La educación sexual integral en Puerto Rico debe ser considerada como un asunto de salud pública y debe ser reformulada para promover una mejor salud sexual, expusieron las estudiantes de salud pública general del Recinto de Ciencias Médicas, Andrea Zambrana Rosario y Ana Sofía Gorrín Parrilla.
Según ellas y tras realizar un análisis de las legislaciones propuestas y el trabajo tanto del Departamento de la Salud como del Departamento de la Educación, notaron que se ha educado sobre el tema únicamente con un enfoque en enfermedades de transmisión sexual, prevención y embarazos no deseados.
A pesar de confirmar la importancia sobre los temas anteriormente mencionados, Zambrana Rosario destacó que no abarcan todo lo necesario para educar a una persona plenamente y ampliamente sobre la educación sexual. Recordaron que la educación sexual es un derecho y, aunque se ofrece en Puerto Rico, se debe de reformular para poder proveer una anticapitalista, antiracista, feminista y con perspectiva de género.
Las estudiantes realizaron una presentación durante un foro llamado Educación Sexual Integral y como parte del curso Fundamentos de Promoción de la Salud. Allí ambas estudiantes graduadas en psicología hicieron una declaración política de abogacía en promoción de la salud sexual.
El documento incluye doce artículos que abarcan cómo la educación sexual integral se puede usar para promover una mejor salud sexual y ejercer mejor práctica de sus derechos sexuales.
Zambrana Rosario puntualizó que, a pesar de que existen declaraciones a nivel internacionales y derechos sexuales universales, por el estado colonial de Puerto Rico, estas no necesariamente se adecúan a las exigencias o particularidades de la Isla.
Asimismo, destacó que existe mucha tergiversación sobre lo que es una educación sexual integral y el trabajo de los enseñantes que educan sobre el tema. Destacó que esta equivocación está, igualmente, atada a la misma falta de educación sexual integral.
Por su parte, Gorrín Parrilla advirtió que la falta de la educación sexual integral tiene consecuencias en distintos sectores. Por esto, opinó que se debe incluir en ámbitos laborales, escolares, en el hogar, entre otros.
“Todos deben de entender lo que es el consentimiento y practicarlo de manera consistente para respetar la dignidad de todo individuo en todos los ámbitos”, argumentó.
Además, explicó que la carencia de una educación sexual integral también impacta a la salud mental de una persona, lo que pudiese llevar a otras consecuencias mayores tanto a nivel individual como poblacional.
Mientras, Zambrana Rosario presentó la educación sexual integral como una alternativa para manejar no solo problemas de salud pública y sexual, como lo es el caso de la violencia de género, sino que también para trabajar en los derechos sexuales de todas las personas.
Expuso que, mediante una educación sexual integral, se puede estudiar mejor cómo los seres humanos se perciben como individuos, al igual que sociedad, y cómo practican los derechos.
¿Qué es el consentimiento?
Durante el foro también se abordó el tema del consentimiento.
“Consentir es una acción que deberíamos de tener presente en cada una de las decisiones que tomamos en la cotidianidad, pues nos involucra activa y conscientemente en nuestras actitudes y acciones. Implica responsabilidad compartida entre las personas involucradas”, estableció durante el foro la sexóloga Karla Ferré Arévalo, experta en educación sexual integral.
Por su parte, las estudiantes también citaron a la sexóloga argentina Agustina Berberián que define al consentimiento como una práctica que debe de ser mútua, específica, entusiasta, clara, viable y contínua.
Según tanto Zambrana Rosario como Gorrín Parrilla, las principales fallas al poner esta definición en práctica son entender que debe de haber consentimiento contínuo y que el mismo aplica fuera de los ámbitos de relaciones sexuales.
Aunque destacaron que en Puerto Rico no se suele hablar del consentimiento con libertad ni frecuencia, admitieron que es un aspecto con el que se juega desde temprana edad.
“Tu mamá de chiquita te dice que saludes a todas las personas en una actividad, pues se piensa automáticamente en ser cordial y simpático, sin preguntar ni tomar en consideración el consentimiento”, ejemplificó Zambrana Rosario.
Sin embargo, también estableció que a través del surgimiento de la pandemia, que trajo consigo una mayor preocupación por la salud pública, se ha practicado con mayor frecuencia el consentimiento en interacciones no sexuales.
Mientras, de acuerdo a un informe realizado por la doctora en filosofía y experta en perspectiva de género, Amalia González Suárez, el primer derecho de adulto que se le concede a un niño es el derecho de consentir.
Explicó que, a pesar de que este derecho varía según país, internacionalmente se falla de la misma manera, hay una falta de entendimiento sobre su aplicabilidad, por ende un error en la enseñanza.
“La verdadera transversalidad exige una revisión a fondo de los currículos, tanto en la selección de contenidos como en la manera de abordarlos”, concluyó al explicar que si se enseña y practica el consentimiento a través todas las materias académicas de un menor, la llamada “formación en valores” no pasa de ser “letra muerta” en documentos oficiales, sino que parte activa de la vida de todo ser humano.