La menopausia no debería ser un impedimento para el disfrute de un aspecto importante del ser humano: la sexualidad.  No es una enfermedad, es una etapa de desarrollo en la vida de la mujer. Es el ciclo que acontece de la función reproductiva a la no reproductiva. Se producen una serie de cambios fisiológicos influenciados por contextos socioculturales repercuten en la sexualidad de la mujer. 

 El descenso de la producción de las hormonas en este ciclo genera en el organismo de la mujer una serie de cambios que pueden provocar atrofia genital y del clítoris, dispaurenia o dolor coital provocado por la sequedad vaginal. Además, pérdida del tono muscular del suelo pélvico causando que las contracciones que se producen durante el orgasmo sean menos intensas y duraderas. 

Así pues, en muchas ocasiones la menopausia viene acompañada de condiciones médicas que junto a la farmacoterapia que suele indicarse para estas condiciones intervienen y afectan el disfrute y calidad de la actividad sexual.

  Estos cambios fisiológicos también vienen acompañados de factores socioculturales donde encapsulan la sexualidad en un rango de edad. Siempre y cuando haya un estímulo adecuado, la capacidad de desear y de tener orgasmos no se pierde, por lo que no hay razón para que culmine la sexualidad al llegar esta etapa de vida. 

Es importante que cada mujer pueda reconocer los cambios que experimenta su cuerpo e identificar sus necesidades, ya que existen alternativas para el manejo de los síntomas de manera que disfrute placenteramente de su sexualidad. Al igual, la comunicación con la pareja es indispensable para manejar adecuadamente los cambios y disfrutar ambos de la actividad sexual.

Para el manejo adecuado de la intimidad sexual durante este periodo se recomienda prolongar la estimulación erótica y genital, con el fin de lograr mayor lubricación vaginal para un coito más cómodo. A su vez, se pueden utilizar lubricantes vaginales y cremas estimulantes para el clítoris; incluso usar juguetes sexuales para estimular la vagina.

De igual manera, ejercitar el suelo pélvico puede aumentar el flujo sanguíneo hacia la vagina y fortalecer los músculos de esa área de modo que se aumente la intensidad de los orgasmos. La actividad sexual frecuente puede incrementar el flujo sanguíneo hacia la vagina y ayudar a mantener los tejidos saludables. 

También existen diversas terapias con estrógeno. No obstante, debido a que cada tratamiento es individual, se debe visitar a un médico ginecólogo para los análisis correspondientes. Igual, acudir a un sexólogo (a), ya que disfrutar de la sexualidad es un derecho, ya sea en pareja o individual, independientemente de los cambios de vida o la edad.  

En definitiva, no se debe perder de perspectiva que la educación es primordial para el manejo de cualquier etapa e imprescindible para lograr eliminar la connotación negativa del término menopausia.

*La autora es sexóloga y profesora del Instituto Sexológico Educativo y Psicológico de Puerto Rico.