la que se dé paso a la comunicación entre padres e hijos, promover mentalidades asertivas, cierto grado de autonomía y, además, la enseñanza de actividades y habilidades necesarias en el resto de sus vidas.