La violencia y agresividad de algunos conductores en las carreteras de Puerto Rico podría ser resultado de manifestaciones psicológicas, como estrés y coraje, lo que representa un problema de seguridad pública tras las repercusiones al bienestar de los ciudadanos, según un estudio presentado por el doctor David Pérez-Jiménez, del Instituto de Investigación Psicológica de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

Como parte de su conferencia Coraje, estrés al conducir, y conducta prosocial en personas que conducen vehículos en Puerto Rico, presentada en la 69na Convención Anual de la Asociación de Psicología, el doctor en psicología comunitaria, junto a la doctora Soélix M. Rodríguez Medina y la asistente de investigación Cristal E. Márques, abordaron el problema que representa el tema a través de un estudio realizado durante varios años y cómo se vincula, asimismo, con la salud mental de las personas. 

Según datos del Negociado de Patrullas de Carreteras, tan solo en el 2021 se reportaron 337 muertes en las carreteras. 

La conducción agresiva deliberada aumenta el riesgo de accidentes que pueden acabar en muertes y es motivada por la impaciencia, molestia, hostilidad y ciertamente por el esfuerzo de ahorrar tiempo”, explicó Pérez-Jiménez.

Aseguró que algunos de los factores que motivan a que esto ocurra se encuentran las características de la personalidad (particularmente en personas violentas o agresivas), frustración, estrés, ira, enojo, la presencia de trastornos psiquiátricos, pero además podría influir los antecedentes familiares, como lo son las conductas aprendidas.  

La edad y el género forman parte de las variables también asociadas a los accidentes de tránsito.

Y es precisamente lo que quedó en evidencia en la investigación de los profesionales, en el cual participaron 408 personas entre los 21 a 80 años, y cuyos hallazgos apuntan a que son jóvenes solteros entre 21 a 29 años, quienes muestran mayor coraje y estrés en las carreteras, a diferencia del grupo de edad entre 70 a 81 años y que, además, tienen menor conducta prosocial.  

“El grupo de 21 a 29 años mostró más estrés al conducir que otras edades y menores niveles de conducción prosocial. Encontramos, además, que las personas solteras mostraron mayor estrés al conducir”, sostuvo por su parte Rodríguez Medina.

Añadió también que aquellos que manejaban bajo los efectos de sustancias también presentaron mayores niveles de estrés y conductas violentas.

“¿Qué nos dicen estos hallazgos? Que el coraje y el estrés son manifestaciones psicológicas que dificultan asumir comportamientos prosociales, particularmente en personas jóvenes y solteras”, señaló Pérez-Jiménez.

“Sobre el estado civil, nuestros datos confirman que estar casado o en una relación de pareja es un factor de protección hacia comportamientos de riesgo. La literatura sobre esto es abundantísima”, agregó 

Finalmente, los profesionales coincidieron que recomendaciones como la creación de otros estudios para explorar a profundidad los hallazgos e idear un curso para el manejo del estrés y el coraje al conducir (que bien podría integrarse a los requisitos para la renovación de la licencia), podrían hacer una diferencia a la hora de trabajar el tema. 

“Promover un curso corto que se pueda tomar en línea debe ayudar en algo, no va a resolver todo, pero definitivamente va ayudar”, finalizó.