Al escuchar el término introversión, muchas personas visualizan a individuos que, por timidez, no desarrollan su parte social u optan por no participar de escenarios de interacción con otros. Sin embargo, la introversión no es sinónimo de timidez y puede tratarse de una característica de la personalidad.
La introversión es un rasgo de la personalidad que tiene por preferencia la vida interna, los pensamientos y actitudes propias de ese mundo íntimo y que suele ser confundido con la timidez, la cual -contrariamente -representa un temor a las interacciones sociales, según la psicóloga clínica Sheila Justiniano.
“Muchas personas introvertidas pueden llegar a ser tímidas, sin embargo, no todos los introvertidos son tímidos. La timidez puede estar relacionada con experiencias de la niñez, por ejemplo: experiencias de abuso, bullying, el tener una baja autoestima, inestabilidad en el hogar, entre otras (razones). Así que una persona introvertida puede ser segura de sí misma, pero tiende a realizar actividades en soledad o compartir con pocas personas, porque así lo disfruta más. Mientras que, una persona tímida puede querer tener más interacciones sociales, pero no atreverse por temor al rechazo”, explicó.
Por su parte, la psicóloga clínica Suilariam Cepeda señaló que las personas introvertidas evitan estar constantemente en entornos cambiantes y/o complejos, pues pueden llegar a sentir una carga emocional y psicológica significativa.
“Si ellos tienen que estar involucrándose en todo lo social, literalmente les causa incertidumbre y eso puede desencadenar en ansiedad”, ejemplificó.
“Ellos tienen que salir de lo que es el ámbito social para reponer fuerzas. Son personas que necesitan su espacio y estar a solas. Pero, desafortunadamente, son mal entendidos, ya que por cuestiones culturales cuando alguien te dice que necesita espacio, se suele tomar mal”, sostuvo.
Por tratarse de rasgos de una personalidad, una persona introvertida puede lucir como extrovertida de acuerdo con los escenarios y ambientes.
“Una persona introvertida, por ejemplo, puede no encantarle realizar conferencias, sin embargo, puede desarrollarlo si su trabajo lo requiere o si la persona lo desea. También puede suceder en la relación de pareja; una persona introvertida puede trabajar en desarrollar mayor actividad social si su pareja tiende a la extroversión. No obstante, nuevamente, la introversión tiende a ser estable. Una persona tímida por el contrario puede trabajar en su seguridad en sí misma, lo que puede llevar a atreverse a tener más interacciones sociales”, afirmó Justiniano.
“El introvertido es simplista y prefiere lo pragmático”, añadió Cepeda.
El poco entendimiento de la introversión por parte de algunos podría afectar las interacciones sociales o las relaciones de pareja, por lo que las doctoras coincidieron en que la terapia puede ser una herramienta para trabajar el tema.
“Yo trabajo la introversión mayormente si la persona no cuenta con redes de apoyo saludables, ya que es un pilar muy importante en la salud mental. También se pueden trabajar características de la introversión si la persona presenta conflictos en el trabajo, pareja, estudios, porque se limita a realizar actividades que son importantes en estos aspectos”, compartió Justiniano.
Mientras que Cepeda habló de que existen cuatro tipos de introversión, como lo es la introversión social, en la cual las personas se muestran como personas extrovertidas y en las multitudes se pasean entre los subgrupos.
Por otro lado, la introversión mental, en la que dan riendas sueltas a los pensamientos y al razonamiento. “Crean mucho con su mente. Son personas reservadas”, agregó.
También existe la introversión ansiosa, en la cual se tiende a pedir espacio en beneficio de la salud mental. “A menudo pueden tener sentimientos de incomodidad y tardan mucho en tomar decisiones y actuar”, sostuvo.
Finalmente, la introversión reservada, con características de razonamiento y análisis de las situaciones.