A menudo, se considera que las personas con el trastorno del espectro autista no experimentan la sexualidad o no tienen los mismos deseos.
Las cualidades que caracterizan al déficit de desarrollo complican el poder visualizar a esta comunidad como seres sexuales. Sin embargo, la sexualidad es parte de todo humano desde que nace hasta que muere y las personas con autismo también son seres sexuales.
Así lo afirmó la estudiante de maestría del Instituto Sexológico Psicológico y Educativo de Puerto Rico, Zuleyka Yaris Valentín Arroyo, al explicar que la manifestación de la sexualidad de una persona con autismo depende de su nivel de desarrollo, grado de funcionamiento cognitivo y edad cronológica.
La alumna especializada en sexualidad humana con un enfoque en sexopedagogía aseguró que las personas con el síndrome Asperger viven su sexualidad de la misma manera que una persona sin el trastorno.
No obstante, dado a que su desarrollo cognitivo es diferente, van a interpretar ciertas conductas o interacciones de manera distinta. Por esto, añadió que las personas con autismo van a evidenciar su sexualidad de manera distinta.
Manifestaciones según etapas de desarrollo y niveles de funcionalidad
Según Valentín Arroyo, los infantes entre las edades de cero a dos años inician la socialización de género y aprecian y ejercen caricias, contacto visual y voces.
Sin embargo, no es hasta la etapa en la que tienen entre 3 a 6 años que comienza la exploración de su cuerpo y el de otros, que habitualmente son los de sus cuidadores principales. Entonces, en esta etapa afirman su identidad sexual.
Resaltó que a raíz de la carencia de sus habilidades sociales se les dificulta la regulación de sentimientos de forma socialmente aceptable. Es decir, sus emociones suelen ser fuertes manifestaciones de alegría, infelicidad o rabia.
Por otro lado, mediante la pubertad las personas neuro diversas experimentan los mismos cambios físicos que personas sin la condición, pero no pasan por la maduración sexual.
Valentín Arroyo confirmó que su conducta sexual es diferente y que se le puede complicar el hacerle un acercamiento de interés romántico a las personas.
Determinó que las personas de funcionamiento moderado, con un nivel verbal aceptable y edad evolutiva entre los 4 y 5 años, expresan su sexualidad de una manera distinta a la de aquellos con un nivel alto, con lenguaje oral y de un desarrollo de 5 años y 4 meses en adelante.
Las personas con un grado moderado se masturban con menor frecuencia. Según la especialista en sexopedagodía, algunos ejercen el acto en público y otros no. Mientras, los de un nivel alto de funcionalidad se masturban en privado y practican conducta sexual hacia otros, limitándose usualmente a una persona específica.
Aunque los de nivel alto expresan deseo por buscar pareja, los de moderado son más selectivos a la hora de dirigir su conducta sexual hacia una persona y son pocos los que buscan un objeto específico para masturbarse.
Explicó que las personas con la distorsión usan objetos particulares o estímulos visuales para excitarse sexualmente por su carencia de habilidad para imaginar situaciones sexualmente emocionantes.
Mencionó que los de alto nivel funcional, a pesar de masturbarse con mayor frecuencia, al avanzar en edad, gradualmente pierden interés en el acto.
Advirtió que la mayoría de las personas con el síndrome Asperger no saben manejar un intercambio. Por esto, estableció que, a menudo, establecen atracciones a personas incorrectas o no interesadas.
Añadió que algunos hacen uso de partes del cuerpo de otras personas como el pelo y los pies sin distinguir entre sexos o la relación que tenga con la persona.
Advirtió que pueden ejercer actos sexuales en momentos inapropiados. No obstante, resaltó que mientras más estén expuestos a interacciones saludables y a relaciones personales, más capacidad tendrán para manejarlas.
Por otro lado, según un estudio realizado por las expertas en neurociencias Susanne Bejerot y Jonna M. Eriksson titulado Sexualidad y rol de género en el trastorno del espectro autista, la identidad de género de las personas con autismo fue destacada como atípica y abstracta en comparación a la de aquellas personas sin la distorsión.
Mediante sus hallazgos expresaron que las personas con neurodiversidad no expresan su sexualidad de la misma manera ni siguen los roles y comportamientos tipificados como pertinentes a cada sexo y, por lo general, tienen menos deseo sexual que las personas sin el trastorno.
Recomendaciones para cuidadores de personas con autismo
Valentín Arroyo subrayó que el primer paso a seguir para atender el tema de la sexualidad de su hijo o hija sería conceptualizar la sexualidad fuera del coito y los órganos reproductivos.
A partir de ello identificó que se debe conocer a profundidad el nivel de funcionamiento y desarrollo cognitivo de la persona.
Asimismo, a través de un estudio denominado Conocimiento sexual y victimización en adultos con trastornos del espectro autista el periódico de Autismo y Desórdenes de Desarrollo identificó que las personas con autismo son tres veces más propensas que las personas sin la distorsión a sufrir abusos o agresiones sexuales.
Por esto, organizaciones mundiales como Spark for Autism señalan la importancia de enseñarle a las personas con autismo sobre la sexualidad, pues les garantiza un mejor estilo de vida y disminuye la sensación de vergüenza al abarcar los temas.
La organización además apunta a que el dialogar sobre las interacciones sexuales saludables con una persona con autismo facilita que los niños hablen si se sienten incómodos con una persona o si los tocan inapropiadamente.
¿Qué es el trastorno del espectro autista?
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM5, por sus siglas en inglés), el trastorno del espectro autista, antes llamado síndrome de Asperger es una condición neurológica que afecta la comunicación, la interacción social y los patrones repetitivos y restringidos de comportamiento, intereses y actividades.
Los síntomas se presentan en las etapas iniciales del desarrollo del menor, pues se comienzan a presentar rastros del déficit de desarrollo que impacta su vida personal, social, académica y más adelante ocupacional.
Enfatizó como esencial diagnosticar a las personas que tengan el espectro autista, pues a partir de ello se pueden atender sus necesidades.
Por su parte, la estudiante de maestría Valentín Arroyo matizó que las personas con el síndrome Asperger tienen una persistente dificultad para entender ciertos patrones sociales en comunicación o conducta y suelen tener dificultades para interactuar.
Indicó que son amantes de las rutinas estrictas y apegados a ciertos objetos.