Sara había creído encontrar al amor de su vida en el 2019. Pero aquella relación que parecía haber salido de una película de romance, poco a poco fue convirtiéndose en una pesadilla, que arruinó su sanidad mental y casi la lleva a quitarse la vida.
Con 27 años Sara Muñoz, nombre ficticio para proteger su identidad, experimentó lo que considera uno de los peores momentos de su vida: ser víctima de abuso narcisista por su expareja. Una relación que incluyó abuso psicológico, manipulación, gaslighting y cuya abrupta ruptura la llevó a un consumo excesivo de fármacos para suicidarse.
“Me manipuló tanto psicológicamente que llegué a pensar que yo no podía vivir sin él. Tenía mucha dependencia emocional, mi autoestima era baja y necesitaba su validación. Cuando me dejó, fue un momento horrible para mí, yo no quería vivir”, relató la mujer a Es Mental.
Y es que el abuso narcisista, en el cual una persona con trastorno de la personalidad narcisista ejerce maltrato psicológico (y en ocasiones físico, sexual y económico) sobre su víctima, tiene diferentes implicaciones emocionales, incluso cambios en la estructura cerebral.
A nivel neurobiológico, el cerebro de una víctima de maltrato y/o experiencias traumáticas sufre alteraciones en la materia blanca del cerebro, destaca un estudio publicado a finales de octubre de este año.
“Lo que hace el cerebro es que se adapta a su ambiente y normaliza para poder sobrevivir a eso que está sucediendo”, explicó el psicólogo Ángel De la Torre González.
Por ejemplo, en víctimas de abuso narcisista que vivieron gaslighting, se cuestionan si de verdad lo que está ocurriendo es real o producto de la imaginación.
Con esto, en algunos casos, el desarrollo de ansiedad y depresión. Pero, además, sentimientos de culpa y vergüenza, enfatizó el licenciado.
“Algunas expresiones son: ‘¿Será que me lo busqué?’ ‘¿Quizá fue que dije algo?’ ‘Si yo no fuera así…’, describió De la Torre González sobre los cuestionamientos que tienen las víctimas tras experimentar esta manipulación.
De acuerdo con la doctora Irmarys Rosado Frau, psicóloga clínica, el trastorno de la personalidad narcisista se encuentra dentro del grupo b de los trastornos de personalidad del Manual Diagnóstico o DSM 5 TR, y se describe como un patrón dominante de grandeza (en la fantasía o en el comportamiento), la necesidad de admiración y la falta de empatía.
El mismo puede comenzar en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en diversos contextos.
El trastorno se manifiesta a través de sentimientos de grandeza y prepotencia, fantasías de éxito, poder, belleza o amor ideal ilimitado, cree que es “especial” y/o único; tiene una necesidad excesiva de admiración, muestra un sentimiento de privilegio, se aprovecha de los demás para sus propios fines, carece de empatía, muestra comportamientos o actitudes arrogantes y de superioridad.
La adherencia al tratamiento en quien atraviesa el trastorno narcisista de personalidad suele ser un reto. De igual manera, los procesos de introspección no se dan con facilidad en los espacios terapéuticos, dijo la doctora Rosado Frau.
“El egoísmo, la insensibilidad y la superioridad son rasgos característicos de las personas que sufren el trastorno, aunque suele ser de difícil manejo para quien lo atraviesa, implica también daños a nivel emocional con quienes establecen relaciones afectivas”, resaltó la psicóloga clínica.
Según la psicóloga clínica, la doctora Alerys De Jesús, las víctimas de abuso narcisista quedan bien marcadas emocionalmente, con síntomas de estrés postraumático, problemas de confianza y pensamientos de que no tienen valía.
Sobre este último, explicó que los victimarios básicamente utilizan tácticas como el bombardeo de amor o love bombing para chantajear emocionalmente y posteriormente anular y someter a su víctima.
“Ellos son expertos utilizando la manipulación emocional. Casi siempre están en la búsqueda de personas con baja autoestima y entran a las relaciones endulzando el oído”, sostuvo.
Aseguró, de igual forma, que las estadísticas señalan que son los hombres quienes más tienen el trastorno de personalidad narcisista.
Por su parte, Rosado Frau reiteró que las parejas de personas con este trastorno suelen atravesar episodios de depresión y ansiedad por el desgaste emocional que experimentan ante la necesidad de admiración, de atención, celos y el control que ejercen estos individuos.
El abuso narcisista podría traer consigo, asimismo, ataques de pánico y conductas que pueden considerarse como maltrato infantil en casos en los que una madre, padre o cuidador tenga el trastorno.
Tratándose de un rol parental o familiar, existen obstáculos significativos a la hora de escapar de las dinámicas de abuso emocional. La crianza puede verse como una llena de críticas, manipulación, falta de empatía y hasta competencia con sus propios hijos, explicó De la Torre González.
“Cuando se trata de una madre o un padre quien atraviesa el trastorno de personalidad narcisista, sus necesidades y deseos son prioridad ante las necesidades de sus hijos, lo que repercute en unas carencias emocionales y estilos de apegos no saludables en hijos. Estas carencias emocionales durante la infancia tienen repercusiones durante la vida adulta debido a que los padres con el trastorno ven a sus hijos como algo secundario, colocando en primer plano las necesidades propias”, destacó, por su parte, Rosado Frau.
Los profesionales coincidieron en la importancia de la terapia en el proceso de recuperación de este abuso.
“La terapia es lo más importante, porque una vez que la persona logre salir de este tipo de relación, están heridos, no confían, tienen baja autoestima y criterios de estrés postraumático. Ir a terapia es clave para poder entonces comprender la situación, quitarse el sentimiento de culpa y perdonarse a ellos mismos”, puntualizó la doctora De Jesús.
De la Torre González agregó que, para recuperar la confianza y quizá poder establecer una nueva relación, el proceso terapéutico es esencial. Para aprender, también, a establecer límites.
“En terapia podemos trabajar con lo que es el apoyo social y entender lo que nos sucedió, establecer límites, la autoaceptación y el autocuidado, reconstruir la autoestima; elementos que van ayudar mucho a la víctima en este proceso”, concluyó el licenciado.