Recibir una educación sexual avanzada y basada en datos científicos debe formar parte de la educación integral del ser humano, estableció la experta en educación sexual Zuleyka Yari Valentín Arroyo.
Por su parte, la sexóloga Aisha Molina Calderón estableció que la falta de educación sexual propicia la existencia de sobrevivientes de violencia sexual.
Agregó que privar a adolescentes de una educación sexual completa fomenta el acoso, los piropos inapropiados y que los primeros acercamientos sexuales de una persona sean misóginos.
De manera similar, subrayó que tener una educación sexual evita que el primer encuentro sexual de un adolescente sea por presión de grupo y pudiese inhibir que las mujeres conozcan su cuerpo, descubran su placer y reconozcan sus orgasmos.
Destacó que, como la adolescencia implica ser grandes para algunas cosas y pequeños para otras, lo que provoca un juego entre ellos o ellas y las autoridades en un intento por conocer sus límites, es importante informarles con base científica y los valores adecuados antes de que busquen a través de otros métodos la información.
Resaltó que no instruir a un adolescente sobre estos temas los hace más susceptibles a buscar la información mediante las plataformas equivocadas, como la pornografía. Señaló que la manera en la que espacios cibernéticos como este presentan a las interacciones sexuales pudiese tener repercusiones en las relaciones interpersonales.
Más aún, resaltó que en este tipo de plataformas la mujer se exhibe como una persona que siempre está accesible y disponible para tener relaciones sexuales, el placer femenino se describe como un acto que culmina con la eyaculación del hombre y el hombre se caracteriza por estar siempre con un deseo sexual desproporcionado, datos que no representan la realidad.
Por esto, alertó sobre la importancia de que los padres, madres o cuidadores principales tengan la iniciativa de crear el espacio para dialogar con sus hijos e hijas sobre estos temas, pues de esta manera la educación va a la par con los valores enseñados en la casa.
Según una publicación de la directora del Instituto Clínico Extremeño de Sexología en Mérida, la sexóloga y psicóloga Ana Yáñez Otero, obtener una educación sexual completa retrasa el inicio de las relaciones sexuales, pues hace que los jóvenes sean más minuciosos al escoger sus parejas o a las personas con las que quieren compartir su cuerpo.
Más aún, combate la violencia de género, previene disfunciones sexuales no orgánicas y promueve la tolerancia.
¿Qué implica una educación sexual para un adolescente?
Según Valentín Arroyo, una educación sexual completa y apropiada para los adolescentes debe de abarcar todas las dimensiones de la vida sexual como la psicológica, ética, biológica y social.
Añadió que esta educación debe de proveer entendimiento al menor, no solo de cómo él o ella experimentan su sexualidad, sino que de todas las maneras en las que una persona pudiese vivirla.
Puntualizó que se debe de enfatizar en cómo los jóvenes la viven individualmente, cómo su cultura presenta a la sexualidad, cómo otras personas viven su sexualidad y la perspectiva de otras culturas ante el tema, pues esto les permite crear un respeto y una relación saludable con los demás y a tener más empatía con él o ella misma durante su etapa de descubrimiento.
A su vez, ambas expertas coincidieron en que la educación sexual basada en prevención y abstinencia priva a los menores de poder discutir la identidad sexual, entender cómo uno se desarrolla con otras personas, cómo se sienten ante el erotismo y los placeres, entre otros aspectos importantes para la salud integral del ser humano.
A su vez, Molina Calderón hizo hincapié en que el enfoque en la abstinencia y en las enfermedades de transmisión sexual presenta a la sexualidad desde la perspectiva del miedo. Como consecuencia de esto, explicó que hacen a las personas más vulnerables a no poder gozar plenamente su sexualidad o a limitar la manera en la que la viven.
Enfatizó en que la educación sexual para adolescentes debe priorizar la exploración sexual y la diversidad.
Explicó que la pubertad también debe de ser estudiada atentamente para que los jóvenes puedan entender cómo los efectos biológicos pudiesen afectar su salud mental y, por ende, sus relaciones interpersonales.
Por esto, Molina Calderón añadió que el enfoque principal debe de ser que puedan entender cuáles son los cambios por los cuales su cuerpo está pasando, pues los mismos también pueden despertar curiosidades sexuales de manera individual o con parejas.
Precisó que mediante el estudio de la sexualidad se le provee al adolescente las herramientas para descubrir su placer de manera responsable y segura, y saber cuáles son las opciones que tiene para poder compartir su cuerpo con una persona en el futuro.
Asimismo, ambas especialistas apuntaron a que la educación sexual no debe solo discutir el lado penetrativo como la única opción de intimidad.
Se le debe de dar la importancia y el espacio merecido a los abrazos y las caricias, exaltó Valentín Arroyo.
Mientras, recordó que una parte esencial de cualquier educación sexual también debería de abarcar la prostitución y cómo identificar una situación de peligro.
De manera similar, Molina Calderón coincidió con la experta y agregó que se le debe de enseñar a los menores sobre el consentimiento, informarles que se puede decir que no y detectar a dónde acudir si ocurre alguna situación.
El tener más información sobre ciertas temáticas evita tener conductas prematuramente, determinó Valentín Arroyo al establecer que la educación sexual tiene como objetivo preparar a los adolescentes para enfrentar todo tipo de situaciones que pudiesen surgir.
Afirmó que, al equipar a un menor con conocimiento sobre la educación sexual, se le proveen las herramientas psicológicas y físicas necesarias para tener relaciones sexuales, amorosas o íntimas de manera consentida, respetuosa y saludable para ambos lados en un futuro.