La crisis económica que vive Puerto Rico es unos de los estresores que afecta la salud emocional de los puertorriqueños, provocando la intolerancia durante situaciones cotidianas aseguró Suzanne Roig Fuertes, administradora de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA).
Cuando los países viven crisis económicas, ciertamente eso trae como consecuencia alteraciones en lo que es la salud emocional de la gente. Eso se ve afectado porque cambian las rutinas, surgen nuevas ansiedades. Hay muchos factores que influyen, desde la perspectiva económica, que van afectar al individuo y esto afecta a todos indistintamente su clase social, su preparación económica, sus fortalezas. Todos podemos estar impactados, aseguró Roig en entrevista con Es Mental.
Varios de los estresores de la salud emocional de los puertorriqueños se relacionan a sus finanzas. Según abordó la Administradora, acompañada por el psiquiatra en el área de tratamiento, Víctor Toraño, en la Línea PAS de ASSMCA reciben llamadas de personas que trabajan, pero que su sueldo no es suficiente para cumplir con sus compromisos económicos, mientras que el costo de vida continúa en incremento.
Otros llaman a discutir cómo se sienten ante la pérdida del empleo, un cambio de trabajo que les genera ansiedad, relaciones de pareja que enfrentan problemas, asuntos relacionados a la autoestima baja, así como personas que tienen condiciones físicas que inciden en la parte emocional, o aquellos que, en busca de aliviar lo que sienten, hacen uso desmedido de drogas ilegales, medicamentos o alcohol, entre otros.
“La realidad es que nosotros sí podemos afirmar que existe una situación de difícil manejo a nivel emocional entre los puertorriqueños y se ve reflejado de distintas maneras, en los niveles de violencia que se están viviendo, los niveles de intolerancia que podemos observar cuando vamos a un supermercado o cuando estamos haciendo una fila en el banco”, señaló Roig.
De salud emocional a trastornos mentales
Aunque la administradora sí admitió la relación que existe entre la crisis económica y la salud emocional de los boricuas, dejó claro que hay una marcada diferencia entre sentirse triste en alguna ocasión a sufrir un trastorno mental diagnosticado, que no necesariamente se asocia a emociones colectivas que se viven en el país.
Es decir, hablar de personas emocionalmente afectadas por su entorno no es lo mismo que abordar el tema de pacientes diagnosticados con enfermedades mentales graves (SMI, por sus siglas en inglés).
Estos últimos, que también sufren alteraciones emocionales, son personas a los que un experto les ha identificado, luego de una evaluación, un trastorno grave relacionado a su salud mental. En Puerto Rico hay 165,497 adultos diagnosticados con SMI, según el último estudio en manos de la agencia que abordó información previa al 2016.
Esta cifra representa el 7.3% de la población de adultos entre las edades de 18 a 64 años, quienes sufren una SMI como depresión mayor, bipolaridad, distimia, ansiedad generalizada, fobia social, pánico, entre otros.
Del total destaca, además, que las mujeres tienen porcentajes más altos que los hombres en SMI. Cuando la prevalencia de estas enfermedades mentales fue segmentada por sexo, las féminas alcanzaron el 4.2% ante el 3.1% relacionado al sexo opuesto. Por otro lado, las personas entre las edades de 46 a 64 años, también presentaron los porcentajes más elevados en cuanto a grupo de edad afectado por SMI, alcanzado un 4.3% del total de adultos entre esas edades en Puerto Rico. Es decir que 4 de cada 100 presentaban criteria para ser diagnosticados con una SMI.
Por otra parte, respecto a la ubicación y prevalencia de estos diagnósticos, la región norte presentó el mayor porcentaje con un 10.5%, lo que no incluyó a San Juan, que cuenta por sí solo con un 8.4% del total de casos.
¿A qué se debe que estos grupos sean lo más afectados? A pesar de tratarse de un fenómeno multifactorial, el psiquiatra Víctor Toraño pudo identificar algunos factores de importancia.
Por ejemplo, el que las mujeres tengan porcientos de SMI más elevados que los hombres se puede deber a que, según el experto, tienen más demandas por parte de la sociedad respecto al sexo opuesto.
“Creemos que un posible factor tiene que ver con los múltiples roles que tiene la mujer en la sociedad. Mientras un hombre más bien está enfocado en el trabajo y tal vez ser el proveedor, la mujer está corriendo tres o cuatro cosas a la vez”, aseguró el doctor.
En el caso de las personas entre las edades de 46 a 64 años, Toraño destacó que en ese grupo influyen las enfermedades físicas que, a su vez, deterioran la salud emocional. La administradora, por su parte, añadió que este grupo tiene más factores de riesgo porque han tenido pérdidas en sus vidas como amistades, familia y hasta destrezas físicas que se pierden con el incremento de la edad.
Roig destacó que otro factor que influye en que estos grupos tengan porcentajes mayores se relaciona al acceso que tienen al tratamiento, así como a la voluntad de buscar los mismos.
“Las mujeres tendemos a ir a buscar más ayuda que los hombres… Esos números yo creo que también tienen que ver con la cuestión de quiénes hablan más y quienes visitan más los médicos”, puntualizó.
Respecto a los porcentajes en la región norte, la administradora entiende que se relacionan a que hay más población y más acceso, pero aún sí recordó que existe una marcada diferencia de estresores entre vivir en la ciudad y residir en zonas rurales.
“La realidad es que la vida en la ciudad, y esto pasa en Puerto Rico como en otras partes del mundo, es mucho más ajetreada, exige mucho más que la vida fuera de las metrópolis… Los otros pueblos que no son considerados del área norte, la realidad es que la vida es mucho más sedentaria, más pausada. La gente no tiene tanta prisa, la gente no es tan pretenciosa del que dirán, el que piensan o cómo me tengo que vestir o dejar de vestir, que en las áreas urbanas hay unas imágenes que se cuidan más, la vida es mucho ajetreada, hay mucho más tapón y mucho más estresores en el ambiente”, aseguró.
Con respecto a estos casos ya diagnosticados, la administradora destacó la importancia de que, más allá de ampararse en un medicamento recetado, continúen con su terapia ya que muchos dejan de lado su tratamiento. Esto se refleja en el estudio del 2016 en el que se descubrió que 4 de cada 10 adultos entre las edades de 18 a 64 años, que cumplían con los criterios para ser diagnosticados con un SMI, no recibieron servicios mentales especializados en los últimos 12 meses de la entrevista.
Salud mental y emocional después del huracán
Aunque se pudiera pensar de entrada que el paso del huracán María llegó para complicar el escenario ya afectado por la crisis económica, la realidad es que, cuando la administradora abordó el tema, destacó que a raíz de la emergencia surgieron muchos aspectos positivos.
“Yo creo que todos los que experimentamos el huracán María, independientemente nos hayamos recuperado o no, somos personas diferentes porque realmente vivimos la realidad de lo que es un tragedia y, aunque no hayamos tenido perdidas, la realidad es que pudimos vivir la pérdida de los otros, y pudimos identificar las necesidades de otro, cuán frágiles somos y eso nos cambia como individuos, pero también nos fortalece”, afirmó al añadir que ahora los puertorriqueños, en general, son más fuertes emocionalmente que antes del desastre.
Ahora bien, más allá de ganar fortaleza, lo más que enfatizó Roig es que actualmente hay mayor conciencia de buscar ayudar, aunque “no tengo un estudio que lo pueda validar”. Debido a la emergencia que se vivió con el huracán María, Assmca recibió más llamadas de lo común a la Línea PAS, referidos que demostraron que la gente estaba generando enlaces a su tratamiento para la salud mental.
Línea PAS… Tu ayuda en momentos de crisis emocionales. Llámanos al 1-800-981-0023.
Posted by Assmca Online on Tuesday, February 5, 2019
“No es tener más llamadas, es lo que implican las mismas. Esas llamadas salvan vidas. El 20 por ciento de esas llamadas son de personas con pensamientos suicidas… Ahora mismo, en día de alta incidencia, que son de lunes a viernes hasta cerca de las nueve de la noche, nosotros podemos recibir hasta 500 llamadas en un día cuando (antes del ciclón) no llegaban a 200”, detalló.
Para la administradora, más que ser alarmante que hayan aumentado los referidos, es positivo que las personas estén buscando la ayuda que necesitan para superar sus crisis emocionales.
Efectivamente para eso existe la Línea PAS. En la misma, manejadores de crisis evalúan el caso al momento, ofrecen ayuda para manejar la crisis y, de considerarlo necesario, enlazan a las personas con información sobre dónde buscar el tratamiento adecuado, crea enlaces con profesionales de la salud mental, agencias municipales, entre otros. En ocasiones, los consejeros, a su vez, hablan directamente con la familia de la persona afectada, en caso de que los mismos no estén al tanto de la situación y cuando la persona accede a recibir la ayuda.