La edad no es un límite para que los retirados o cercanos a la edad de retiro opten por reinventarse e, incluso, continuar con sus carreras para enfrentar la crisis económica en Puerto Rico.
El que se establezcan nuevas metas por las que luchar les resulta beneficioso tanto para su salud emocional como psicológica, ya que se mantienen activos, opinaron la gerontóloga Mayra Ortiz Tapia y el psicólogo clínico Noel Quintero Jiménez en entrevista con Es Mental.
“Estas son personas a quienes se les prometieron (…) un [retiro] diseñado”, expresó Ortiz Tapia. “Ellos vivieron en la fase de que, a los 30 años [de trabajo], te retiras y te vas pa’ tu casa”.
La gerontóloga clínica mencionó que por causa del incremento en la longevidad de la población, entre otros factores, los sistemas de retiro colapsaron. Mientras los sistemas de retiro se diseñaron cuando las expectativas de vida eran que una persona viviera –en promedio— hasta los 65 años, al 2013, la esperanza de vida había aumentado a 79.5, según la Organización Panamericana de la Salud.
La Encuesta de la Comunidad de 2015 que realizó el Negociado del Censo de Puerto Rico contabilizó 784,110 personas de 60 años o más en 2013. Es decir, un 21.3% de la población en la isla.
“Los Baby Boomers —nacidos a mediados del 40 al 60— ahora están buscando procesos de adaptación donde la autogestión es la forma de ellos reorganizar su vida, no tan solo a nivel económico, sino a nivel social y estructural”, expresó.
El deterioro de los sistemas de retiro también ha ocasionado que “tengamos a viejos cuidando de viejos”, expresó Ortiz Tapia. Los retirados no tan solo tienen que ayudar a sus hijos con sus gastos de universidad, sino que también tienen que cuidar de sus padres.
El pasado lunes, 3 de febrero, el Primer Circuito del Tribunal de Apelaciones de los Estados Unidos le denegó a los acreedores tener garantías para el acceso a activos del Sistema de Retiro de Empleados que administra el Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
El retiro de los empleados públicos de Puerto Rico ha sido eje de controversia desde la aprobación de la Junta de Control Fiscal bajo la Ley de Supervisión, Administración y Estabilidad Económica (PROMESA) en 2016.
“Muchas compañías no quieren contratar a personas luego de los 45 [años]. Sin embargo, nosotros tenemos una responsabilidad”, contó Cindy Ramírez Stark, una artesana y artista, de 56 años. “Yo tengo que asistir a mi hijo que está en la universidad (…) Yo tengo que ser responsable con mis padres también, ayudándolos”.
La artesana narró que comenzó su negocio de telas durante la década del 90. Incluso, dijo que no planifica retirarse porque le faltan 14 años más para recibir su retiro, a los 70. Lo que reciba es probable que “sea tan poco”, que tenga que continuar con su negocio “hasta que me expire”.
Sin embargo, compartió que ser su propia jefa, gracias a las artes y a las artesanías, le ha permitido relajarse y mantener su mente activa. Se encuentra tan entusiasmada con su negocio que, dentro de poco, abrirá su nueva tiendita en línea en la que venderá sus creaciones.
“Independientemente de que me contraten o no en un lugar, yo tengo la libertad de poder moverme y autogestionar mi espacio para vender los productos que yo hago”, añadió Ramírez Stark.
La Organización Mundial de la Salud establece el término del “envejecimiento activo” como la necesidad de mantener a las personas mayores como recursos para sus familias, comunidades y economías. Los tres pilares para lograrlos son “la optimización de servicios de salud, participación y seguridad”.
El psicólogo clínico, Quintero Jiménez, explicó que “lo más importante para el adulto mayor es tener un apoyo emocional, familiar o comunitario que lo ayude”. Por ende, instó a que se diseñen espacios en donde puedan entrar en contacto con otros de su edad.
Incorrecto “etiquetar” a los adultos mayores
La soledad, el desbarajuste económico y las “etiquetas” que la sociedad adjudica a los adultos mayores pueden hacerlos más sensibles a que padezcan de condiciones emocionales o psicológicas, mencionó Quintero Jiménez. La Organización Mundial de la Salud reveló que la depresión y la demencia son los diagnósticos más comunes en los adultos de 60 años o más.
“El ponerle al adulto mayor una etiqueta negativa como viejo bruto o viejo olvidadizo, sí puede afectarlo por el estigma”, explicó. “Muchas veces, hemos usado unas etiquetas con las que los envejecientes pueden sentirse marginados”.
En el mundo, uno de cada 10 adultos mayores padece de maltrato, indica la Organización Mundial de la Salud. El maltrato en los adultos mayores no es tan solo ocasionar lesiones físicas o corporales, sino problemas de carácter crónico como la ansiedad y —precisamente— la depresión.
“El llegar a la etapa de adulto mayor puede ser una excelente oportunidad para uno realizar nuevos proyectos y nuevas cosas”, aconsejó el psicólogo clínico.
“No importa la edad de la persona, lo que importa es que a los 60, a los 70, a los 80 siga manteniendo esas destrezas intelectuales, emocionales y sociales”, puntualizó.