“La enfermedad de Alzheimer no es curable hoy ni va a ser curable mañana. La mejor medicina para tratar las demencias es la prevención”, aseguró el neurólogo Heriberto Acosta, quien apunta a que identificar a tiempo  los síntomas preclínicos y clínicos de las demencias podría hacer una diferencia en el manejo de la condición.

Durante una conferencia magistral en la Asociación de Alzheimer y Desórdenes Relacionados de Puerto Rico, Acosta señaló que no hay que experimentar problemas exclusivamente de pérdida de memoria para reconocer que algo está ocurriendo con el paciente, ya que existen otras señales que podrían poner en alerta, tanto al individuo como sus familiares. 

Por tratarse de una condición que daña progresivamente y de forma irreversible las neuronas, muchas personas pueden comenzar a vivir cambios motores, como dificultad en la coordinación, el balance a la hora de hacer actividades cotidianas y un cambio en la velocidad motora. 

“Las funciones de coordinación motoras se vuelven torpes y los movimientos alternos se vuelven torpes. El agarre se vuelve torpe. Y, entonces, dicen: ‘tiene un carpal tunnel syndrome (síndrome del túnel carpiano) o atrofia del músculo’, y lo escriben en el récord electrónico. No agarran bien, porque estamos comenzando un proceso demencial bien temprano», afirmó Acosta.

Mencionó, asimismo, que muchos experimentan disturbios gnósticos, que manifiestan una alteración en el conocimiento previamente aprendido por el cerebro, y puede afectar los diferentes sentidos; visual, auditivo, táctiles, olfativas y gustativas

“Por eso las personas mayores que comienzan a tener problemas de demencia temprana empiezan a decir: ‘Esa comida me sabe bien mala, no la quiero’, porque hay dificultad en poder encontrar el sabor que anteriormente disfrutaban”, dijo. 

Apostó también a las situaciones neuropsiquiátricas y que afectan directamente la salud emocional, como depresión, ansiedad, apatía, irritabilidad, desórdenes de sueño y hasta celos.

“Si usted tiene a una persona que toda la vida ha sido saludable emocionalmente y después de los 50 años empieza una depresión que no responde a nada, eso puede ser una demencia”, aseguró. 

Las personas que se vuelven apáticos y sin ganas de continuar con sus hábitos tradicionales, podrían estar viviendo las primeras señales de las demencias, sostuvo el doctor.

Pero, ¿en algún momento habrá una cura para la condición? Acosta opinó que no lo cree posible en este momento ni en 25 años y, por tal razón, recae la responsabilidad en la prevención y detectar los síntomas para mejorar la salud del paciente.

“En la medicina hoy día lo único que se hace es disminuir el daño que las enfermedades causan al ser humano y aumentar la calidad de vida mientras tanto, pero son muy pocas las ocasiones en las que se cura la gente”, expresó. 

“A pesar de todas las investigaciones y desarrollos científicos, al momento solamente podemos visualizar una disminución en el progreso de la enfermedad. Todavía no existe una manera de curar la enfermedad”, agregó.

Expuso que la clave para el manejo de las demencias “ahora y en el futuro” es la identificación de la situación, sobre todo antes de que comience la sintomatología clínica.

“Las alteraciones cognitivas leves, cambios de personalidad, cambios afectivos nuevos y deterioro de funciones motoras pueden ser manifestaciones del comienzo de un síndrome demencial”, finalizó.