Si bien el sueño es importante en términos de descanso físico y diversas funciones fisiológicas, también es esencial para la salud emocional y la consolidación de la memoria, especialmente, su fase más profunda o mejor conocida como el sueño REM (por siglas en inglés); el sueño de movimientos oculares rápidos.

Según El Instituto Nacional de Salud, el sueño REM representa el 25 por ciento del ciclo del sueño y “se inicia en respuesta a las señales que se envían desde y hacia diferentes regiones del cerebro”, como lo es la corteza cerebral, pero también a la médula espinal. 

Antes de llegar a esta fase profunda existen tres etapas tempranas del sueño, la N1, N2 y N3, que se dan durante la primera hora del sueño, explicó a Es Mental el doctor Jesús Casal, neumólogo y director médico del Centro de Desórdenes de Sueño del Hospital Auxilio Mutuo. 

El sueño REM es el más profundo y el que te permite el descanso, pero no solamente físico, también descanso emocional y consolidación de memoria. Aproximadamente a la hora y media de sueño se entra al primer episodio de REM, y a medida que va pasando la noche va aumentando en duración”, señaló Casal en entrevista.

Muchas personas con condiciones que afectan la calidad del sueño, como el insomnio, la apnea del sueño y hasta problemas urinarios, tienden a restringir este episodio de sueño REM, por lo que, de acuerdo con el galeno, con ello vienen problemas de memoria, de estado de ánimo y concentración, especialmente en pacientes mujeres.

“Si tienen condiciones subyacentes, entiéndase depresión, situaciones de memoria, convulsiones o alzhéimer temprano, se puede volver peor. Interesantemente, muchos pacientes son referidos desde los neurólogos porque tienen problemas de memoria y cuando se evalúan no necesariamente es alzhéimer u otra enfermedad, es que no están llegando al sueño REM y, por ende, no están consolidando memoria”, aseguró. 

En el 2017, el estudio Sleep architecture and the risk of incident dementia in the community, publicado en la revista médica Neurology de la Academia Estadounidense de Neurología, sugirió que aquellos individuos que no llegan el sueño REM podrían tener un mayor riesgo de desarrollar demencia. 

Y es que ciertamente una pobre calidad de sueño se vincula a otras consecuencias, como accidentes cerebrovasculares y alteraciones en la diabetes e hipertensión, mencionó el neumólogo. 

“Por ejemplo, las personas que no duermen bien y están teniendo episodios de apnea pueden tener strokes”, dijo. 

Mientras que la repercusión a la salud emocional puede incluir depresión y ansiedad, tanto en adultos como en menores.

En la población de niños, ya sea que cuentan con un diagnóstico de apnea del sueño o que experimentan deprivación del sueño, los efectos recaen en problemas de aprendizaje y concentración.

“No todo el mundo es igual y no todas las edades manifiestan los síntomas igual. Los niños, muchas veces, manifiestan los problemas de sueño y falta de REM con problemas de concentración y aprendizaje. Las mujeres con problemas de memoria, depresión y ansiedad. Mientras que algunos hombres también con esto últimos, pero también cansancio diurno”, recordó. 

El funcionamiento cognitivo y conductual también tiene su impacto y sobre esto la doctora Jessenia M. Fontánez, psicóloga clínica con especialidad en salud mental geriátrica y salud conductual, expuso que puede manifestarse en el estado de ánimo, en la regulación de emociones y dificultad de atención y concentración.

“Los estudios señalan que dificultades crónicas para descansar pueden llevar al desarrollo de condiciones de salud mental como la depresión. Es importante darle prioridad a la calidad del sueño, pues aumenta significativamente la percepción de calidad de vida, la energía y la motivación en las personas”, puntualizó. 

Al no lograr el sueño REM, cuyos episodios por noche pueden ir de 3 a 5, algunos individuos pueden llegar a sentirse más agotados de lo que acostumbrado.

Pero, ¿cómo puedo mejorar la calidad de mi sueño y llegar al sueño REM? El director médico del Centro de Desórdenes de Sueño del Hospital Auxilio Mutuo recomendó a las personas dormir en una habitación con temperaturas baja, no ejercitarse antes de la hora programada para dormir, dormir con ropa fresca; bañarse con agua tibia (al menos 2 horas antes) y tener un proceso cotidiano de preparación para ir a la cama.

Sobre esto último dijo, a modo de ejemplo, meditar, hacer yoga, leer un libro o incluso escuchar música.

Recordó, de igual modo, evitar actividades que fragmenten su sueño, como lo es la ingesta excesiva de líquidos antes de dormir.

Por otra parte, la psicóloga habló de modificar elementos en el entorno, como la luz del cuarto, los muebles de la habitación y su comodidad o si son aptos para condiciones, y también prestar atención a conductas como el consumo de cafeína o bebidas energizantes.

“Otra cosa importante que podemos modificar son los horarios, es importante adherirnos a unos específicos; misma hora para acostarnos y misma hora para levantarnos”, aconsejó. 

Aunque las siestas parecen una buena idea para algunos y/o ver televisión o usar el celular antes de irse a la cama, estos también pueden interferir en la higiene del sueño.