Sentir orgullo por sí mismos es importante para la autoestima y el bienestar, sin embargo, ser demasiado orgullosos puede tener efectos negativos, sobre todo, en las relaciones con los demás.

El orgullo es descrito como una emoción compleja y un sentimiento que puede entenderse como una emoción positiva y gratificante que se experimenta cuando se valoran las propias acciones o logros, desde una manera positiva, definió la especialista en psicología, la licenciada Myrna Ortiz.

Según la especialista, es muy importante al momento de definir este concepto, establecer la relación entre el orgullo, la autoevaluación y la autoestima. 

Similarmente, el doctor Geovanni Pérez, psicólogo clínico, definió esta emoción secundaria como necesaria y con una función: específicamente el orgullo brinda adaptabilidad y autorregulación. 

“El orgullo como emoción secundaria llega a través de una cognición, ya que nosotros hacemos interpretaciones que nos ocurren, y luego seguimos reforzando esa emoción porque ya aprendimos que “x” situación nos da orgullo”, sostuvo.

Explicó también que ayuda a las personas en su identidad y su definición como individuos. 

El exceso de orgullo

Para la salud general, y más aún para la salud emocional, hace falta un equilibrio y balance, de acuerdo con Pérez. 

Sin duda, los extremos pueden ser dañinos en cada aspecto de la vida, y lo mismo sucede con el sentimiento de orgullo, pues existen quienes son muy orgullosos y quienes no.

Si yo tengo un exceso de orgullo, me puede llevar a ser una persona arrogante, con falta de empatía y,por consiguiente, eso va a delimitar las relaciones saludables que yo pueda tener con las personas que me rodean”, destacó Perez.

Por el contrario, si la persona tiene una falta de orgullo podría ser una persona demasiado pasiva, sumisa y fácil de manipular. 

De acuerdo con Ortiz, es muy importante que como seres humanos se encuentre un equilibrio, para el bienestar individual y colectivo. 

Cuando vemos a una persona extremadamente orgullosa, definitivamente va a traer consecuencias negativas”, sostuvo. 

Sobre este exceso, explicó que es asociado con arrogancia o incapacidad de admitir de que como seres humanos se cometen errores. Lo que sin duda, podría traer conflictos interpersonales y dificultad para establecer relaciones sanas. 

Las personas sumamente orgullosas suelen tener dificultades para enfrentar críticas constructivas, acción que cuando se trata de relaciones, puede alejar a otras personas.

Según Ortiz, el orgullo negativo puede considerarse o verse como un mecanismo de defensa. La especialista citó al psicólogo individualista, Alfred Adler, al indicar que el orgullo negativo se ve como una sobrecompensación para ocultar sentimientos de inferioridad.

“Estas personas que exhiben un orgullo extremo o excesivo, a menudo, lo pueden estar utilizando, no tan solo para ocultar inseguridades, sino que también, exagerar los logros, exageran sus cualidades e intentan protegerse de esos sentimientos de ‘no soy adecuado para esto’”, sostuvo.

Al conversar de la carencia de orgullo, Ortiz sostuvo que las personas tienden a subestimarse a sí mismas, lo que podría llevarlas a tener una falta de motivación y confianza. 

“Esas personas podrían experimentar dificultades para creer que hasta son dignos de amor y respeto”, explicó.

Por esto, es importante el equilibrio en cuanto al orgullo que se siente por sí mismos y los logros, pues promueve la autoestima que a su vez promueve la motivación hacia el logro y la capacidad para continuar manteniendo relaciones saludables. 

¿Cómo practicar un orgullo sano?

Entre las prácticas principales para practicar un orgullo sano y equilibrado, Ortiz mencionó:

  • Reconocer los logros personales y validarlos.
  • Definir metas realistas y alcanzables.
  • Aprender de los errores.
  • Practicar la autocompasión.
  • Compartir sus logros con otros.
  • Practicar la gratitud.
  • Establecer límites saludables.

“Lo más importante es que cultivemos ese sentido de orgullo sano en relación con la autoestima, para enfrentar los desafíos, mantener relaciones satisfactorias, manejar el estrés de manera más efectiva, y en última instancia contribuir a una vida en general más satisfactoria”, dijo Ortiz.

De manera similar, un artículo sobre el tema expone que el primer paso para practicar el orgullo sano consiste en reconocerlo y aceptarlo. Asimismo, pone en perspectiva el hecho de potenciar la comunicación para comprender a la otra persona y llegar a acuerdos

Para practicar este orgullo de manera sana y consciente, Ortiz recomendó principalmente, tomar en consideración la autoevaluación equilibrada. “Es apreciar esos logros que tenemos, independientemente de su magnitud”. 

Además, recomendó evitar la comparación constante para fomentar el orgullo sano, pero también para enfocarse en el crecimiento personal. 

Finalmente, Ortiz recomendó buscar ayuda profesional si, como individuo, reconoces que no practicas un orgullo sano.

También, Pérez recomendó que para establecer un orgullo sano, la base está en el autoconocimiento, ya que una persona que no se conoce así misma, no puede reconocer las emociones que está manejando. 

Además, aconsejó fomentar la humildad y reconocer que nadie es perfecto. 

“El orgullo sano va a basarse o va a permitir un equilibrio realista entre ‘yo reconozco mis propios méritos y yo soy consciente de cuáles son mi limitaciones’”, sintetizó.