La presión social y cultural sobre los estándares de belleza y el temor infundido sobre el envejecimiento en la mujer, una etapa natural de cada ser humano, han creado un tabú sobre la menopausia, desvirtuando así las consecuencias físicas y emocionales a la vida de aquellas que lo experimentan.
Según la ginecóloga-obstetra, Zaskia Rodríguez González, muchas mujeres pueden llegar a vivir los síntomas de la menopausia en silencio (una etapa en la que se culmina la menstruación y comienza una serie de cambios hormonales en las mujeres) y sin poder tener acceso al tratamiento adecuado para manejarla.
“A diario me encuentro con mujeres que temen llegar a la menopausia por el estigma que presenta en la sociedad. Existe una fuerte presión social a no envejecer y a evitar atravesar este proceso, que es totalmente natural en toda mujer. Aquellas que se encuentran en este proceso, experimentan síntomas que no saben cómo manejar y que las incapacitan en sus actividades diarias”, expuso Rodríguez Gonzáles en entrevista con Es Mental.
Y es que tras la menopausia el cuerpo produce menos estrógeno y progesterona de lo habitual, por lo que muchas experimentan calores súbitos o sofocones, alteraciones en el estado de ánimo, dolores físicos, aislamiento, problemas con los periodos de sueño y disminución del apetito sexual, un tema poco entendido por muchas personas y a que a su vez se ha convertido en un mito sobre esta etapa de vida.
“En la mayoría de los casos estas pacientes sufren disfunción sexual, lo cual afecta su estado anímico y la relación de pareja. También los calentones que interrumpen su periodo de sueño y relaciones interpersonales. Por temor a dialogar estos síntomas con su médico, no buscan ayuda y como resultado pueden debutar con depresión y ansiedad”, dijo.
Si de situaciones de salud mental se trata, la psicóloga clínica, Yanellys Román Díaz, agregó que el tratar a la menopausia como una enfermedad y no como una etapa más de la vida, provoca incertidumbre y miedo en muchas cabezas, pues el “temor se alimenta del desconocimiento”, indicó.
A esto se le suma que la menopausia muchas veces coincide con unas etapas puntuales en la vida de la mujer, como lo es, experimentar el síndrome del nido vacío, en el cual aparecen emociones de tristeza y soledad a raíz de que los hijos comienzan sus vidas independientes.
Coincidió, asimismo, con lo señalado por la ginecóloga obstetra sobre la ansiedad y explicó que los cambios hormonales pueden exacerbar los síntomas de la menopausia.
“A veces pasa que la menopausia saca a flote algunas situaciones preexistentes, porque sí es un cambio en el cuerpo que podría provocar depresión, ansiedad, alteración al sueño y apetito, pero esto también podría confirmar lo que ya estaba pasado. Por ejemplo, problemas en las relaciones de pareja, mucha desconexión emocional, problemas de comunicación y otras creencias irracionales sobre sí mismas y demás”, manifestó Román Díaz.
Incluso, durante este momento algunas podrían desarrollar trastornos de la conducta alimentaria ante la presión de conquistar la “eterna juventud”.
“Hemos asociado la juventud con lo bello. Entonces, parte de experimentar la menopausia incluye cambios en el cuerpo y muchos trastornos alimentarios surgen por ese deseo de mejorar una apariencia. En el caso de trastornos de restricción, como sería la anorexia, también viene con el deseo de ejercer control sobre algo”, expuso.
Aseguró que socialmente existe un temor colectivo a envejecer y que esto suma cargas adicionales a la mujer.
“La idea de la vejez se vive con pesar y es parte de que como sociedad tenemos una visión idealizada de la juventud y la belleza”, puntualizó.
Ambas doctoras concurrieron en que se deben tratar los síntomas con ayuda profesional, tanto de un profesional de la ginecología como de salud mental.
“Mi recomendación a toda paciente que esté atravesando por esta etapa es que consulte con su ginecólogo sobre los síntomas. De esta manera podemos ayudarle e individualizar el tratamiento. Hay alternativas saludables y le podemos ayudar a tener una mejor calidad de vida y bienestar. La terapia es segura siempre que sea recomendada y monitoreada por su médico”, mencionó Rodríguez González.
Por su parte, Román Díaz dijo que es hora de derribar el tabú sobre la menopausia y que se hable como un proceso natural de la vida y no una enfermedad.
“Esto se logra con educación, porque hay tanto estigma que no se acepta como una etapa normal en la vida de la mujer. Pero, además, desarrollar programas de educación preventiva, que si bien nos dan tanta candela con el hecho del periodo menstrual, que haya otros espacios y campañas de salud pública en donde se hable con normalidad, respeto y dignidad sobre el proceso de la menopausia”, concluyó.